Recuerdos del CIPA

Publicado el 16 septiembre 2011 por María Bertoni

Según los organizadores del evento, cerca de dos mil personas asistimos al primer Congreso Internacional de Periodismo Autogestionado (CIPA), que tuvo lugar en el Hotel Bauen el 9 y 10 de septiembre. Las actividades programadas incluyeron las clases magistrales a cargo de 1) el activista italiano Franco Bifo Berardi (por teleconferencia); 2) el especialista argentino en TICs, Alejandro Piscitelli; 3) el autor del proyecto GNU y líder de la organización Software Libre, el norteamericano Richard Stallman; 4) el juez de nuestra Corte Suprema de la Nación, Eugenio Raúl Zaffaroni; 5) la titular de Mujeres Creando de Bolivia, María Galindo.

Quien suscribe también presenció la charla que el director nacional de Supervisión y Evaluación de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), Gustavo Bulla, dio en reemplazo del anunciado Gabriel Mariotto. Tal vez ésta haya sido la exposición más deslucida.

“Inclusión” es el término que mejor sintetiza, no sólo éstas y otras presentaciones, sino los talleres organizados para formatos online, gráfico, radial y televisivo. En este punto cabe recordar que, auspiciada por el Ministerio de Trabajo de la Nación, la realización del CIPA respondió al reconocimiento de distintos emprendimientos que proponen un cambio social a través de la comunicación como herramienta de transformación de conductas cotidianas, valores sociales y políticas locales.

“Autogestión” también fue un concepto clave, en tanto práctica capaz de impulsar, sostener y desarrollar una red prescindente de la idea de comunicación como generadora de recursos económicos, y dispuesta a plantear una vía alternativa –sin fines de lucro y con el acento puesto en la responsabilidad social– frente a las hegemonías mediáticas.

A continuación, figuran algunas de las anotaciones tomadas en el transcurso de las charlas brindadas por Piscitelli, Bulla, Stallman y Zaffaroni. Al final de cada síntesis, los interesados encontrarán un link directo a la recreación completa (filmación y/o audio incluidos) de cada presentación.

Revolución Gaga: redes y cambios sociales, por Alejandro Piscitelli
  La irrupción de Internet supone un quinto hito en la historia universal de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), después de 1) la adquisición del lenguaje oral, 2) la incorporación de la escritura, 3) la invención de la imprenta, 4) el surgimiento de los medios audiovisuales.

 Actualmente ascienden a 2100 millones los usuarios de Internet en todo el mundo, y a 400 millones la cantidad de sitios web.

  La comunidad virtual de Facebook conformaría, en términos poblacionales, el tercer país del mundo después de China e India. Por orden de importancia descendente le siguen Google (la única base de datos cuyos algoritmos arrojan resultados en función de los intereses e incluso de las intenciones de los usuarios), YouTube (que sube un promedio de 48 horas de material audiovisual ¡por minuto!) y Twitter (la noticia sobre el asesinato de Osama Bin Laden provocó un torrente de 36 millones de twits en tres horas y media).

  El fenómeno de las redes sociales pone en evidencia los verdaderos motores de la innovación: la apertura, la cooperación, la conexión (más allá de la cuestión tecnológica: en términos sinérgicos). Las innovaciones colectivas y no lucrativas generan mayor capacidad productiva en los seres humanos.

  Con los blogs y las redes sociales, Internet también origina la figura del “prosumidor” que relativiza la verticalidad de la comunicación y en cambio afianza su horizontalidad. De hecho, quienes consumen información también pueden y suelen producirla.

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Exposición completa, aquí. 
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El nuevo escenario mediático nacional tras la aprobación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, según Gustavo Bulla
 En el enfoque filosófico radica la gran diferencia entre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y la vieja Ley de Radiodifusión 22.285/1980. De hecho, la nueva regulación deja de subordinar la comunicación a la doctrina de Seguridad Nacional para defenderla e implementarla como derecho humano.

 En poco tiempo más, en Argentina se multiplicará por siete la cantidad de canales de aire (44) que existía en 1968. En este contexto, el gran desafío consiste en producir contenidos nuevos, que no repitan modelos ya impuestos, sino que diversifiquen el panorama actual.

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El software y la libertad, por Richard Stallman
 A diferencia del software comercial (o privativo), el software libre respeta cuatro libertades esenciales: 1) la libertad de ejecución (los usuarios deben poder usar el programa como quieran, sin tener que someterse a restricciones impuestas por el desarrollador); 2) la libertad de distribución (los usuarios deben poder prestar /copiar/distribuir el programa, sin enfrentar sanciones ni costos adicionales); 3) la libertad de acceso al código fuente (los usuarios deben poder acceder al código fuente de los programas que utilizan y conocer sus implicancias), 4) la libertad de modificar el código fuente (con fines de corrección y ampliación, sin enfrentar sanciones ni costos adicionales).

 El respeto por estas cuatro libertades va más allá de la cuestión técnica y tiene un alcance político, social, ético. Transgredirlas no provoca desarrollo sino dependencia económica, tecnoloógica e intelectual.

 En este sentido el programa que entrega una computadora portátil para cada alumno no hace más que perpetrar la imposición de un sistema operativo (en general Windows) y de programas privativos asociados que atentan contra las cuatro libertades arriba enunciadas y por lo tanto contra la noción de comunidad solidaria.

 A esta altura resulta inadmisible que los Estados sigan comprándole a Mircosoft licencias para instalar y utilizar en las oficinas públicas el sistema operativo Windows y las aplicaciones del mismo entorno. De esta manera, los gobiernos se ponen ellos mismos en una situación de vulnerabilidad con respecto a las grandes corporaciones informáticas.

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Entre lo legal y lo legítimo, por Eugenio Raúl Zaffaroni
 La globalización es un sistema de poder planetario que suplanta a los llamados “colonialismo” y “neocolonialismo”, y que se distingue por la revolución tecnológica que lo acompaña. Hoy más que nunca, el poder depende del saber, es decir del know-how.

 El mundo actual tiende a dividirse, ya no entre explotadores y explotados, sino entre incluidos y excluidos. Desaparece entonces toda posibilidad de dialéctica pues el excluido está de más, y se convierte en irrecuperable.

 El reestablecimiento de alguna dialéctica sólo es posible en la mencionada lucha por el saber, que también es una lucha por el poder.

 Dada esta realidad, es importante valorar y aprovechar nuestro acceso a la información que treinta o cuarenta años atrás era mucho más restringido, y que hoy puede ayudarnos a reorganizar el saber (y por lo tanto el poder).

 Los nuevos soportes de comunicación pueden ayudarnos a combatir o al menos a restringir el alcance de la denominada “criminología mediática” cuya expansión, sobre todo televisiva, contribuye a la conformación de un Estado gendarme que se contrapone al modelo de Estado inclusivo o social, y que apunta a la constitución de un totalitarismo global como imaginaron (George) Orwell o (Adolf) Huxley.

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