El carrete ya no pudo darme más fotos con aquella cámara averiada, es una pena. Bajamos a la carrera hacia Imlil y de nuevo llegué el último, más voces pues todos ya estaban subidos al autocar, y fue gracias a tres estudiantes de ingeniería de la universidad de Casablanca que lo conseguí pues en más de un momento mis machacados pies me hicieron pensar que me pasaría otra noche a la intemperie en el Atlas. Vaya jefe de expedición.
Regresamos a dormir a Marrakech y al día siguiente partimos en dirección a la península pero en vez de ir de nuevo por la costa lo hicimos por el interior.
Prefería subir el Gran Toubkal en zapatillas de deporte que volver a pasar por semejante frontera. Las mujeres cargadas como burros haciendo larguísimas colas para cruzar a España con sus mercancías. Cuando al fin paramos para hacer noche en El Puerto de Santa María ni me molesté en dar una vuelta por la ciudad. Me llevaba África en la mochila y no quería que se me escapara.
Pena de fotos. Otro día os contaré otro de mis viajes y mis problemas con las cámaras pues a los pocos días ya estaba comprándome una nueva y mejor.
Maravilloso es el Planeta África, y sus gentes.Daniel Paniagua Díez