Una serie mítica (no precisamente por su nivel artístico, aclaro) de mi infancia comenzaba cada episodio con una voz en off que rezaba, refiriéndose al protagonista “… está embarcado en una cruzada para salvar la causa de los inocentes, los indefensos, los débiles, dentro de un mundo de criminales que operan al margen de la ley.” En mi ingenuidad infantil veía en esa última frase una redundancia innecesaria, no justificada ni tan solo por un afán enfático. ¿Criminales que operan al margen de la ley? Pero ¿no es evidente? Sin embargo, obviamente el autor de aquel guión tenía mucha más edad y experiencia que la que suscribe en aquellos tiempos. Él sabía que existían criminales que operan de acuerdo de la ley, y que la puntualización era necesaria. Y yo lo sé ahora.
Los criminales que operan de acuerdo con la ley son los que cierran ambulatorios, los que hacen aumentar las listas de espera, los que reducen los servicios de ambulancias para que cuando estas llegan donde les aguardan l@s enferm@s o herid@s, sus servicios ya no sean necesarios. Son criminales sutiles, tan inteligentes como el peor de los archivillanos de cualquier cómic de superhéroes, y nunca toman una medida por la que no puedan conseguir al menos dos objetivos: ya son conocidos los de sibilina limpieza social (cancelación de elementos con rentas bajas) y desacreditación de lo público, que obligará a tod@s l@s precoupad@s por la salud de sus allegad@s que mínimamente se lo puedan permitir a desangrarse contratando pólizas privadas (y no creo que eso vaya a significar una oferta mayor de puestos de trabajo en las empresas aseguradoras y las clínicas particulares, no funciona así). Además, se logra condenar a otra gran parte de la población al desempleo, aumentando así el volumen de personas susceptibles a esa limpieza social, y haciendo que el señor Mas y sus cómplices en esa efectiva célula operativa del crimen organizado internacional llamada Generalitat de Catalunya pueden soñar con un futuro de catalanit@s de buena calidad, san@s y limpi@s, favorecid@s por la fortuna, desaparecid@s ya l@s enferm@s, los supervivientes de infancias difíciles o de maltrato machista, las víctimas del sistema educativo catalán, los hij@s de los barri@s desestructurad@s, los inmigrantes, todas esas personas que los poderes actuales han ayudado a forjar, y que ahora para más amarga ironía, si cabe, están culpabilizando y eliminando.
Porque criminales que operan de acuerdo con le ley son también los que, en un ejercicio de maldad y cinismo sin justificación posible, acusan a las víctimas, a sus propias víctimas, de ser la causa de sus problemas. Los que destinan a la policía a servir al capital en lugar de al ciudadano, a efectuar, por ejemplo, desalojos violentos, nocturnos y alevosos, en una sola palabra, cobardes, mientras los grandes estafadores burlan a la justicia, las mafias de trato de personas tienen patente de corso y los violadores circulan tranquilamente por la calle. ¿Por qué destinar recursos y efectivos a cuidar de la seguridad del ciudadan@ de a pie, si inseguro y golpeado es más dócil? Y, la última, los que han recortado o tal vez incluso hecho desaparecer, la Renda Mínima de Inserció, único sustento de millares de familia en situaciones de total desamparo, sin anuncios, sin discusiones, en la oscuridad de un triste verano, mientras se atrincheran bien resguardados de manifestaciones de indignad@s, pero cagados hasta las cejas, en sus mansiones vacacionales.
Ahora los inocentes, los indefensos, los débiles no necesitamos a ningún paladín. Nos necesitamos a nosotr@s mism@s y a nuestr@s compañer@s, en acciones contundentes, reflexionadas y organizadas. Hace tiempo que vengo diciendo que nos han declarado la guerra, y la ofensiva es cada vez más cruenta. Violencia no es impedir la entrada de l@s diputad@s en el Parlamento, con o sin zarandeos o botes de pintura: violencia es dejarnos en la indefensión más absoluta, violencia es que los cuerpos de seguridad que habían de protegernos se encarguen de reprimirnos, violencia es que se permita a empresas con beneficios pagar sueldos de miseria mientras se dificultan las verdaderas iniciativas que podrían crear empleo, violencia es que la seguridad, la sanidad, las prestaciones sociales que, no nos olvidemos, no son un regalo, ¡las estamos pagando con nuestros impuestos!, funcionen a mayor gloria de unos poderes políticos y económicos que no necesitan nuestra aportación para estar acumulando unas fortunas insultantes.
Embarquémonos en esta cruzada. Aunque sea a pie.
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http://www.naciodigital.cat/noticia/33775