Hace algun tiempo el Ayuntamiento de Girona elaboró una Ordenanza para regular el cuidado de los animales de compañía de la ciudad. Entre otras cosas obligaba a sacar a pasear el perro por lo menos cada 6 horas. Pues bien, esta propuesta de Ordenanza suscitó mucha polémica, sobretodo por este hecho. La gente reaccionó de dos únicas maneras, u opinaba del estilo: “pero a ver qué se piensan! sólo faltaba que ahora me vinieran a controlar si saco o no al perro!” o se reían a carcajadas. Pues bien, señores y señoras, mamis y papis, seguro que todos vosotros conocéis a vecinos que tienen perros todo el día metidos en jaulas o en el patio, que no los sacan nunca a pasear. Perros que dejan abandonados en ese patio o jaula durante horas y horas, e incluso días cuando los “amos” se van al apartamente de la playa de fin de semana. Por todo ello, hoy en día se necesitan leyes que protejan a esos pobres animales de compañía de las malas maneras de sus “amos”.
Bien, con todo ésto, ¿a dónde quiero llegar? pues quiero llegar al Sentido Común.
Hoy en día nos encontramos con leyes y más leyes que regulan cada vez más y más cosas. Fijáos en las reglamentaciones que se hacen hoy en día y veréis que la mayoría de cosas que se regulan son de sentido común. Porque no me diréis que el hecho que una persona saque a pasear alguna vez al día a su perro no es de sentido común? entonces, ¿por qué tenemos que llegar a estos extremos?, por qué tenemos que llegar a plasmar en una ley el que se tenga que hacer? pues porque estamos perdiendo la coherencia, estamos perdiendo el norte, estamos perdiendo el Sentido Común. Fíjaos un poco y veréis.
El otro día estaba descansando en un banco de una plaza céntrica de la ciudad mientras unos niños jugaban a pelota. No os lo creeréis, pero me extrañó ver a esos niños jugando a pelota en la plaza! una cosa tan normal y me hizo estrañar!. Me hizo pensar que ahora no se ven niños jugando a pelota en las plazas, y muchos de vosotros me diréis que es porque prefieren estar sentados todo el día delante de la Play Station o del ordenador. Pero no le echemos toda la culpa a los niños. Fijaos y veréis que en muchas de las plazas de vuestros pueblos y ciudades hay un cartelito de “prohibido jugar a pelota”. Seguro que un buen día un señor o señora se fue a quejar al ayuntamiento porque algun niño le dio un pelotazo mientras descansaba en un banco de la plaza y el ayuntamiento para no hacer cabrear al susodicho (y no perder su voto) tuvo la ocurrencia de poner el dichoso cartelito. Y así se fueron sumando más y más plazas y jardines públicos hasta llegar al punto que hoy en día los niños no tienen sitios para jugar a pelota, ni para ir en monopatin, ni para ir en bici… y ¿qué les queda? ¿hacer cabañas en el bosque o en los parques? oooohhh nooooo, que hacen feo el paisaje o pueden originar un incendio por las maderas o puede ser un estorbo sentir las risas de los niños pasándoselo pipa mientras juegan a mil y una batallitas. Así pues, ¿qué les queda? pues sentarse delante de la tele o del ordenador. Esto indica muchas cosas, entre ellas, que los niños cuentan menos que los adultos y que priorizamos la solución rápida (prohibir) en vez de optar por educar a los niños para que jueguen en las plazas respetando a la resta de usuarios y educar a los adultos para que sean un poco más respetuosos con los niños. Antes todos jugábamos en las plazas y dábamos más de un pelotazo a alguien. Sí, fastidia, pero se pedía perdón, como mucho te echaba un sermoncito la víctima, le salía un chichón y ahí quedaba todo, porque era de lo más normal que los niños jugaran en la calle, o no?.
Si seguimos con tanta absurdidad, ¿a dónde vamos a llegar? No sé, estamos llegando a un nivel de incoherencia, de cosas absurdas, que si te paras a pensar asustan.
Reflexionemos todos un poco y pensemos: ¿por qué tantas leyes? ¿por qué tanta reglamentación? la culpa mayoritariamente no es de la administración, sinó de nosotros mismos, que por lo intolerantes que somos, por lo egoístas que somos, por lo incívicos que somos…tenemos que ser regulados por un tercero para así salvaguardar los derechos de los demás.
Si hacen faltan leyes para regular lo que el sentido común debería hacer, no creo que ninguna ley corrija las conductas viciadas. No se respeta con lo que en esencia no se comulga. Abogo por una mejor educación. Vale más enseñar a un niño el amor a los animales, o enseñarle a pedir perdón si da un pelotazo e ir con cuidado mientras juega a pelota o con el monopatín que multar a un padre con mil euros. Pero por desgracia en este país es más rentable legislar que educar.
Así que, ya está bien, hasta aquí hemos llegado!: Entrenemos nuestro sentido común! y volvamos a hacer de nuestras calles y plazas lugares donde todos, señores y señoras, niños con pelotas y lindos animalitos, podamos disfrutar con total tolerancia…eso sí, sin caquitas de perro.