Llevo un tiempo soportando críticas por expresar mis ideas, por decir lo que pienso. La mayoría de estas críticas vienen de personas nacionalistas, que consideran que la crítica al nacionalismo es un ataque a su territorio. Entiendo que es algo normal, el nacionalismo para sobrevivir, para hacerse fuerte ha de engañar a la población, con el objetivo de que los ciudadanos solo vean por sus ojos. Las personas que viven en zonas con una fuerte presencia nacionalista sólo conocen del mundo a través de esas fuentes, pensando que todo lo que no sea nacionalista es malo y que les persigue, que les ataca. Además el nacionalismo se ha de montar su historia, han de desarrollar una historia que explique su creación, su evolución, que demuestre los ataques del enemigo y de la necesidad de sobrevivir apartados del monstruo que les hace la vida imposible. Y el nacionalismo catalán, el que más conozco, tiene todos esos ingredientes. Ha creado una historia que se asemeja poco con la realidad. El caso de la creación de la señera, por ejemplo, que fue consecuencia de la unión con Aragón, pues hasta entonces el emblema de los condes de Barcelona era la cruz de San Jorge y no creación de Wilfredo el Velloso, como te enseñan en el cole (te venden una leyenda como algo real). El caso de la sardana, creada por un tal José Ventura, originario de Jaén, en 1817. O la guerra de Sucesión española, de 1714, una lucha entre españoles por el reino de España, que la venden como una guerra de España contra Cataluña.
Y como esas, muchas más. Lo malo es que han creado una historia paralela, una historia que cuentan en los colegios, con las que educan a las nuevas generaciones de catalanes, que ven como en sus libros del cole pone que España quiso imponer un Rey a Cataluña, o escuchan en TV3 el tiempo sobre el País (referido a Cataluña). Ese es el matrix catalán, impuesto por el nacionalsocialismo, al que muchos creen a pies juntillas, sin preguntarse si será verdad, sin preocuparse por leer e informarse. El nacionalsocialismo catalán crea personas sin espíritu crítico, que no ven más allá de sus narices, para las que cualquier crítica es un ataque a su Cataluña, a su forma de vida, sin preguntarse, sin preocuparse de que el que critica pueda tener algo de razón. Y lo peor de todo es que el PSOE es partícipe de ese juego, pues ha renunciado a tener presencia en Cataluña, se la ha dejado a sus “hermanos” del PSC, cuando muchos de los miembros del PSC son tan nacionalistas e independentistas como los de ERC o CIU. Y lo peor es que el PP parece que no se da cuenta, parece que ha renunciado a plantar cara, a dar batalla en este tema, porque están con la calculadora de votos.
Y esa es una triste realidad de Cataluña, que muchos nacionalistas no permiten la crítica, que te retiran el saludo porque conoces otra realidad de esa tierra, porque opinas diferente a ellos. Como decía @ap1408 hace unos días en Twitter, “vecinos que llevan todo el año con la estelada colgada en su jardín me retiran el saludo porque pongo la española”. Porque no ven más allá de sus narices y tienen miedo a la verdad.