¿Qué es el recorte automático de gasto público y cómo llegamos a esto?
La Ley de Control Presupuestario de 2011 (BCA) estableció el recorte automático de gasto público[1] como una manera de presionar al Congreso de Estados Unidos a elaborar un plan de largo plazo para reducir el déficit presupuestario federal.[2] El 31 de diciembre de 2012, la Casa Blanca y el Congreso suscribieron la Ley Estadounidense de Alivio a los Contribuyentes(ATRA) para evitar el llamado “precipicio fiscal”—una combinación de incrementos de impuestos, recortes de gastos y la expiración de disposiciones tales como los beneficios federales por desempleo que iniciaría en enero de 2013. La ATRA evitó el precipicio al extender las fechas límite para algunas de las disposiciones que expirarían y aumentó ciertos impuestos para las personas más acaudaladas del país. Sin embargo, el acuerdo no elevó el techo de la deuda (necesario para permitir a Estados Unidos pedir suficientes préstamos a fin de no dejar de pagar cuentas) y simplemente postergó los recortes de gastos hasta el 1 de marzo de 2013.
Cuando llegó esta nueva fecha límite hace dos semanas, el recorte automático de gasto público entró en vigor, lo cual básicamente es una austeridad forzada que recortará equitativamente gastos nacionales y relacionados con la defensa en cerca de US$110 mil millones anuales (US$85 mil millones en 2013) durante el curso de nueve años, por un total de US$1 trillón.[3]
¿Qué logró de hecho la ATRA?
La buena noticia de la ATRA para las mujeres y las personas estadounidenses más pobres fue que no incluyó recortes a la Seguridad Social, Medicaid y Medicare—servicios de los cuales dependen los ingresos y cuidados de salud de las mujeres, quienes conforman la mayoría de personas de la tercera edad;[4] beneficios extendidos por desempleo que estaban a punto de expirar; y créditos fiscales renovados para familias de ingresos bajos y medios, tales como el Crédito Fiscal por Hijos e Hijas y el Crédito Fiscal por Ingreso Devengado, ambos ampliados, y el Crédito Tributario para la Oportunidad Estadounidense (crédito fiscal para matrícula educativa) por cinco años. La ATRA también incrementó los impuestos a ingresos mayores de US$450,000 (US$400,000 para personas individuales), pero amplió los recortes de impuestos de la era de Bush sobre ingresos por debajo de esos niveles.[5] Aunque éste fue el primer incremento significativo al impuesto sobre la renta que ha habido en años, hay quienes piensan que no fue lo suficientemente lejos y que “la Casa Blanca perdió ingresos fiscales a los cuales debería haberse aferrado”.[6]
Aparte de no abordar los asuntos presupuestarios fundamentales, la mala noticia de la ATRA es que no extendió los descuentos en la nómina de salarios—lo cual significa que muchas personas con ingresos bajos y medios efectivamente enfrentarán mayores impuestos, pese a los recortes en las tasas del impuesto sobre la renta. La ATRA tampoco cerró las lagunas fiscales corporativas que, por ejemplo, facilitan a las corporaciones evitar pagar impuestos estadounidenses al trasladar las ganancias a paraísos fiscales en el extranjero.[7]
¿Cómo afectará el recorte automático de gasto público a las mujeres y las personas más pobres en Estados Unidos?
Diseñado como un mal arreglo para forzar a republicanos y demócratas a idear una alternativa que permita solucionar el déficit, los aspectos específicos de cómo los recortes se implementarán en cada nivel aún están saliendo a luz. Diferentes agencias gubernamentales están reportando que, al menos temporalmente, ocurrirán varios recortes presupuestarios y de personal. Activistas por los derechos de las mujeres como Joan Entmacher, del NWLC (una organización que está siguiendo de cerca las negociaciones sobre el presupuesto estadounidense), advierten que los recortes podrían tener repercusiones más fuertes para las mujeres de bajos ingresos y las de color.
Los posibles efectos del recorte automático de gasto público sobre las mujeres han sido estudiados por el Centro para el Progreso de Estados Unidos, entre otros. Los recortes en educación, salud y empleos del sector público podrían afectar negativamente a las mujeres y las personas más pobres que dependen de estos programas o trabajan en ellos. Por ejemplo, los recortes aHead Start (un programa integral de educación y nutrición) podrían conducir a que 70,000 niñas y niños ya no sean elegibles, así como a la pérdida potencial de empleos de docentes y auxiliares de educación especial.[8] Los recortes a programas de salud femenina tales como el Título X (el programa estadounidense de planificación familiar) podrían afectar fuertemente a mujeres de ingresos bajos. Se podrían recortar más de US$20 millones a los programas establecidos bajo la recientemente aprobada Ley sobre la Violencia contra las Mujeres, entre otros servicios que se ocupan de la violencia doméstica. Los recortes a programas de nutrición para personas de la tercera edad, mujeres, niñas y niños—como Comidas sobre Ruedas y elPrograma Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Infantes, Niñas y Niños (WIC) del Departamento de Agricultura—, además de las posibles reducciones a los servicios de saludmental y tratamiento del VIH y el sida, podrían también tener consecuencias negativas para las mujeres.
Significativamente, alrededor de 70,000 empleos del sector público podrían ser recortados, lo cual afectaría de manera desproporcionada a las mujeres, quienes conforman casi el 60 por ciento de la fuerza laboral en ese sector. Además, los recortes a programas de ayuda extranjera hasta por US$1.8 mil millones—especialmente las reducciones a los presupuestos para salud (US$400 millones) y ayuda alimentaria (US$70 millones)—tendrán un impacto negativo sobre las mujeres y organizaciones de mujeres a nivel mundial.
El debate más profundo
Si bien el recorte automático de gasto público genera alarmas justificadas, es importante enfatizar que formuladores de políticas en Estados Unidos aún tienen la oportunidad de actuar y éste es apenas el más reciente de numerosos debates políticos acerca de cómo reducir el déficit presupuestario federal (mediante el incremento de ingresos públicos y/o el recorte de gastos). “La gran pelea se refiere a si deberíamos aumentar en absoluto el impuesto sobre la renta—éste es un enorme debate partidista”, explica Entmacher. “Puede no sonar como un asunto de mujeres pero, dado que las mujeres dependen mucho más de los programas [que están siendo] recortados—pues tienen menores ingresos, son con mayor frecuencia madres solas y tienen más probabilidades de ser pobres en todas las etapas de sus vidas—, el enfoque de recortar gastos les afecta sustancialmente”. Sin embargo, desde hace mucho tiempo los republicanos en el Congreso estadounidense han priorizado los recortes al gasto nacional como una manera de equilibrar el presupuesto federal, mientras que los demócratas ponen énfasis en cerrar las lagunas fiscales para aumentar los ingresos públicos.
“La política fiscal afecta a toda la gente”, dice Radhika Balakrishnan, del CWGL, “y necesitamos verla en términos de quiénes están pagando impuestos”. Los sistemas tributarios que dependen mucho más del impuesto a las ventas o al valor agregado (IVA) para aumentar los ingresos pueden afectar desproporcionadamente a las mujeres y los hogares más pobres, debido a precios más altos de los productos o a mayores cargas de tiempo necesarias para elaborar productos desde cero.[9] Balakrishnan resalta que estos enfoques a la tributación indirecta que son ciegos al género presuponen que el trabajo de las mujeres es “completamente elástico”—es decir, que puede aumentar o reducirse en respuesta a cambios en los precios—y significan que no se toman en cuenta los costos reales de esas medidas para incrementar el ingreso público.
¿Se nos está escapando lo medular?
A criterio de Entmacher, a medida que continúan las negociaciones presupuestarias, muchos de estos debates están pasando por alto lo más importante: “Todas éstas son fechas límite y crisis artificiales creadas políticamente. A la economía estadounidense le está yendo bien, tenemos buen crédito en todo el mundo, podemos pedir préstamos a tasas de interés bajas y las corporaciones están generando ganancias saludables. No estamos en bancarrota, por lo que no deberíamos actuar como si no pudiéramos mantener funcionando a Estados Unidos. En vez de [prestar atención a] todas estas fechas límite inventadas, estamos ignorando algunos de los verdaderos problemas económicos—el hecho de que no tenemos suficientes empleos con remuneración digna y equitativa”. En lo concerniente a la reducción del déficit, ella agrega: “Hay lagunas fiscales para corporaciones que podrían cerrarse y cuestiones que necesitamos abordar, como los subsidios para agronegocios”.
Efectivamente, los efectos del recorte automático de gasto público sobre la economía general ameritan una especial atención.[10] Según el Centro para el Progreso de Estados Unidos, el recorte automático de gasto público tiene el potencial de revertir la propia recuperación económica estadounidense. Balakrishnan coincide en que Estados Unidos puede aprender de lasexperiencias de naciones como Irlanda: “Muchos países vieron cómo sus deudas se incrementaron a consecuencia de la crisis económica mundial y luego implementaron programas de austeridad. Tales programas de austeridad realmente frenaron esas economías. Incluso el FMI [Fondo Monetario Internacional] admitió que fue un error recomendar dicha austeridad.[11] Al final, esa falta de crecimiento incrementa los déficits a largo plazo. En Estados Unidos, el mayor problema no son nuestra deuda y déficit. Nuestros principales problemas son el desempleo y una economía que no está produciendo. Lo que nos ayudará será centrarnos en resolver esos problemas”. Se puede leer más sobre el trabajo del CWGL en torno a género, derechos humanos y la economía aquí.
Varias organizaciones de derechos de las mujeres coinciden con ella, instando a formuladores de políticas a reenfocar las prioridades en captar ingresos mediante el cierre de las lagunas fiscales corporativas, la generación de empleos, el aumento del salario mínimo y la consecución de la seguridad económica de las mujeres a través de políticas fuertes sobre salud, cuidado infantil y jubilación, incluso repeliendo ataques contra los derechos reproductivos de las mujeres.[12]
Notas: El término en inglés es ‘sequester’ o ‘sequestration’. Ver más en: La nueva crisis presupuestaria, Diario de las Américas, 19 de febrero de 2013. Ver: Un plan equilibrado para evitar el recorte automático y reducir el déficit, Jennifer Palmieri, La Casa Blanca, 26 de febrero de 2013. IWPR (Instituto para Investigación sobre Políticas relacionadas con las Mujeres), The ‘Fiscal Cliff’ Fix – The Good, the Bad and the Ugly [El arreglo del ‘precipicio fiscal’ – Lo bueno, lo malo y lo feo], 3 de enero de 2013. Ibíd. Las tasas del impuesto sobre la renta fueron incrementadas en el caso de ingresos mayores de US$450,000 para parejas casadas (US$400,000 para personas individuales), hasta una tasa máxima del 39.6 por ciento. Los impuestos a ingresos de dividendos y plusvalías también aumentaron de 15 a 20 por ciento para contribuyentes con ingresos por encima de esos niveles. Aunque estos recortes de impuestos y aumentos en las tasas fiscales son descritos como “permanentes”, podrían ser modificados por el Congreso. Más información estádisponible en NWLC (Centro Jurídico Nacional para Mujeres), A Roadmap to the 2013 Federal Budget Debates [Hoja de ruta para los debates sobre el presupuesto federal 2013], actualizado en febrero de 2013. Ibíd., nota 3. CTJ (Ciudadanía por la Justicia Tributaria), Revenue Impacts of the Fiscal Cliff Deal [Impactos del arreglo del precipicio fiscal sobre los ingresos], 3 de enero de 2013, pág. 3. La Casa Blanca, Oficina del Secretario de Prensa, Fact Sheet: Examples of How the Sequester Would Impact Middle Class Families, Jobs and Economic Security [Hoja informativa: Ejemplos de cómo el recorte automático de gasto público repercutirá en las familias de clase media, los empleos y la seguridad económica], 8 de febrero de 2013. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, Taxation [Tributación], Issues Brief, Gender Equality and Poverty Reduction, No. 1, abril de 2010, pág. 4. Ver: Pendientes del acuerdo: el recorte automático de gasto en EEUU pone en jaque a la economía mundial, José Luis de Haro, El Economista, 1 de marzo de 2013; Heridasautoinfligidas: el recorte automático del gasto golpea a EEUU, Nouriel Roubini, El Economista, 1 de marzo de 2013; Evolución económica de EE.UU. después del recorte automático presupuestario, Libertad y Desarrollo, Economía Internacional al Instante No. 700, 13 de marzo de 2013. Ver: Perspectivas de la economía mundial – Hacer frente a los altos niveles de deuda y al lento crecimiento, Fondo Monetario Internacional, octubre de 2012 (disponible en varios idiomas). Entrevista a Joan Entmacher, NWLC.
Por Amanda Shaw Credit: photo by istock.com Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 15 de marzo de 2013. Título original: Sequesters, Cliffs and Cuts: A Women’s Rights Perspective on U.S. Federal Budget Negotiations. Traducción:Laura E. Asturias