Recuerdos del verano 1

Por Grumete
           
Os contaba que este año, en nuestra “semana mediterránea” habíamos hecho una jornada intensiva de mar. El lugar elegido ha sido la costa de Castellón, más concretamente Alcocéber. Durante una semana hemos acudido a nuestra cita con el mar. Ha habido días de playa arenosa pero al final tomamos la determinación de ir mejor a las calas pequeñas, ya que mis hijos ya no juegan a hacer castillos y sin embargo sí que disfrutan con la máscara y el tubo buceando en las proximidades de la orilla. No es necesario hacer grandes ni lejanas inmersiones para pasar unos ratos buenísimos en la playa, en lugares cuya profundidad no es necesario que supere ni los dos metros, aunque con aguas algo más profundas se ven peces algo más grandes. Las tardes en la Cala Mundina (arriba) fueron muy entretenidas, pero las dos mañanas que pasamos en la Cala Blanca (abajo) no lo fueron menos. El fondo de la Cala Blanca es de arena pero a los dos lados hay zonas de rocas donde la fauna era la misma que pudimos ver en la Cala Mundina y de la que os hablaré esta vez y en la siguiente ocasión. Para ver las imágenes que identifiquen a aquellos especímenes de los que no dispongo fotografía, lo mejor es poner los nombres científicos en el buscador y buscar imágenes.
   La que más nos gusta es la Cala Mundina, cuya foto os pongo al principio de la entrada. El fondo de la Cala Mundina es de canto rodado. Esta cala es la parte final de un barranco que baja de la sierra de Irta. Tan sólo hay erizos en una pequeña cueva, por lo que no hay peligro de pincharse si bien es buena medida usar escarpines para proteger las plantas de los pies. Con apenas 50cm. de profundidad, ya empezamos a ver muchas cosas interesantes. Al entrar, una parte de la cala está repleta de los restos de algas que el mar arroja a la playa. En este caso eran algas rojas, creo que Laurenia obtusaEntre las algas que cubren las rocas quiero destacar a la Padina Pavonia, por lo llamativa debido a que las rocas aparecen salpicadas de teatros romanos en miniatura. No es especialmente grande ni frondosa, pero sí llama la atención por su abundancia. También es bastante frecuente la Acetabularia acetabulum, que apareciendo en pequeñas colonias asemejan a las playas con multitud de sombrillas para personas en miniatura. Las piedras están cubiertas de un tapiz verde, y cuando la profundidad aumenta aparecen algunas algas Caulerpa prolifera que aguantan bien en acuario y de las cuales tengo en el mío. Lucía me encontró en la orilla una mano de muerto (Codium vermilaria), mezclada con el resto de algas rojas arrancadas, que ahora la tengo en el acuario y que de momento sobrevive. A la derecha la foto.   En estas zonas poco profundas, el animal que más nos sorprendió, ya que yo sólo había visto una y además en este mismo lugar diez años atrás fue una liebre de mar (Aplysia punctata) que toqueteamos un poco, hicimos nadar ante nuestros ojos para disfrutar con sus ondulantes movimientos y que después colocamos en la misma grieta en la que la habíamos encontrado. Los chicos encontraron varias estrellas de mar (Coccinasterias tenuispina) de estas que viven sobre las rocas y que si la mayoría de las estrellas de mar se caracterizan por poseer cinco brazos, en el caso de estas la característica es tener un número indeterminado, siete u ocho, pero raramente cinco.
   Además de las algas que tapizan las piedras y las estrellas, multitud de peces y cangrejos viven bien en las grietas que se forman entre las rocas o en los agujeros que quedan bajo las mismas. Generalmente, para bucear suelo llevar unas láminas plastificadas con los nombres de los peces y de otras faunas más frecuentes, pero este año me lo dejé en casa, cosa que lamenté, ya que podía habérsela dejado a Quique que seguro habría aprovechado más las jornadas.