Recurso emocional: Tengo miedo

Por Bergeronnette @martikasprez
Menciona todas las emociones que has experimentado a lo largo del día de ayer.
¿Ya?
¿Completamente seguro?
Experimentar emociones es algo común en niños y adultos. Sentir miedo, también. Es normal e incluso positivo, ya que supone un estado de alerta que protege de posibles riesgos. Hay temores comunes en casi todos los niños, propios de cada etapa evolutiva, los cuales se superarán con un poco de ayuda de forma casi espontánea. Solo debemos preocuparnos si los miedos perduran demasiado o provocan un estado de ansiedad desproporcionado.

Hoy, quiero hablar del miedo. Porque todos tenemos miedo a algo o a alguna cosa. Los niños, en particular pasan por diversas fases. Son los miedos evolutivos: temer a los extraños, a separarse de sus padres, a la oscuridad, al colegio... Son temores comunes a casi todos los niños, la mayoría pasajeros, de poca intensidad y propios de una etapa evolutiva concreta. Están asociados a las distintas fases del desarrollo y van variando a medida que evolucionan las características cognitivas, sociales o emocionales de los niños.
Hay una práctica muy extendida entre padres, -que no me gusta nada, y por ende, evito practicarla, y que lo hagan con mis hijas-, que consiste en recurrir al miedo para proteger a los niños de situaciones peligrosas (enchufes, fuego, animales, lejía, tráfico), considero que es darles miedo de manera innecesaria para controlar una conducta.
"Mamá, tengo miedo". En algún momento de nuestra vida hemos escuchado esta frase de nuestros hijos. La manera de actuar nuestra facilitará el comportamiento del "niño miedoso".
¿Qué debemos hacer?
Primero, y antes que nada, tenemos que identificar qué es lo que produce el miedo. Ver si es real, o sólo una llamada de atención.
¿Cuántas veces te ha dicho "tengo miedo" tu hijo en el momento de ir a dormir, cuando todavía siguen las ganas de jugar? Esto es un ejemplo de no-miedo.
Hay que hablar con ellos, y preguntarles qué cosa les dan miedo, ser comprensivos con ellos, hacer caso de lo que nos cuentan... Tendremos mucho ganado. Muchas veces, lo que ellos necesitan es sentirse escuchados, sentir que son una pieza importante en nuestra vida.
Después, habrá que alentarle a superar esos miedos (un monstruo debajo de la cama, un ruido extraño en una parte de la casa...), pero sin forzar, con paciencia, e incluso con la ayuda de una luz, un muñeco... O haciéndoles compañía en la habitación.
Muy importante es fomentar su autoestima y autonomía, enseñándole maneras de disminuir el miedo: imaginar, cambiarle el tema por el que está asustado por otro que le sirva de inspiración.
Cuéntame que has hecho hoy. Imagina que ese ruido es el pequeño duende que está buscando las piezas del puzzle que se han perdido. Cuenta hasta 10, y por cada número imagina un objeto que te gusta: una flor, dos caballos, tres ovejas...

Y ya para acabar, ofrecer al niño una visión positiva del mundo. Tenemos que predicar con el ejemplo, no hay que preocuparse en exceso por las cosas, siempre podemos encontrar soluciones a las preocupaciones. Y, si seguimos el ejemplo de la película, Monstruos, el humor facilitará empequeñecer el "problema" que les da miedo.
Odio un determinado bicho con muchas patas, pero delante de mis hijas no les muestro mi miedo, para no "contagiar". Tenemos que ser ejemplo y no enseñarles que el miedo a pequeñas cosas es irracional.
En esta entrada he hablado de los miedos pequeños, sobre objetos u oscuridad. Los miedos grandes y serios, como la pérdida de un ser querido, por ejemplo, tienen que ser siempre hablados, de acuerdo con la edad del niño, con él mismo.
¿Te ha gustado? Este mes, ¡Mamá qué sabe! continua su -nuestra- propia revolución, con el mes de las emociones, podréis leer muchos más recursos en su página de fb, así como durante estos días en mi blog. Animaos a participar y a comentar.