Recordando algunas escenas antológicas: Al Pacino en ‘Un domingo cualquiera’

Publicado el 11 junio 2011 por Cinefagos

Suele haber, en muchas películas, un momento en el que uno de los personajes se pone de pie, a cámara se centra sólo en él, y durante un par de minutos, o generalmente cinco, se pone a soltarnos un largo, estudiado y épico discurso. Las intenciones suelen ser variopintas, pero en general, se tiende a buscar una forma de comunicar las ideas del personaje o de las personas que hay tras el film, de transmitir una idea, infundir valor en las tropas que se amontonan frente a la puerta negra de Mordor, recordar que podrán quitarnos la vida, pero jamás la libertad, que tu nombre es ‘Gladiador‘,  que hoy es nuestro día de la independencia, que no quieres ser emperador, que sigues sin encontrar las piernas de un compañero, que todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia o que sencillamente estás hasta las narices de estas motherfucking snakes in this motherfucking plane. Esas son las escenas soñadas por los actores, incluso cuando a Samuel L. Jackson un tiburón le destrozase nada más acabar el suyo en Deep Blue Sea, o que lo que Forrest Gump dijese sobre la guerra de Vietnam quedase en el olvido. Hay que tener cuidado con cómo se hace un discurso, para que éste no resulte ridículo ni excesivamente pomposo. Además, en esas situaciones, un discurso suele ir dirigido hacia el público, por lo que importa mucho también que cale hondo en él.

‘Un domingo cualquiera’ de Oliver Stone, tiene como núcleo un equipo deportivo en horas bajas, y el su parte final, Al Pacino trata de convencerlos para que lo den todo en el campo. Este discurso ha sido utilizado por muchos entrenadores en la vida real, generalmente con resultados excepcionales. Y es que estoy plenamente convencido de que lo único que necesita una persona para conseguir algo, es la motivación. Lo difícil es encontrarla.

El discurso de ‘Un Domingo cualquiera’ Versión original subtitulada