Nuestras instrucciones de conocimiento son limitadas pero la dimensión de una mente abierta es infinita. Es cuestión de fe, cuando nuestra intuición, nuestro sentimiento más profundo y nuestro espíritu tienen la certeza de la verdad, de una verdad, entonces no hay razones que puedan influirnos. Cualquier persona puede disponer de información, por un lado, sobre creencias, y por otro, de evidencias científicas.
En referencias históricas, algunos arqueólogos sostienen que la razón de que en la Edad de Piedra (10.000-5.000 a. de C.) se enterraran los cuerpos en posición fetal, era para facilitar así el renacimiento.
- En África hay cientos de tribus que creen en la reencarnación, los zulúes son los que poseen uno de los credos más avanzados. “Dentro del cuerpo habita un alma y dentro del alma una chispa del espíritu universal divino. Existen 7 grados de hombres, y los más elevados y perfectos alcanzan un estado, después de muchas reencarnaciones, en las que ha cesado el renacimiento.”
- En numerosas tribus de América poseían creencias sobre la reencarnación, y se dan en algunas, ciertas semejanzas con el hinduismo y el budismo.
- Zoroastro, que vivió durante el séptimo milenio antes de Cristo, enseñó que las almas humanas son espíritus inmortales que descienden a cuerpos mortales con el objetivo de obtener experiencia y luego regresar.
- En el mitraísmo, religión persa que data varios siglos antes de Cristo, abogaban a favor de la reencarnación.
- Herodoto, historiador griego que vivió en el siglo V a. de C. escribió que los egipcios fueron los primeros en enseñar la inmortalidad del alma. Las Obras Herméticas, tal y como han llegado hasta nosotros procedentes de algún periodo durante los tres primeros siglos después de Cristo, sintetizan la doctrina de la reencarnación tal y como probablemente fue aceptada por muchos egipcios cultos de entonces. Enseñaban que todas las almas derivaban de una sola alma del Universo.
- En el hinduismo, la más antigua de las grandes religiones que ha sobrevivido y que tuvo su origen en algún momento durante el cuarto milenio a. de C., la reencarnación viene determinada dependiendo del resultado de las acciones de cada persona. Todas las religiones con origen en el hinduismo afirman que la reencarnación existe en un ciclo sin fin llamado “rueda kármica”. En el jaimismo (religión previa al hinduismo) las almas van recogiendo los frutos de sus buenas o malas acciones a través de sucesivas vidas.
- En el sijismo, la reencarnación es una creencia central en esta religión. En el budismo, la tradición tibetana afirma la reencarnación según el Libro de los Muertos. En el taoísmo como visión filosófica de la vida y de la naturaleza, la reencarnación existe ya que nada muere al estar todo vivo fluyendo en el Tao.
- En el Talmud, una colección de leyes y tradiciones judías compilada durante dos siglos desde antes de la época de Cristo, enseñaba que Dios creó un número limitado de almas cuyo destino consistía en reencarnarse hasta que se vieran purificadas. Aparece también en la Cábala, en el Zohar. El historiador judío Josefo sostiene que la reencarnación fue aceptada tanto por los esenios como los fariseos.
- En el mundo antiguo griego, Pitágoras (582-500 a de C.) afirmaba haber sido Aetelides, hijo del dios Mercurio, quien le entregó el don de recordar sus antiguas reencarnaciones. Pero quien ejerció una influencia enorme sobre el pensamiento europeo a lo largo de muchos siglos fue Platón (427-347 a. de Cristo) y quizá sea el pensador más importante que haya que considerar al tratar la historia de la reencarnación occidental.
- En los orígenes del cristianismo, los gnósticos, asumieron la idea del retorno. Pero la iglesia oficial acabó con la idea de la reencarnación con decretos y prohibiciones que se llevaron a cabo durante el Concilio celebrado en Constantinopla en el año 543, en el Concilio de Lyon (1274), en el Concilio de Florencia (1439) y con la Inquisición (supresión de las ideas por la fuerza de las armas como la denominada cruzada de los albigenses en 1209)
Si seleccionamos todo lo que es creencia y fe, y lo transformamos en experiencias, el aprendizaje, bien en esta vida u en otras, será completo, porque la experiencia trasciende sobre cualquier creencia. Paradójicamente con cada día que amanece se nos presenta una forma de crecer, de madurar, de comprender, de aceptar, de renacer. Pero, ¿cuántos días hacen falta para sentir la plenitud de tan solo uno? Acostumbrados a vivir en un mundo con prisa, la vida la hemos convertido en algo parecido a un atropello. Y a este ritmo, ¿cuántas vidas son necesarias para ser consciente de una ellas, como la presente? Como dijo el maestro Osho: “Es en el momento presente donde se encuentran las puertas de la eternidad”