No sé si debería hablar de Sánchez Gordillo en este artículo, creo que este tipo de personaje lo que menos necesita es publicidad, pero no me resisto, pienso que hemos de quitarle la máscara a este señor, que se dedica a vivir anclado en la demagogia y a criticar a un estado, a un sistema, que le da de comer y que le permite vivir a sus anchas, sin dar un palo al agua. Este señor lleva más de treinta años de alcalde de Marinaleda, más de tres décadas viviendo del erario público. El presupuesto del ayuntamiento que él preside en un 80 % proviene de subvenciones públicas. El sistema que tanto critican, que tan dañino es para la sociedad, es el que le financia, el que le da de comer y le permite vivir de un sueldo público. Además tenemos que aguantar que el señor Sánchez Gordillo se dedique a rozar la apología del terrorismo, apoyando a los presos etarras y reuniéndose con proetarras. Tenemos que aguantar que en su despacho de la alcaldía tenga la bandera inconstitucional de la república y la independentista andaluza, al estilo Bildu o ERC, y no pase nada. Tenemos que aguantar que este señor sea apoyado por los dirigentes de Izquierda Unida, imagino que en una calculada estrategia para mantener a su electorado más radical y para dar la sensación de que siguen preocupándose por los trabajadores andaluces. Esta no es la Andalucía que yo quiero, no quiero la Andalucía del subsidio, no quiero la Andalucía que vive de lo público. Qué pena que en Andalucía no haya muchas empresas como Mercadona, que dan trabajo a más de 60.000 personas, ¡eso sí que es crear riqueza!
Yo quiero una Andalucía de emprendedores, de personas que trabajen por crear empresa. Para mí la Andalucía que representa el Sr. Sánchez Gordillo es la Andalucía anclada en el pasado, en llorar por llorar, para conseguir vivir sin dar un palo al agua; la Andalucía del tengo derecho porque sí, porque yo lo valgo.