Nada más entrar, en las zonas batidas por las olas, al abrigo de las rocas y en las zonas algo sombrías podíamos encontrar quisquillas ( Palaemon spp.) como las de la foto superior que movidas por la curiosidad se acercaban a nuestras manos por si podían sacar algo de lo que alimentarse. Remover el fondo es algo que las atrae como un imán. Son unos animales muy abundantes a la vez que bonitos, con sus cuerpos transparentes que los hacen difíciles de localizar.
Se ven muchos alevines es estas zonas, pero cuando nos adentramos algo más el tamaño de los peces aumenta y también los grupos se hacen más numerosos. El más abundante con diferencia es el raspallón (Diplodus annularis) con su mancha negra característica en el pedúnculo de la aleta caudal. Fácil de confundir con la menos abundante oblada (Oblada melanura), que también presenta esta mancha oscura si vienen este caso la mancha está rodeada de un halo blanco. Algo menos abundante es el sargo (Diplodus sargus), que se diferencia del raspallón por presentar una serie de líneas verticales además de la citada mancha en el pedúnculo caudal. Otros peces presentan más colorido, y dentro de ellos el más abundante es la salpa (Boops salpa), llamativo debido a las rayas amarillas que lo recorren longitudinalmente. Más coloridos sin embargo son las julias o doncellas. (Coris julis), auténticas joyas multicolores que además presentan la característica curiosa de cambiar de sexo con la edad, siendo los ejemplares más grandes y viejos machos y los más jóvenes hembras. Más abigarrados y de tonos más crípticos, los tordos (Crenilabrus spp) se acercan con curiosidad cuando estamos inspeccionando las rocas. Otros peces menos llamativos por sus colores pero familiares al estar muchas veces en los mercados son la lubina (Morone labrax), la dorada (Sparus aurata) y la breca (Pagellus erythrinus). Como curiosidad vi por vez primera un pequeño grupo de tres ejemplares pequeños de espetón (Sphyraena sphyraena) que es la barracuda del Mediterráneo, y varios ejemplares de corvallo (Johnius umbra) que cuando nos acercábamos se ocultaban bajo las rocas.
Al volver a la playa, de forma invariable las piedras aparecen salpicadas de ejemplares de blénidos (Blennius spp.) de diferentes especies, como este blenio esfinge (Blennius sphinx)
Tras estas experiencias inolvidables, la piscina y a descansar hasta el día siguiente.