Recorrido por los lugares más importantes de Isabel la Católica

Por Descubriendonuevasciudades
La ruta que hoy propongo sigue el recorrido por los lugares que están íntimamente ligados a una gran mujer, y como no a una gran reina, me refiero a Isabel la Católica. A través de este recorrido conoceremos los monasterios, castillos y pueblos por donde se movió nuestra reina.

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Murallas en Madrigal de las Altas Torres

Cuando fallece María de Aragón, la primera esposa de Juan II, el rey decide casarse con Isabel de Portugal, necesita una nueva esposa y alguien que le ayude a criar a su primogénito, el futuro Enrique IV, y además le facilite nuevos herederos para continuar con su linaje.

Durante este segundo matrimonio, el rey tendrá dos hijos más, la Infanta Isabel, nacida el 22 de abril de 1451 en Madrigal de las Altas Torres y el Infante Alfonso, que nacerá en Tordesillas dos años más tarde.

Al tener dos hijos varones, Enrique y Alfonso, que aseguraban la continuidad de su reinado, no consideró necesario educar a Isabel para ser reina, además tampoco sabía el buen hombre hasta donde podía llegar su apreciada hija en un futuro.

Así que la infanta Isabel creció en un entorno tranquilo y familiar, influida por la cultura portuguesa de su madre y su gran devoción religiosa. A lo largo de su niñez se forjó su personalidad, caracterizada por un gran interés por las cuestiones políticas de Castilla, una gran madurez para su edad, una inteligencia por encima de los que la rodeaban, y que, combinada con la determinación y la claridad de ideas dio lugar a un personaje admirable.


El viaje empieza justo en el lugar de nacimiento de Isabel, en Madrigal de las Altas Torres. 

Madrigal de las Altas Torres, posee un recinto amurallado, pues se trata de una fortificación defensiva que rodea todo el centro urbano de la localidad. Es un ejemplo excepcional de arquitectura militar medieval y un relevante testimonio del mudéjar. El perímetro de la muralla es ovalado e irregular, ya que se fue adaptando a los accidentes del terreno. Tiene cuatro puertas que se orientan en los cuatro puntos cardinales y que llevan el nombre de las poblaciones a las que conducían.

En una de las estancias del palacio que había construido su padre , el rey Juan II, nació una niña de pelo rubio y facciones bonitas, era el 22 de abril de 1451. Aquel palacio es el actual Convento de Nuestra Señora de Gracia.

Este lugar era desde tiempos del rey Pedro I de Castilla, al cual le habían puesto varios motes o sobrenombres, para algunos era conocido como Pedro "el Cruel”, mientras que para otros era Pedro "el justiciero". Supongo que todo dependía del cristal con que lo mirases, o si eras enemigo o vasallo.


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Casa natal de Isabel La Católica

Este palacio, era más bien una casona hidalga, tenía un aspecto más bien rural y sobrio, pero a pesar de esta descripción tanto el rey Juan II de Castilla como su primera esposa, María de Aragón, decidieron que fuera su residencia. 
Así que empezaron a mejorar la casona pues debía albergar la Corte, que se establecería ahí desde 1424 a 1497, año en que Isabel la Católica decide trasladarla.

En la época medieval, era frecuente que las cortes regias fuesen itinerantes, por lo que los palacios reales carecían de especial suntuosidad. Solían estar construidos en tapial (tierra arcillosa compactada) y ladrillo. En 1476, los Reyes Católicos celebraron Cortes en el palacio de Juan II. Durante esta celebración de Cortes, Isabel instituyó la Hermandad con el fin de combatir a malhechores y bandoleros, lo cual puede constituir un antecedente de lo que hoy conocemos como Guardia Civil.

La residencia palaciega fue reformada en varias ocasiones a lo largo de la historia y durante el siglo XVI se construyó una nueva iglesia y un gran claustro. Las antiguas dependencias de la casa natal de Isabel se encuentran próximas  la zona de clausura del monasterio.

En tiempos de Isabel la Católica, el palacio de Juan II poseía una fachada flanqueada por dos torres cuadradas y una galería de celosías en ladrillo, al estilo mudéjar. Su interior se estructuraba a partir de un patio que distribuía las estancias. Algunas de ellas se pueden visitar, como la escalera regia, la sala capitular y la Sala de Cortes, cubierta con un artesonado mudéjar. También podemos observar cómo era la alcoba donde nació la reina, pero no esperéis mucho de ella ya que más bien era una habitación pequeña, modesta. En la antesala de la alcoba hay un retrato anónimo en el que aparecen Isabel I de Castilla y Fernando de Aragón, es una de las escasas muestras pictóricas en los que podemos apreciar juntos a los dos monarcas.

La visita guiada al convento y a las estancias palaciegas la realizan las madres de la orden agustina, cuyas antecesoras se trasladaron al antiguo palacio real en 1527, adaptando las estancias domésticas y conservando los vestigios relativos a la época de Juan II, Isabel la Católica y la celebración de las Cortes del Reino.

Este palacio se mantuvo como residencia real hasta que Carlos I, el nieto de Isabel, decidió donarlo a las madres agustinas, que por aquel entonces se encontraban en el convento de Extramuros de Madrigal. 

Este convento sirvió como un lugar donde se retiraban las ilustres segundonas, las hijas naturales de reyes y viudas, que aseguraron altas rentas a la comunidad y que igualmente gozó de los beneficios reales, como la leña para el invierno que siempre les procuró el emperador Carlos I.También disponían de terrenos de su propiedad que dedicaban  al cultivo de la vid y el trigo y que les generaban buenos ingresos.

Dentro de la ideología de la España de la época, el nacimiento de "un hijo fuera del matrimonio" se consideraba una muestra viviente del pecado cometido por los padres, que muchas veces buscaba redimirse entregando a ese hijo o hija “del pecado” a una vida eclesiástica, que además les permitía mantener una forma de vida honrosa y alcanzar unas altísimas cotas de poder

Sin embargo, esta norma no era uniforme y, en ocasiones, especialmente cuando la madre era también de origen noble, dichos descendientes podían vivir una vida seglar, generalmente disfrutando de algunos títulos nobiliarios y casándose con elementos poderosos del reino de su padre, que les permitiría disfrutar de una gran importancia en el terreno político como hijos del monarca.


Ese fue el caso de las dos Marías, con este nombre se conoce a las dos hijas de Fernando el Católico, que tuvo extra maritalmente durante su matrimonio con Isabel. Ambas mujeres compartían el mismo nombre y el mismo padre, la mayor María Esperanza, era hija de la noble vasca Toda de Larrea. Durante una visita del rey por tierras vascas conoció a esta dama de Bilbao y se encaprichó de ella. Y el encaprichamiento dio sus frutos. En otro viaje, esta vez por las tierras de Galicia, conoció a la madre de su otra hija, a la que también llamaría María, pero a esta se la conocería como "la menor" la dama en cuestión era portuguesa y se llamaba Juana Pereira. Ambas hijas fueron internadas en el convento de Nuestra Señora de Gracia el Real del pueblo de Madrigal de las Altas Torres, donde fueron religiosas toda su vida.

A diferencia de sus hermanos, no supieron hasta su edad adulta que eran hijas del rey, aunque este se encargó de su manutención y de asegurarles un alto nivel de vida.

En este enlace podéis saber más cosas de su historia y vida, o bien gracias al libro que adjunto en la imagen superior.

Ambas llegaron a ser abadesas de la comunidad, consiguiendo con ello un importante poder económico como responsable de los medios económicos del convento y administradora de sus numerosas tierras, así como un importante poder como responsable del que era uno de los conventos más importantes de Castilla. A una de ellas, el rey Fernando la nombró abadesa del monasterio de Pedralbes, para extender la reforma conventual a tierras de la corona de Aragón.

Asimismo, ambas tuvieron un cercano contacto con su sobrino Carlos, que las fue a visitar y con las que mantuvo una destacada correspondencia. La confianza que tenía en ellas llevó a Carlos a dejar bajo su tutela a Juana, una de sus hijas ilegítimas, que murió en su infancia y a proporcionar al convento importantes prebendas, como la cesión del cercano palacio de Juan II donde había nacido, precisamente, Isabel la Católica, para su uso y disfrute.

En el convento hay un panteón de alabastro, con los sepulcros de doña Isabel de Barcelos, abuela materna de Isabel la Católica; de la Infanta Catalina, hija de Juan II y su primera esposa María de Aragón; de María de Aragón, hija del rey Católico; de la infanta Juana, hija de Carlos I; de María Díaz fundadora del convento Agustino de Extramuros,

En la Iglesia de San Nicolás de Bari se celebró el matrimonio de los padres de Isabel la Católica y el bautismo de ésta, conservándose aún su sencilla pila bautismal. Fue iniciada en el siglo XIII.

Iglesia de San Nicolás de Bari

Esta iglesia es un ejemplo del estilo arquitectónico y artístico imperante en la época, construida en románico mudéjar o “de ladrillo” y reformada posteriormente en el siglo XV. El estilo mudéjar castellano se caracteriza por la utilización del ladrillo, en lugar de la piedra que escaseaba por estas zonas, y el empleo de varias filas de arcos ciegos de ladrillo en la decoración, como podemos ver en los ábsides de San Nicolás de Bari. Confluyen las fórmulas constructivas románicas y góticas con elementos decorativos moriscos y mudéjares muy sencillos.

A la muerte de su padre en 1454, Isabel se trasladó a Arévalo junto con su hermano Alfonso y su madre Isabel de Portugal, donde transcurriría su infancia.

El Castillo de Arévalo, tiene planta pentagonal, y es una edificación de carácter defensivo erigida en el siglo XV y modificada en los siglos posteriores, incluyendo una profunda restauración en el siglo XX y XXI. Su basamento está realizado en piedra y el resto de los lienzos se levantan a partir de ladrillo. Esta combinación de los dos tipos de aparejos, piedra y ladrillo, es muy frecuente en la zona y puede relacionarse con la influencia mudéjar. La torre del homenaje es de planta semicircular.

Fue mandado construir por Don Álvaro de Zúñiga y posteriormente pasó a las manos de los Reyes Católicos.

Durante su infancia, Isabel La Católica tuvo ocasión de pasar temporadas en la fortificación, ya que la hija del alcaide del castillo era Doña Beatriz de Bobadilla, amiga de la infanta y futura mujer de Andrés Cabrera. Andrés Cabrera en sus inicios fue el tesorero de la corte de Enrique IV, si bien posteriormente se pasó a la causa isabelina en la guerra de sucesión castellana.

El castillo de Arévalo, propiedad del Ministerio de Agricultura, y acoge en la actualidad el Museo del Cereal.

Desaparecidas en la actualidad, las Casas Reales de Arévalo fueron el lugar de residencia de la infanta Isabel y su hermano Alfonso durante su infancia, tras la muerte de su padre. Tanto la muerte de su progenitor como la enfermedad de su madre fueron factores que incidieron en la rápida madurez de Isabel, a la que también contribuyó el esfuerzo en su educación y formación humanística. Podemos afirmar que fue en su estancia en Arévalo donde se fraguó su carácter sobrio y recio y su vinculación con la orden franciscana.

Asimismo, en Arévalo comenzó su devoción por la Virgen de las Angustias, que posteriormente entronizaría como patrona de Granada, tras la toma de la ciudad.

El antiguo palacio real fue erigido a finales del siglo XIV junto a la Plaza del Real. Tras diversas ampliaciones y modificaciones, continuó en pie hasta los años 70 del siglo XX, cuando fue demolido. Su estructura fue similar a otras dependencias palaciegas de la dinastía de los Trastámara, con torres flanqueando la fachada, zócalo de piedra, utilización profusa del ladrillo y remates con entramados de madera. Disponía de patio interior y podemos suponer que poseía un espacio para huertas y jardines. Todas estas características eran comunes con el Palacio de Juan II de Madrigal de las Altas Torres y el desaparecido Palacio Real de Tordesillas. 

Antes de la muerte de Isabel la Católica, y en vistas a que la sucediese su hija Juana, se inician unas obras que modifican las arcadas del patio. En el siglo XVI, el palacio fue cedido a las monjas cistercienses.

La Casa de los Sexmos tradicionalmente acoge el Museo de Historia de Arévalo. El Museo de Historia o Arevalorum presenta a los visitantes un recorrido por la historia de la localidad, sin olvidar los importantes acontecimientos que se vivieron durante el reinado de los Reyes Católicos. Aunque no está confirmado, la tradición ubica la ratificación del Tratado de Tordesillas en sus dependencias.

El edificio, que se levanta en la Plaza de la Villa, ha sufrido notables modificaciones a lo largo de su historia. En su origen era un edificio de carácter administrativo que regulaba los “sexmos”, divisiones territoriales similares a las actuales mancomunidades o comarcas. La Tierra de Arévalo se componía de más de cien aldeas, que se organizaban a partir de los sexmos para compartir derechos y obligaciones sobre un determinado territorio.

Otro lugar importante en la vida de Isabel la Católica se encuentra en la ciudad de Segovia, sobre todo en el Alcázar.

Cuando Enrique IV supo del embarazo de su  mujer, la reina Juana de Avís, mandó trasladar a sus hermanos los infantes Alfonso e Isabel a su corte de Segovia. Pretendía mantenerles bajo su custodia para evitar que fuesen involucrados en un conflicto sucesorio por parte de la nobleza.

Durante su vida en el Alcázar de Segovia, Isabel pudo conocer en profundidad las intrigas que en ese momento imperaban en la política castellana, con gran protagonismo de personajes como el Duque de Villena, Beltrán de la Cueva, los Mendoza y el arzobispo Carrillo.

El tesorero del Alcázar era Andrés Cabrera, judío converso que posteriormente se casaría con Beatriz de Bobadilla, gran amiga de la infanta Isabel. En 1476, aprovechando una ausencia de Cabrera, se originó un motín en el castillo que promovía su destitución, motín que logró ser sofocado con el auxilio de la reina.

Además de los años que Isabel pasó en el Alcázar cuando fue trasladada desde Arévalo junto a su hermano, Isabel tuvo ocasión de volver al palacio durante varias temporadas en su vida. Así, este edificio fue testigo del encuentro entre Isabel y su hermanastro Enrique IV en las navidades de 1473, donde se escenificó una reconciliación entre ambos, años después de haberse producido las desavenencias por la ruptura de los Pactos de Guisando.

Podemos visitar la Sala de la Galera, la Cámara Regia, la Sala del Trono, la Sala de las Piñas y la Sala de Reyes, con la réplica de un friso que se realizó entre los siglos XIII y XVI  y que recogía la representación de los reyes desde Pelayo hasta Juana ”la Loca”

El 11 de diciembre de 1474 fallece Enrique IV en su palacio de Madrid y, tan solo dos días después, Isabel I de Castilla se auto proclama como reina en Segovia. Isabel, sabedora del delicado momento que atravesaba la política castellana en materia sucesoria, se apresura en auto proclamarse reina. De hecho, la coronación se produce sin estar presente su marido Fernando, que en esos momentos se encontraba en Aragón.

Este acontecimiento precipita las desavenencias entre el matrimonio, que serán resueltas dos meses después en los pactos de gobernación conocidos como “la Concordia de Segovia”.

La coronación se llevó a cabo en el atrio de la Iglesia de San Miguel. El actual templo de San Miguel no es el originario, el cual se encontraba en el centro de  la Plaza Mayor y que se hundió en 1532. El hundimiento de la iglesia propició la reordenación y el nuevo diseño de la Plaza Mayor.

La iglesia que podemos ver ahora es del siglo XVI y en ella destaca la Capilla de la Paz y la Capilla Funeraria del Doctor Andrés Laguna.

La auto proclamación de Isabel como reina en 1474 en Segovia tuvo como consecuencia el inicio de las desavenencias políticas y personales entre los Reyes Católicos, ya que Fernando II de Aragón se veía desposeído de sus atribuciones regias y se consideraba a sí mismo como un mero consorte.

La Reina Isabel era consciente de la importancia que tenía en ese momento fortalecer la institución regia, por lo que se hacía necesario hacer algunas concesiones de poder a su marido.

Estos pactos tenían como precedente las Capitulaciones Matrimoniales de Cervera. Con este nuevo acuerdo, Fernando obtendría la administración de la Justicia e Isabel afianzaría la legitimidad de las mujeres para reinar.

Este Acuerdo para la Gobernación del Reino se encuentra actualmente en el Archivo General de Simancas (Valladolid).

La Concordia se celebró en el Alcázar de Segovia o bien en la antigua Catedral, que se encontraba junto a los jardines del edificio palaciego.

En el barrio de los Caballeros, junto a la Plaza del Conde Cheste, encontramos la Casa de las Cadenas. Se levantó en el siglo XV y su construcción entronca con el estilo típico de las casas fortificadas. En esta casa vivieron Andrés Cabrera y su mujer Beatriz de Bobadilla, gran amiga de la reina Isabel. Posee un maravilloso jardín interior. Su acceso se realiza a partir de un arco de medio punto bajo escudo heráldico. Destacan también los esgrafiados de su fachada. Actualmente es una residencia de carácter privado.

El Monasterio de Santa Cruz la Real, construido sobre una antigua iglesia románica de la que apenas quedan restos, sufrió un importante incendio a principios del siglo XIX. Actualmente es la sede universitaria del Instituto de Empresa. Se considera el primer convento dominico de España.

Los Reyes Católicos promovieron una profunda remodelación en estilo gótico isabelino, apareciendo su iconografía político-religiosa por todo el edificio: el lema de “tanto monta”, las efigies de los Reyes como orantes en la fachada, la “Y” y la “F” de “Ysabel” y “Fernando”, los yugos y flechas, etc.

La orden dominica tiene una gran relación con los Reyes Católicos, ya que a ellos encomendaron la gestión del Tribunal de la Inquisición.

Otra ciudad importante en la vida de la reina es Valladolid, pues en esta ciudad es donde se casó con Fernando II de Aragón.

El matrimonio, como todas las decisiones vitales de Isabel I de Castilla, venía precedido de una profunda reflexión. Aparte de satisfacer sus expectativas personales, el matrimonio debía contribuir a sus aspiraciones políticas.

La princesa Isabel, nombrada heredera legítima por su hermano el Rey Enrique IV en los Pactos de Guisando, había de someterse a la elección del rey para poder acceder a la línea sucesoria.

Enrique IV había pensado emparentarla con la Corona de Portugal, si bien la princesa tenía también pretendientes en los reinos de Inglaterra y Francia.

Sin embargo, a Isabel el pretendiente que más le interesa es Fernando II de Aragón, primo segundo suyo, heredero de la Corona de Aragón y Rey de Sicilia. Fernando destacaba como guerrero y ya había engendrado algunos hijos, por lo que se aseguraba la descendencia en el futuro matrimonio, evitando los problemas que había tenido el rey Enrique IV en ese aspecto . Además, Fernando era el heredero de otra corona hispana, con lo que Isabel podría ver realizado su deseo de unificación política.

En 1469 Isabel entra en Valladolid para preparar su matrimonio, sabiendo que no tenía la autorización de su hermano Enrique IV para celebrarlo. Esta decisión supuso la ruptura de los pactos alcanzados en Guisando. Para evitar que le interceptasen en su camino, el príncipe Fernando se desplazó a Castilla disfrazado de mozo de mulas y oculto entre un grupo de mercaderes.

Patio interior del Palacio de los Vivero

Se casan el 18 de octubre de 1469 en el Palacio de los Vivero en Valladolid, salvando el obstáculo de la consanguinidad  a partir de una "falsa" bula papal, fechada cinco años antes de la celebración del matrimonio. Dos años después obtendrían la dispensa válida de manos del Papa Sixto IV.

Este matrimonio no supuso una unión institucional de los dos reinos como tal, ya que ambas coronas mantuvieron fueros y costumbres, si bien tanto Isabel como Fernando gobernarían en los dos territorios.


Otro lugar interesante es el Castillo de la Mota, situado en Medina del Campo. Es el resultado de varias etapas constructivas, tiene planta trapezoidal y dispone de murallas exteriores e interiores. Se finalizó bajo los reinados de Enrique IV y de los Reyes Católicos. Durante el reinado de estos últimos se levanta la Torre del Homenaje que alcanza los 42 metros de altura. Posee un amplio patio de armas y una muralla primitiva del siglo XII. Entre los reinados de Enrique IV y Carlos I, el castillo funcionó como archivo de la Corona.

Fue en el Castillo de la Mota donde la reina Isabel vio por última vez a su hija Juana. Sucedió en 1503, durante una estancia de Juana en la corona tras regresar de los Países Bajos. La reina Isabel, consciente de que su hija no estaba muy fina y tratando de evitar la vuelta de Juana a Bruselas, donde la esperaba Felipe el Hermoso, ordenó mantenerla bajo vigilancia en el Castillo de la Mota. Juana se rebeló y pasó una noche a la intemperie en pleno invierno. En vista de que no conseguiría dominar el carácter de su hija, los reyes permitieron, ya en la primavera de 1504, que Juana viajara a los Países Bajos, en noviembre de ese mismo año moría su madre Isabel.

Medina del Campo siempre fue importante para la reina, ya que pasó pasó largas temporadas en ella, ciudad a la que estaba muy unida. En 1467, su hermano, el infante Alfonso, le concede a Isabel la donación de la Villa de Medina del Campo. Asimismo, es en esta localidad donde los Reyes Católicos tomaron las medidas precisas para poner en funcionamiento el Tribunal de la Inquisición, así como aprueban las ordenanzas de la Chancillería.

En esta ciudad es donde la reina cae enferma en 1504, y viéndose mar decide dictar testamento, para ello la reina ordena nombrar a seis albaceas testamentarios. El 12 de octubre de 1504 Isabel la Católica firma su testamento, que es complementado el 23 de noviembre del mismo año con un codicilo para ultimar cuestiones pendientes. Muere tres días después, el 26 de noviembre. Y todo ello se sucede en el Palacio Real Testamentario.

Declarado como Sitio Histórico, por ser el lugar donde testó y murió Isabel La Católica, el Palacio Real Testamentario actual se levanta sobre los restos del antiguo Palacio Real. Para la celebración del V Centenario de la muerte de Isabel la Católica, el espacio se transformó en un Centro de Interpretación de Isabel la Católica, en el que se narran aspectos destacados de su vida. El Centro de Interpretación de Isabel la Católica, a través de audiovisuales y otros recursos didácticos, explica el contexto de la vida de la reina: la nobleza, el clero, la situación de Castilla, los preparativos del viaje de Colón, prestando especial atención su muerte y testamento.El palacio comenzó a edificarse en el siglo XIII y fue muy reformado en los siglos XVI y XVII, colocando incluso un balcón hacia la Plaza Mayor.

Y por último nos queda Granada, donde la reina decidió que quería ser enterrada. A la muerte de la reina, su féretro es trasladado al monasterio de Santa Isabel de la Alhambra, perteneciente a su querida orden franciscana. 

Ya en vida ordenó erigir la Capilla Real de la Catedral de Granada, para que se convirtiese en el panteón de los reyes. La reina murió en 1504 mientras que Fernando lo hizo en 1516. Ambos fueron enterrados en el convento de San Francisco de Granada mientras se esperaban a que se acabasen las obras. El sepulcro doble de los reyes es obra de Domenico Fancelli, que lo realizó en Génova y sólo lo trasladó a Granada una vez lo hubo finalizado dando los últimos retoques en 1517 en la misma capilla, lo malo es que la capilla no se terminó hasta cuatro años después así que los féretros de los reyes y sus restos tuvieron que esperar un poco más hasta poder descansar en la cripta inferior. En esta capilla también se encuentran enterrados Juana I de Castilla y su marido Felipe "el Hermoso" cuyos sepulcros son obra del escultor Bartolomé Ordoñez.