Enero del 2017 ya acabó y sólo ahora puedo rasguñar este remedo de resumen el cual abarca la increíble cifra de tres (03) libros leídos en todo el año 2016. A modo de disculpa conmigo mismo (no, en realidad no existe disculpa alguna para dejar de leer) rememoro que los años que menos leí fueron durante mi estancia en aquella isla maravillosa llamada Japón. Ahora, durante este año y medio aquí en Canadá no fue diferente, aunque por otros motivos: había (y hay) que estar más participativo en la transición de la escuela de mi hija; adaptación a un nuevo idioma y nuevo entorno; nuevos horarios.
Consumidos, de David Cronenberg es un gran libro. No necesitas ser adepto a sus películas . Si con imágenes él sorprende, con esta narración -dejando a tu imaginación volar- macabra consigue envolver de principio a fin. Bienvenido a la obscuridad de Cronenberg.
Sueño, de Haruki Murakami tiene todo lo que un fan del japonés espera encontrar (yo, últimamente estoy esperando algo más) en el entorno de los personajes: buena música, buenas referencias literarias (ambas, a la vez, incitan a conocer más sobre aquellas pistas que el autor va dejando), y mucho misterio.
Ya Lluvia Negra, de Masuji Ibuse tiene el don de no hacer que abandones el libro a pesar de la profunda y cruda tristeza en la que los personajes se encuentran -momentos y días posteriores al estallido de la bomba atómica, nada menos- gracias a una loable sutileza en la narración. No toca en lo absoluto alguna queja o reproche hacia las decisiones norteamericanas del bombardeo, centrando solamente la trama y a sus personajes en su nuevo y apocalíptico presente. Una joya de principio a fin.
La verdad es que no hay excusas para no leer, pues sí hubo tiempo para ver más películas juntos; cocinar, adaptándose y conociendo nuevos ingredientes; y claro, descorchar algunas botellas de vinos. Fueron treinta y nueve (39) botellas trasegadas en la comodidad del hogar (entre muchas otras cosas, para esto nos sirve el blog, para conservar un pequeño inventario). Mencionándolas así también nos parecen pocas.
Que el 2017 sea más próspero en cuanto a libros y vinos se refiere.