Recuerdos desmadrosos con mi padre

Por Desmadreando @desmadreando

¡Menuda resaca de semana! Yo no sé si les paso a todas las que asistimos al sarao maternal pero es que ésta semana me faltaron horas y a decir verdad energía. Pero no quería dejar pasar un día como hoy para escribir y recordar. En México es el Día del Padre y es curioso porque que hoy no estuve triste.

Quizás la falta de tristeza se debió a que no tenía todo el bombardeo de publicidad que suele haber en éstos días de San Marketing por mi pueblo. Quizás se debió a que no tuve que felicitar a mi suegro ni a Semenator. Quizás porque empiezo a ser más de acá que de allá… ¡A saber!, pero agradezco que no me inundara la tristeza de ser huérfana de padre y que al revés hoy me acordara de dos grandes anécdotas desmadrosas con “EL JEFE” que quiero compartir. La primera en la infancia y la segunda en la vida adulta.

Tenía yo doce años y volvía del colegio agobiadísima porque tenía examen de Español y éste consistía en analizar el tiempo verbal de una frase. Mi madre no estaba así que durante la comida le pedí ayuda a mi padre pues toda la nota me iba en el análisis. Saqué el papel de la libreta de deberes y la frase a analizar era:

“Ellos no querían tener hijos pero los tuvieron”

Mi pobre padre tuvo que sacar la Enciclopedia Salvat y se sentó conmigo toda la tarde para hacer el análisis y desgranar si se trataba del subjuntivo condicional imperfecto. Al día siguiente presenté el trabajo que habíamos hecho conjuntamente y cuando volví a casa mi padre me preguntó que cómo me había ido y le dije que me habían suspendido porque estaba mal hecho el análisis. La respuesta correcta era “Preservativo Imperfecto”.

Mi padre se levantó de la mesa, fue por la enciclopedia enfadadísimo pues él estaba seguro que el análisis era correcto y cuando llego a la palabra Preservartivo cayó en cuenta que todo había sido una broma. Hoy por hoy sigue siendo una anécdota que contamos de cómo le tomé el pelo a los 12 años.

Diez años después lo intenté nuevamente pero no coló. Yo tenía 22 años y había venido a Salamanca a estudiar un Erasmus. Llegó el verano y decidí con mi mejor amiga, LaDunis, darme un volteo por todo el norte de España. Curiosamente uno de los destinos era donde veraneaba Semenator y su familia. Así que un día Semenator me raptó y me llevó a comer a Castro Urdiales en plan súper romanticón.

Debo aclarar que era domingo. Los domingos es cuando las llamadas internacionales salen más baratas desde el otro lado del charco. Sonó el móvil y era mi padre preguntando dónde estaba y qué tal iba mi viaje. Yo le dije que estaba conociendo Castro Urdiales. Nada más que la verdad.

- “Oh un lugar memorable” dijo él (eso jamás se me olvidará), “Hija yo las invito pero vayan a comer a un sitio que está en la plaza principal que ponen…” y en eso lo interrumpí y le dije “las mejores kokotxas del mundo”…-¡¿Cómo lo sabes? !-me preguntó él y le dije:- “porque justo estoy ahí papá y están que te mueres”.De ipsofacto mi padre soltó la siguiente petición: -¿me pones con LaDunis que la quiero saludar?

Está de más decir que mi amiga no había ido a la cita romántica. Está de más decir que tuve que fingir que no se escuchaba nada y colgar el teléfono aterrada de que mi padre me había pillado. Está de más decir que si dices que estás viajando de mochila con tú mejor amiga y en eso resulta que estás comiendo en un restaurantaco de los caros con “el novio” pues como que no cuadran las historias. Está de más decir que el móvil volvió a sonar y del otro lado resonaron los gritos de mi padre y mi madre allende los mares.

Obviamente me dijo que ni se me ocurriera conjugar mal los verbos porque podría llevarme un guantazo de los buenos.

Está de más decir que lo extraño y que donde quiera que esté le mando todos los besotes desmadrosos que me gustaría darle en persona.