Como se notaba que cada vez la situación de estar en secreto nos gustaba más, y cada vez queríamos más y más. A tanto fue aquello que nos quemamos, pero como se suele decir sarna con gusto no pica, y no nos importó quemarnos, ni gritarlo a los cuatro viento, porque todo era perfecto, todas las piezas encajaban, todo empezaba a estar en su sitio. Miles y miles de idas y venidas, miles de tormentas que a los minutos se convertirían en calma, miles de sensaciones inexplicables, miles de momentos inolvidables, aquello no parecía real y todos decían que era insano pero a nosotros no nos importó. No sabíamos como acabaría esta locura, pero ya estábamos dentro, y no queríamos salir.Sin embargo aquellas sensaciones, aquella adrenalina que nos encantaba a los dos, nos mataba, nos dejaba sin aliento, y esas sensaciones se convirtieron en miedos, y cambiamos, ya no éramos los mismos, aquello se enfrió, toda esa magia y ese secreto se esfumó. Quisimos mas idas y mas venidas, se intentó, parecía que sí, que esta vez sería la buena, volvía a unirnos esa adrenalina, esa sensación de estar en lo mas alto de la montaña rusa era una gozada para nosotros, la llama volvía a resurgir ¿te acuerdas? Era tan cegador todo aquello, que no nos dábamos cuenta de lo real, y lo único y real que había era que aquella adrenalina que nos encantaba, acabó matándonos.
¿Te acuerdas de cómo empezó todo? De ese tiempo de risas, nervios, secretos, besos, abrazos, aquel par de locos quedando a escondidas, entrando en un juego que sabían que se podían quemar, y aún así siguieron jugando. ¿Cómo nos gusta todo lo prohibido verdad?
Como se notaba que cada vez la situación de estar en secreto nos gustaba más, y cada vez queríamos más y más. A tanto fue aquello que nos quemamos, pero como se suele decir sarna con gusto no pica, y no nos importó quemarnos, ni gritarlo a los cuatro viento, porque todo era perfecto, todas las piezas encajaban, todo empezaba a estar en su sitio. Miles y miles de idas y venidas, miles de tormentas que a los minutos se convertirían en calma, miles de sensaciones inexplicables, miles de momentos inolvidables, aquello no parecía real y todos decían que era insano pero a nosotros no nos importó. No sabíamos como acabaría esta locura, pero ya estábamos dentro, y no queríamos salir.Sin embargo aquellas sensaciones, aquella adrenalina que nos encantaba a los dos, nos mataba, nos dejaba sin aliento, y esas sensaciones se convirtieron en miedos, y cambiamos, ya no éramos los mismos, aquello se enfrió, toda esa magia y ese secreto se esfumó. Quisimos mas idas y mas venidas, se intentó, parecía que sí, que esta vez sería la buena, volvía a unirnos esa adrenalina, esa sensación de estar en lo mas alto de la montaña rusa era una gozada para nosotros, la llama volvía a resurgir ¿te acuerdas? Era tan cegador todo aquello, que no nos dábamos cuenta de lo real, y lo único y real que había era que aquella adrenalina que nos encantaba, acabó matándonos.
Como se notaba que cada vez la situación de estar en secreto nos gustaba más, y cada vez queríamos más y más. A tanto fue aquello que nos quemamos, pero como se suele decir sarna con gusto no pica, y no nos importó quemarnos, ni gritarlo a los cuatro viento, porque todo era perfecto, todas las piezas encajaban, todo empezaba a estar en su sitio. Miles y miles de idas y venidas, miles de tormentas que a los minutos se convertirían en calma, miles de sensaciones inexplicables, miles de momentos inolvidables, aquello no parecía real y todos decían que era insano pero a nosotros no nos importó. No sabíamos como acabaría esta locura, pero ya estábamos dentro, y no queríamos salir.Sin embargo aquellas sensaciones, aquella adrenalina que nos encantaba a los dos, nos mataba, nos dejaba sin aliento, y esas sensaciones se convirtieron en miedos, y cambiamos, ya no éramos los mismos, aquello se enfrió, toda esa magia y ese secreto se esfumó. Quisimos mas idas y mas venidas, se intentó, parecía que sí, que esta vez sería la buena, volvía a unirnos esa adrenalina, esa sensación de estar en lo mas alto de la montaña rusa era una gozada para nosotros, la llama volvía a resurgir ¿te acuerdas? Era tan cegador todo aquello, que no nos dábamos cuenta de lo real, y lo único y real que había era que aquella adrenalina que nos encantaba, acabó matándonos.