¿Qué diferencia hay entre lanzar una moneda al aire y un referéndum? Cuando ambos fluctúan alrededor de un 50% de probabilidad, en realidad muy poca.
Si lanzamos una moneda al aire 1000 veces, quizá obtengamos un 52% de caras, y un 48% de cruces. Si la volvemos a lanzar otras 1000 veces, igual sale al revés. A la larga, tiende al 50%, pero según el momento en que hagamos la "foto", puede que haya ligeramente más caras que cruces, ó al revés, siempre oscilando alrededor del 50%.
¿Qué sentido tiene que se tome una decisión vinculante en base a un resultado que depende tanto de la "emoción del momento"? Algo como un referendum de independencia debería tomarse con al menos un 60% de mayoría, ó quizá incluso más. Cuestión de estar más seguros de que eso es lo que realmente quiere "el pueblo".
Pongo "el pueblo" entre comillas porque en mi opinión eso es una palabra que intenta recoger una realidad demasiado compleja como para ser resumida ó condensada en una palabra. La idea de que la Democracia permite la expresión del pueblo está en mi opinión sobredimensionada. No digo que no tenga sentido, porque seguramente es "lo mejor que hemos encontrado hasta ahora", pero de ahí a pensar que es perfecto, hay un enorme trecho. Pero eso es otro debate muy largo.
Volviendo al tema del referendum, los que votan hoy quizá piensen distinto que sus descendientes dentro de 20 años (solamente). ¿Cada cuánto habría que realizar un referéndum para recoger realmente lo que "el pueblo quiere"?
Se mire como se mire, es totalmente absurdo. Pero así funciona realmente la Historia. A posteriori, se buscarán explicaciones de lo más sesudo y rebuscado. La historia está plagada de acontecimientos fortuitos, azarosos. La vida evoluciona gracias al AZAR, a lo aleatorio. Las mutaciones genéticas que se producen en todos los seres vivos de generación en generación son la forma que tiene la naturaleza de "ir probando" a ver si hay algo que funcione mejor. Y la historia, la humanidad, no es una excepción. NASSIM TALEB lo explica muy bien en sus libros. El ser humano intenta disfrazar el azar porque le aporta seguridad; prefiere una mala explicación que una ausencia de explicación.
Pero así funciona la historia. Coincidencias, circunstancias, sucesos encadenados que acaban provocando "saltos" ó "sorpresas". El referéndum en Escocia es una gota en un océano: se podría tomar la decisión lanzando una moneda al aire, y vendría a ser lo mismo: si sale cara, Escocia independiente, si sale cruz, se queda en UK. ¡ En serio, créanme ! La diferencia está en la legitimación a los ojos de la gente, en hacerles creer que "ellos" han tomado la decisión, cuando en realidad el resultado final depende de una confluencia de circunstancias totalmente aleatorias.
Como dijo Gustave Lebon en 1898, en una obra imprescindible como "Psicología de Masas", las ventajas de la democracia no tienen que ver con la expresión del pueblo, sino con la compensación de extremos. Creo recordar también que dijo que en realidad no era necesaria una participación universal, ya que se obtenía el mismo resultado con un porciones restringidas de la población. Hoy día con la tecnología ya no es problema, incluso podríamos votar todos los días, ó todas las semanas, por internet.
La Democracia ofrece al menos una participación al "pueblo", lo que le confiere cierta legitimidad. Pero entiéndanme bien: aquí no hablo de política, sino de filosofía. La lógica forma parte de la filosofía. Y se mire por donde se mire, un referéndum para decidir la independencia de Escocia, con resultados que oscilan alrededor del 50%, es simplemente absurdo. Pero tranquilos: seguramente tampoco pasa nada, porque la sensación de que "todo puede ser diferente" si Escocia se independiza, es otra ilusión. El AZAR también tendrá mucho que decir ahí ;)
Este artículo ha sido publicado por Niko Garnier,
en el blog www.global-trader.net