Me gustaría explicar un poco mi historia para con los videojuegos.
No he sido nunca un chico muy gamer, es más, yo siempre he llegado tarde en lo que a videojuegos se refiere.
Empecé con una GameBoy Pocket y un Pokemon Azul desgastado que el médico de cabecera de mi abuela le dio para mí porque “su hijo ya era mayor para esas cosas (los videojuegos en general)”… Poco después mi madre compró el “Super Mario Land”.
Jugaba con la N64 del vecino, y nunca llegué a tener la “Edición Pikachu”, nunca tuve una PS1, y la pedí eh, vaya que si la pedí, pero nunca terminaba de caer, a mis padres las videoconsolas les parecían una estúpida pérdida de tiempo. Demasiado era que tenía la “Pocket”, y no la veían con muy buenos ojos…
Aunque en realidad empecé antes, mucho antes… sin saberlo.
¿Quién no empieza a jugar con las típicas consolas de “9999 IN 1″? Aunque, esas llegaron algo después. Antes llegó una Atari 2600.
Mis padres tenían una Atari 2600 “Pirata” con todos los juegos precargados en memoria: Pitfall, Tennis, Pong, Kung Fu Master, aunque yo en mi inocente ignorancia los llamaba “el del tío que salta charcos”, “el del punto blanco que rebota” o “el del Karateca”.
Aunque solo podía jugar cuando me dejaban, lo cual no era mucho.
Atari 2600
Cuando crecí un poco, y no con poco esfuerzo, me pude comprar una “GameBoy Advance” Plateada, con mis propios ahorros, así mis padres no podían decirme nada sobre su uso.
Cosa que cumplieron. Jugué todo lo que quise y más. Sin que mis estudios fueran afectados. Pokémon, Harry Potter – Quidditch copa del mundo, más Pokémon, juegos “piratas” de la feria (entre los que se encuentran un “Breath Of Fire II” que no guarda.., un “Harry Potter & Chamber Of The Secrets III y los Pokémon Jade & Diamond para Game Boy Color, flipad). En ese momento creo que les abrí un poco los ojos a mis padres sobre lo que a videojuegos se refiere.
Obviamente, no podía comprar todo el catálogo de GB, una familia de clase media no se puede permitir todo ese gasto, solo quedaba una solución: emular.
En ese momento, empecé a ver el PC como algo más que un aparato para escuchar música, hacer trabajos del cole y trastear en los archivos del sistema (me lo cargué 3 veces).
Con la emulación, se abrió todo un mundo ante mis ojos. Podía jugar a máquinas que ni sabía que existían o que siempre había querido tener, con solo una sola máquina. Era algo así como un “9999 IN 1″ totalmente exagerado. Todo el catalogo de NES, SNES, GB, GBC, GBA, PS1, MAME…Había juegos que incluso ni sabía de su existencia, algunos en chino o japonés, otros en inglés, que nunca llegarían a fronteras europeas…Al alcance de mis manos. Con solo varios clics de ratón y una búsqueda rápida por Internet (que en esa época tampoco andaba muy allá y había que buscarse la vida en páginas inglesas o chinas) tenía todo lo que quería. Aquello era el paraíso del gaming. Mi paraíso personal del gaming.
Como es lógico, me aburrí de jugar. Los juegos ya no me interesaban, y de hecho, casi siguen sin hacerlo.
¿Entonces cómo es que escribo aquí?
Aún no he acabado de explicarme. Los juegos me interesaban, pero no de la misma manera. Ahora quería ver lo que había detrás. Sabía que había algo detrás de todas esas horas de diversión, y quería saber lo que era.
Me metí en modificadores de roms, con un ordenador no muy potente y con un software “especial” podía modificar roms .gba (especialmente las de Pokémon) para crear mi propia historia. De hecho, hay un montón de Hack Roms de Pokémon modificadas por la red. Hace tiempo hice una recopilación de todas ellas que guardo aún en algún sitio.
Desde el mundo de la emulación, aterricé en el mundo “Nativo de PC”. Un mundo nuevo en lo que a videojuegos se refería, pero tenía un problema. Ese mundo era caro. Solía aprovechar algunas promociones de los centros comerciales de vez en cuando (cosa que parece ser se ha convertido en costumbre) pero esos juegos de saldo muchas veces no calmaban mis ansias de jugar.
La solución era clara, el pirateo de juegos. Económica era, y yo me amparaba bajo la ley de “copia privada”, así que mientras no lo distribuyera con ánimo de lucro, no pasaría nada.
Al igual que con los emuladores, jugué, jugué y jugué y… me aburrí de jugar. Y cada vez, era más difícil ”crackear” un juego…Llegó un momento en el que me divertía más pirateando un juego y descubriendo sus entresijos internos que jugando al propio juego en sí.
Un reto (juego) dentro del propio juego, quién lo hubiera imaginado (en mi blog personal tenéis mis opiniones sobre este tema y más).
Mi finalidad no era jugar. Llegó un momento en el que pirateaba por piratear, no exactamente por piratear, sino por aprender. Las medidas anticopia mejoraban a un ritmo alarmante. SecuROM, Conexión permanente a Internet, DRM, Steam…Y todas eran un reto. Un reto distinto. Un reto que me encantaba superar. Y de hecho lo hacía. Con más o menos quebraderos de cabeza, pero lo terminaba sacando.
Mi objetivo no era el juego, mi objetivo era saciar mi curiosidad y ansia de conocimientos. Y la única forma de hacerlo, era saltándome las (in)seguridades y limitaciones impuestas por los programadores o fabricantes del artículo en cuestión.
Ansia de conocimientos que persiste hasta hoy. Curiosidad que es lo que me mueve a seguir jugando, a seguir aprendiendo y a seguir modificando juegos y saltándome seguridades y limitaciones. Curiosidad que me mueve a seguir estudiando.
Actualmente he llegado demasiado lejos, me he metido a estudiar Ingeniería Informática, y me quiero especializar en la rama de seguridad en redes y software.
Porque no puedes proteger algo, si no sabes qué limitaciones tiene esa protección. En otras palabras, para aprender seguridad, tienes que saber cómo saltarte y/o romper esa seguridad.
Y la de los cartuchos… no era muy buena.
Original VS Pirata
(Originales – Pokémon Trading Card Game y Pokémon Edición Azul / Piratas – Harry Potter & The Chamber Of The Secrets III y “36 IN 1″)
La entrada Recuerdos de infancia es 100% producto Deus Ex Machina.