Desde hace días, el trabajo de carga y descarga portuario está de actualidad por un conflicto que le enfrenta al Gobierno Los estibadores están en contra de la decisión del Ejecutivo de liberalizar el sector, en el que más de 6.000 trabajadores se encargan en los puertos españoles de manejar toda la mercancía que utiliza la vía marítima o fluvial, cargándola y descargándola de los barcos, lo que representa el 60 por ciento de las exportaciones del país y el 86 por ciento de las importaciones. Esas magnitudes son, precisamente, las que fortalecen y envalentonan al sector estratégico de la estiba. Las repercusiones de una huelga no son, pues, ninguna minucia si, como anuncian, estos trabajadores paralizan los 46 puertos más importantes de España, los días 20, 22 y 24 de febrero, ocasionando unes pérdidas estimadas de más de 150 millones de euros. Al parecer, el Gobierno ha prorrogado una semana el plazo para continuar las negociaciones y los trabajadores, en contrapartida, han desconvocado, de momento, la huelga, aunque mantienen un ritmo lentificado que provoca grandes atrasos y atascos en la actividad portuaria.
Lo cuestionable del asunto es que todos los trabajadores de la estiba están contratados por sociedades de gestión a las que sólo ellos pertenecen y en las que, por ejemplo, no figura ninguna mujer. Cualquier empresa naviera que necesite movilizar mercancías en un puerto español debe contratar a través de estas sociedades los estibadores pertinentes. Se trata, pues, de un nicho laboral endogámico y prácticamente en régimen monopolista o de oligopolio del que participan, exclusivamente, los cerca de 8.000 estibadores que existen afiliados en España. Es decir, un trabajo vetado a quien no pertenezca al gremio de los afiliados a tales sociedades de gestión.
El Gobierno, en cumplimiento de una sentencia del Tribunal Europeo de Justicia, debe liberalizar el sector, tramitando con urgencia vía Decreto Ley un cambio legal para sustituir esas sociedades de gestión, tras un período de transición de tres años, por empresas de servicios, parecidas a las de trabajo temporal, abiertas a aceptar solicitudes de trabajo sin ninguna restricción, salvo la exigencia de los requisitos establecidos. Con ello se conseguirá que aumente considerablemente la demanda de trabajadores, a quienes se les requerirá una cualificación profesional, y es previsible que –a más demanda- se abaraten los sueldos, que en la actualidad oscilan entre los 60.000 y 100.000 euros al año. Los estibadores, naturalmente, están en contra, pues no quieren perder el control que ostentan en el trabajo portuario ni las condiciones ventajosas que disfrutan y que se refleja en sus nóminas.