Es mi deseo degustarlo, como todo lo bueno, poquito a poco...
He visto dos partidas de la primera ronda que se disputó en Bled donde los jugadores se alojaron en el famoso Hotel Toplice, el mismo donde Alekhine había estado en 1931 y donde ganó fabulosamente aquel torneo de mismo nombre.(Para ampliar la imagen, haga "click" sobre ella)
Para esta ocasión y antes de revisarla con este nuevo libro, somero en la "recopilación" de análisis, decidí verla primero a través del curioso libro sobre Fischer escrito por Pablo Morán. Recuerdo al GM español, Francisco Vallejo, elogiando esta obra de Morán. Yo estoy también de acuerdo. Es muy conciso y no cansa y es de una amenidad muy grande para empezar a conocer la vida y obra de Bobby.
La partida fue una Defensa Siciliana, Variante Richter-Ráuzer, 6.Ag5 y Paul Keres, ansioso por desquitarse, entregó su dama tras peligroso estudio de laboratorio. Fischer, como muy bien nos indicó en sus "60 partidas memorables"
se la zampó y pese a las lógicas imprecisiones que se dieron por ambos bandos, este cotejo resultó ser "eléctrico" con instructiva victoria final del entonces ajedrecista estadounidense. No olvidemos, queridos amigos, que con el paso del tiempo, quedó claro que Fischer fue un auténtico "ciudadano del mundo".
La segunda partida que he visto de este magno certamen ha sido la Benko vs Gligoric. Fue una bonita Variante Averbaj la utilizada por Benko ante la Defensa India de Rey opuesta por el experto en la materia, Gligoric.El autor, Gimeno, nos deleitó mostrándonos un interesante "truco táctico" del módulo, que hubiera dado la victoria a Pal Benko, un ajedrecista nacido en Francia, que pasó su infancia y juventud en Hungría, de donde eran sus padres y que terminó emigrando (como tantos otros oprimidos por el Comunismo "mal entendido") a los Estados Unidos de América.
De haberse dado tal continuación que prácticamente finiquitaba la partida, ésta hubiera sido una de esas partidas inmortales, en este caso inmortalizando a Pal Benko.Al final hubieron imprecisiones y se llegó al temido "zeitnot" para las blancas, que ofrecieron el empate en el movimiento núm. 35, cuando sólo le quedaba "un segundo" en su reloj para realizar cinco movimientos más, hasta llegar al fatídico movimiento núm. 40 que señalaba el primer control de tiempo (en aquella época no existían los incrementos adicionales de tiempo por jugada realizada).
Svetozar Gligoric, tras veinte minutos meditando la posición, optó por aceptarlo, sin querer ganar por "caída de bandera" en el reloj de su contrariado oponente. Este ejemplo viene muy bien para mostrárselo a muchos jóvenes de hoy, recordándoles de paso, que en aquella época todavía existían caballeros. Este asunto educativo, no puede ser nunca ¡malo!. Al revés, es muy bueno...
La verdadera educación tiene que venir desde la propia familia.
A la mítica diosa Caissa, musa inspiradora de los ajedrecistas,
Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com