Recortes en un hospital infantil

Por Belen
Creo que el término recortes es uno de los más utilizados en los últimos meses. Hasta los niños se han aprendido la palabreja en cuestión. Difícil hablar de otra cosa con los tiempos que corren. Aunque la realidad es que muchos de esos recortes no se palpan, no quedan al alcance de gran parte de la población, por el momento. 
Mucho se habla de los recortes de Sanidad en los últimos meses, pero hasta ahora no habíamos comprobado hasta qué grado estaba afectando. En estos días de hospital nos vamos haciendo una idea. Hemos visto reducción de celadores, reducción de camas por ser verano, reducción de personal de enfermería, dicen que es por el verano.... Y los recortes también en los menús de los niños hospitalizados. Rayo estuvo ingresado el diciembre pasado, y la comida no era mala, a pesar de la fama que tiene la comida de hospital. Primer y segundo plato, acompañado siempre de ensalada, menús bien combinados, ricos en verduras, legumbres, guisos muy buenos, pescados. Y siempre variado para que si un plato no gustaba a un niño nunca se quedara con hambre. Por supuesto había fruta fresca, lacteos. Pero eso se acabó. 
Han pasado poco más de seis meses, y ¡cómo han cambiado las cosas! Los menús se han recortado, en cantidad, en calidad y en variedad. Llevamos aquí desde el viernes y no hemos visto ni una pieza de fruta, ni una ensalada, ni verdura. La fruta ha sido sustituida por deplorables tarrinas de fruta triturada que, por cierto, sabe a rayos. Los yogures brillan por su ausencia. Los desayunos son monotema, leche con galletas.  Las cenas son para llorar, no solo por la cantidad, sino por lo malísimo que está todo. La otra noche pusieron una tortilla francesa que daba hasta grima meterla en la boca, no solo por su cantidad de aceite sino por la ausencia de sal. Las combinaciones son penosas, y desde mi punto de vista poco saludables. Como muestra un botón: en la cena del sábado, tortilla francesa, en la cena del domingo, tortilla de jamón y hoy fr nuevo tortilla. Parece una broma, pero no lo es. Y lo más importante, cuando se hacen menús para niños se debe intentar tener un poquito de imaginación porque los críos.... ya sabemos como son. 
Hasta una amiga me ha llegado a preguntar si Rayo tenía alguna restricción alimenticia.... y no, no la tiene. Su cena de anoche me costó tomármela a mi, y os aseguro que yo como cualquier cosa. 
Esto por no hablar de los horarios:  - Desayuno pasadas las 9. - Comida a las 12:45. - Merienda alrededor de las 5. - Cena: 19:40.
Y después de la cena se acabó lo que se daba. Ni un triste vaso de leche. Rayo está en plan quejica con la comida, ya lo sabéis. Pero en su ingreso de diciembre no tuvimos problema, siempre había algo en el menú que le gustaba y conseguíamos que fuera comiendo más o menos. Pero estos días están resultando un problema, y tenemos que recurrir a traer comida nosotros, lo cual no se debe hacer, porque también es importante que en el hospital vigilen lo que come. Pero, ¿qué hacer? Algo tiene que comer el pobre.
Al ver la cena de esta noche se me ha caido el alma a los pies: sopa de pescado de aspecto lamentable, tortilla francesa acompañada de 4 patatitas cocidas y manzana asada arrugada y minúscula. Sin sal, sin aceite, sin nada. El niño según lo ha visto se ha puesto la almohada en la cara. Pero hoy le traje comida casera, y el pobre comía a dos carrillos. He ido a hablar con las enfermeras y ellas también están indignadas, y lo han dicho, pero nadie las escucha. Nos toca ahora a las familias de los niños ingresados, a los amigos, a todo el que lo sepa decirlo. De la alimentación no se recorta, y menos del menú de los niños hospitalizados.
No se trata de este hospital, sino de todos, al menos en la Comunidad de Madrid. La atención médica que mi hijo recibe es inmejorable, confío plenamente en los profesionales que le atienden. ¿Por qué se descuida otros aspectos tan importantes?
Estos recortes son los que no se ven, lo que solo algunos padecen, los enfermos. Pero es hora de que todos seamos solidarios, y aunque no te toque, debemos pensar que hay niños, adultos, personas que sufren los recortes que tanto se nombran. Y sí, ¡son reales!, y sí, ¡se notan!