Como a tantas otras personas no me gusta la Navidad, pero reconozco que el ambiente generalizado de euforia y nostalgia que se respira a final de año me empuja a hacer un repaso de los momentos vividos a lo largo de él.
En este último año, la estancia en el campamento de Smara dejó una huella profunda en mi memoria.
Guiada por el Bubisher aterricé en la daira de Farsía en mitad de una noche de luna llena de octubre. Con actitud receptiva, intentando dejar prejuicios aparte, evitando ideas preconcebidas y con el deseo de acercarme al pueblo saharaui, de conocer su cultura y de contribuir de algún modo a preservarla y difundirla.
Con el ánimo de acercar a niños y grandes los libros, instrumentos fundamentales para conocer el mundo y comprender de forma autónoma la realidad, que ayudan a desarrollar la imaginación, deleitan y acompañan como un verdadero amigo.
Sin duda, dejarme guiar por Bubisher fue una buena idea, la expresión de entusiasmo de los muchachos cuando lo ven, el brillo de sus ojos al escuchar las historias que se cuentan o se leen, el afán por coger los libros, su deseo de hablar en español y también la buena disposición de los jóvenes profesores saharauis de lengua española hacia el proyecto, hicieron que me sintiera en el lugar adecuado.
En mi memoria predominan recuerdos luminosos, impresiones teñidas con colores puros. Un reconfortante te hirviendo en relajada compañía en la quietud de la jaima bajo el sol del mediodía; el silencio y la oscuridad de la noche; el ritmo saharaui. El valor del agua, la paciencia, la frustración, la esperanza, la fuerza.
Mis mejores deseos para aquellos con los que imaginé el Sahara antes de estar allí; para esos con quienes me senté en sillas o en la alfombra de la jaima ante pilas de libros; para aquellos con los que compartí estupendos platos de comida adobada con un toque bubishero; para quienes sólo he conocido por teléfono o por la web; para aquellos con quienes caminé bajo el sol abrasador o paseé a la caída de la tarde; para aquellos con quienes conversé con té o sin él y, muy en especial, para esos con quienes soñé bajo las estrellas en las mágicas noches de la hamada.
¡Hasta pronto!
Gloria