El Estado como institución de poder suprema carece de ideología, es el Gobierno quien mediante los partidos políticos adquiere una ideología para que los ciudadanos mediante el voto puedan elegir al partido en el cual se identifican. El Estado siempre está por encima de los partidos políticos, por lo tanto quien gobierna realmente no es el Gobierno sino el Estado, el Gobierno está al servicio del Estado porque éste es quién decide en los aspectos más importantes de la vida po
lítica y económica de la sociedad a través de sus instituciones.En esta coyuntura el ciudadano de a pie no decide absolutamente nada, es un individuo totalmente despersonalizado y deshumanizado que vive la ilusión política como espectáculo mayoritariamente a través de los medios de comunicación de masas, de esta forma cree participar en la vida política de la sociedad y el engaño al que es sometido por agentes externos se transforma en autoengaño, del que se acaba haciendo participe también (consciente o inconscientemente y en mayor o menor grado) de las injusticias, guerras, y de la crisis sistémica que origina y provoca continuamente el Capitalismo fundado por el Estado moderno.