Sin duda alguna hay muertes que se quedan en la retina del espectador, lo quiera él o no. Si alguien me preguntase por algunas de las que más me han impactado indudablemente la de Robert Shaw en la película Tiburón estaría entre las diez primeras sin dudarlo. Algo de lo que ya se hizo eco Harry Powell en un par de posts (1 y 2) que publicó hace tiempo y que merece la pena echarles un vistazo.
Pero hay otra que en su momento también me dejó estupefacto. Fué de esas que te deja la piel de gallina y con un mal cuerpo debido al buen hacer tanto del director como del actor. Porque no lo olvidemos, ambos son lo que diríamos elementos fundamentales para que una muerte puede ser antológica.
Si bien el personaje interpretado por Sean Bean pudiese parecer a priori antipático o alguien que pudiese ser negativo en la recién formada Comunidad del Anillo, tuvo que ser su muerte la que volviese tal pensamiento en contra. Si bien es cierto que ofreció algún momento distendido y divertido con algunos de los hoobits (véase Merry y Pippin) su obsesión por tener el anillo le llevó a un enfrentamiento con Frodo que fue de todo menos dulce.
Pero Boromir corrió -nunca mejor dicho- en ayuda de los mencionados más arriba, para sufrir una muerte agónica a manos de un Uruk-Hai optó por el ataque lejano antes que el cara a cara (algo que acaba sucediendo en su posterior enfrentamiento contra Aragorn). Flecha tras flecha, hasta un total de tres, van siendo insertadas en él. Todo ello aderezado con algunas cámaras lentas y una banda sonora que no hace si no dejar esta escena en el podio de las mejores en cuanto a muertes se refiere.
La muerte de Boromir en El Señor de los Anillos
Fdo: Snake