A finales del 2011 después de visitar a muchos doctores me diagnosticaron Disautonomía, para mí fue un alivio porque pensaba que teniendo el diagnóstico me sentiría mejor, mi calidad de vida mejoraría y regresaría a ser quien era antes de enfermar. Creía que siguiendo todas las indicaciones y recomendaciones médicas estaría bien. Mis expectativas al respecto eran altas, seguí todo al pie de la letra y todo este esfuerzo solo resultó en una pequeña mejoría, la sintomatología seguía presente, esto no fue la solución.
Sabía que mis doctores ya estaban haciendo todo lo que estaba en sus manos, pero no estaba segura si yo estaba haciendo lo mismo; constantemente me preguntaba ¿qué puedo hacer yo para sentirme bien que no haya hecho antes?, ¿qué está solo en mis manos y no depende de ellos?.Por conciencia climática empecé a participar en el movimiento internacional LUNES SIN CARNE, por recomendación médica llevaba un registro de mis hábitos y síntomas de la enfermedad. Gracias a este registro me di cuenta que los lunes eran los días que no registraba nada, fue sorprendente descubrir que al alejar los productos de origen animal tenía energía, no presentaba taquicardia, los desmayos no se manifestaban en el primer día de la semana, no tenía bajas de presión, subidas y bajadas de azúcar, ni migrañas.
Al reconocer esto decidí que las veces que yo tuviera control sobre mi alimentación seguiría comiendo de esta manera y cuando no, comería lo que se me ofreciera o hubiera. A pesar de que no era ya un estilo de alimentación los beneficios seguían ocurriendo.
Me emocioné tanto que empecé a investigar sobre procesos digestivos y a la par encontré literatura científica que avalaba una alimentación basada en plantas. Fue en este punto donde el conocimiento me empodró y encontré la respuesta que tanto había buscado. Eran mis hábitos alimenticios el camino a seguir, el viaje por emprender y la aventura por recorrer.
Fue el 31 de diciembre del 2014, en la cena de Año Nuevo, con toda la familia reunida, a las 23:59 horas. Puse mi alarma para que la primer campanada anunciando el Año Nuevo no robara mi atención. Me levanté de la mesa, pedí la palabra y les dije: "familia a partir de hoy ya no comeré productos de origen animal", sonó la primer campanada y todo siguió su curso (en sus vidas, yo ya empezaba el primer segundo de mi nuevo estilo de vida).
Como en todo, la práctica hace al maestro y poco a poco fui aprendiendo más al respecto, en el camino cometí algunos errores que fueron parte de mi aprendizaje.
ERROR #1: como yo me sentía muy bien quería que todo mundo pudiera vivir los beneficios de este tipo de alimentación y era mi tema de conversación en cada lugar al que llegaba o con cada persona con la que me topaba; por ello me gané el apodo de la evangélica de la alimentación. Ahora sigo compartiendo pero solo cuando las personas me preguntan o a través de mi IG.
ERROR #3: El término de DIETA BASADA EN PLANTAS no era tan conocido hace 5 años y para no tener que explicar lo que era decía que era VEGANA y aquí empezaron los juicios porque si estaba en la mira no solo por lo que comía, sino también por lo que usaba o hacía. Aquí me extenderé un poco, vivo bajo AHIMSA- no violencia esto por su puesto incluye al planeta y a los animales; pero también a las personas y si alguien de corazón me hacía un regalo como una prenda de vestir lo agradecía y ya decidía después si lo usaba o no. Lo mismo con las cosas que ya tenía antes de cambiar mi estilo de vida, consideraba que era mejor ir sacando poco a poco. Al final era una manera de cerrar un ciclo y convertirme en una mejor versión de manera paulatina.
Aquí mi faro se expandió ya no solo era una dieta basada en plantas, llegó AHIMSA como brújula de mis pensamientos, palabras y acciones. Gracias a AHIMSA aprendí a tener compasión por los demás y entender que no me juzgaban y no tenía nada que defender, las personas opinaban desde su experiencia y puntos de vista. Aquí se dio el verdadero cambio, todo empezó a volverse más congruente y mi mente y corazón estaban en sincronía. De manera natural las personas se empezaron a acercar a pedirme consejos o ayuda para mejorar su estilo de vida, todo lo empecé a hacer de manera innata y desde mi experiencia.
Todo este tiempo mi aprendizaje fue autodirigido y probando todo en mi, en el 2018 tomé mi primer curso, luego tuve una asesoría con una nutrióloga para que revisara mi alimentación y desde su experiencia me ayudara a hacer los ajustes que fueran necesarios y por último decidí certificarme como Coach en Cambio de Hábitos y tener más herramientas para el acompañamiento.
A través de la alimentación basada en plantas por sus características antiinflamatorias he tenido los siguientes beneficios:
- Tengo 3 años y medio sin desmayarme
- Tengo más energía durante el día
- Mi piel está más limpia
- Perdí el peso que me sobraba
- Mejoró mi sistema digestivo
- Recueperé el cabello que había perdido
- Mis niveles de azúcar en sangre se normalizaron
- Las migrañas son raras ahora
- Mis ciclos menstruales se regularizaron y los cólicos ahora tolerables.
- Mi musculatura está más tonificada que nunca.
Si quieres seguir una alimentación basada en plantas asegúrate de comer lo siguiente:Frutas y verduras en abundancia, legumbres, tubérculos, cereales integrales, nueces y semillas, aceitunas y aguacate.