El pasado jueves presentaba la Junta de Andalucía el “Plan Andaluz de la Bicicleta”. Con este plan “se pretende propiciar un mayor uso de este medio de transporte y aportar el marco estratégico que contribuya a la obtención de los objetivos territoriales y ambientales que tiene planteados la Comunidad Autónoma Andaluza", según se indica en su presentación. Además añade, entre otras cosas, que "la bicicleta está llamada a desempeñar un papel importante en el nuevo modelo de movilidad, que se concreta en incrementar los viajes realizados a pie, en bicicleta y en transporte público, en detrimento del automóvil privado" (ojo que habla del automóvil privado, no del coche oficial).
Hasta ahí bien, parece una buena iniciativa; pes todo lo que sea fomentar el uso de la bicicleta es positivo tanto para el medio ambiente como para la salud de las personas. No obstante uno se mosquea cuando escucha a la Consejera de Fomento y Vivienda de la Junta, mi querida Elena Cortés, decir que “la bicicleta se convertirá en un símbolo de Andalucía”, ahí queda eso. Y uno se mosquea más todavía cuando se entera de que la inversión prevista para este “Plan Andaluz de la Bicicleta” es de 403,82 millones de euros entre los años 2014 a 2020. Sí, lo que estáis leyendo, Andalucía va a destinar aproximadamente 57,68 millones de euros al año, durante los próximos 7 años, para fomentar el uso de la bicicleta. Ya he dicho que el fomento de la bicicleta me parece muy positivo pero, ¿está Andalucía para gastar tanto dinero en este Plan?, ¿no se podría dedicar a otras necesidades?, porque a los rectores de la Junta de Andalucía se les llena la boca hablando de recortes, de falta de recursos y de carencias de los ciudadanos. ¿No podrían destinar ese dinero a suplir esas situaciones? Y ya que quieren hacer de la bicicleta el símbolo de Andalucía, espero que nos acabemos pareciendo a Holanda y no a cualquier dictadura.