Revista Salud y Bienestar

Reflexiones: En las Escuelas de Enfermería, los mejores

Por Lolamontalvo
Reflexiones: En las Escuelas de Enfermería, los mejores
Estudiar Enfermería, lo he dicho muchas veces, es casi siempre una cuestión de vocación. En mi experiencia, no comprendo que se pueda llevar a cabo esta difícil, complicada, sacrificada, dura..., pero gratificante, estimulante, humana y hermosa profesión, si no se ve uno impelido por una vocación que a veces, lo he sufrido en mis carnes, debe ser a prueba de bombas.Los profesores y profesoras que nos forman en las universidades suelen y pueden ser profesionales procedentes de diversas carreras: Antropología, Farmacología, Medicina, Psicología... y, por supuesto, Enfermería; en la Complutense, donde yo estudié, nos decían que la formación nos la debían proporcionar los mejores en cada materia, para que nuestro cuerpo de conocimientos fuera lo más completo posible. Muchos de mis profesores y profesoras eran enfermeros, pero también médicos, médicos convencidos del importante papel de la Enfermería en el equipo de salud -en mis tiempos ya nos formaban en ese bonito y casi utópico concepto-. Nos inyectaban -valga el término- una ilusión por nuestro trabajo, por ir más allá, por no conformarnos con los límites que nos imponían en la calle, que era fascinante. Estimulaban nuestra capacidad de pensar, investigar, razonar, cuestionar, imaginar... En fin, eran médicos y médicas que valoraban la enfermería en lo que era en esos tiempos, siendo casi un poco visionarios de lo que la Enfermería ha llegado a ser hoy... y lo que le queda por lograr. Bien...Hace unas fechas he recibido, por dos vías completamente distintas, varios comentarios de dos estudiantes de enfermería de dos escuelas pertenecientes a universidades de ciudades ubicadas en puntos opuestos de la Península.Pero ambos me comentaron lo mismo: Ciertos profesores de sus escuelas, en ambos casos médicos/as, en clase, impartiendo materias como Farmacología o Anatomía, se permiten el lujo de menospreciar en clase la labor enfermera en cuestiones como la prescripción, las especialidades o los diagnósticos de enfermería.Y ustedes se pueden preguntar: «Sólo son dos ¿y qué?»Cierto, sólo son dos... que yo tenga noticia, pero eso me hace imaginar-deducir que pueden ser muchos más en otras muchas universidades. Y cada uno forma-enseña a unos 100-200 alumnos cada promoción.Además, me podréis objetar y con razón: «¡Pero es que existe libertad de cátedra!» Cierto, cierto y a estas alturas no la voy a poner en cuestión, por supuesto que no. Existe libertad de cátedra pero las diferentes escuelas deberían incluir en los programas para elegir/examinar a sus docentes que estos controlen correctamente los aspectos necesarios para la labor enfermera. ¿Lo hacen hoy día? La verdad es que no lo sé..., pero si no lo hacen deberían planteárselo.
Estoy de acuerdo con el estímulo a un pensamiento crítico, a estimular la autocrítica dentro de la Enfermería... Quizá nos iría mejor si nos analizáramos con más frecuencia con un espíritu edificante. Pero creo que no todas las formas de crítica valen: el menosprecio no es nada edificante.Cierto que la formación multidisciplinar promete una formación completa, proporcionada por los profesionales más duchos en cada materia. Sí, claro que sí. Pero, y estos alumnos me hicieron prestar especial atención a este punto, si estos profesionales no están de acuerdo con estas cuestiones de la profesión enfermera -prescripción, diagnósticos, especialidades... o lo que sea-, quizá no son los mejores para formar enfermeros. Además, los médicos saben de Medicina y quizá no pueden enseñar o no están capacitados para enseñar de forma adecuada cómo recopilar datos para llevar a cabo una labor enfermera, dado que los médicos tratan y los profesionales de enfermería cuidan, ellos funcionan con diagnosticos y tratamientos médicos y nosotros funcionamos por planes de cuidados, más allá de la patología de base que sufra un paciente... o más allá de si el sujeto está sano o de si estando enfermo su enfermedad se cura o no, es terminal o no.Respeto la libertad de cátedra... pero no respeto esa libertad cuando va dirigida a minar la capacidad de enfermería en sus medios de proporcionar cuidados de forma científica o empírica y desde su formación más básica en las escuelas. Y esa es mi opinión.Por ello, dado que la Enfermería ya es un Grado, creo que la formación de los enfermeros en ciertas materias debería ser proporcionada por enfermeros... los mejores enfermeros. Y no por médicos, dado que ellos aplican su ciencia a niveles distintos a los de Enfermería... niveles que no cumplen las expectativas de Enfermería y que en ciertos casos, pueden quedarse cortos. Pero eso sí, la formación deben proporcionarla los mejores, aquellos profesionales con experiencia que tengan algo que aportar y que sean docentes, es decir, que aporten un magnífico bagaje de conocimientos, sí, pero que, además, estimulen en sus alumnos la necesidad de saber, de ir más allá, de hacerse preguntas, de picar la curiosidad... Un enfermero recién salido de la carrera no suele cumplir con todos esos requisitos. La mediocridad de los docentes, sean del estamento que sea, conlleva una formación mediocre, muy lejos de esa excelencia que muchas escuelas suspiran tanto por lograr.
Y finalizo reafirmando esta idea: en la Universidad, en la Escuelas de Enfermería, deben formar los mejores profesionales, los mejores docentes. Hoy día llegar a la universidad y costearse la carrera es una realidad cada vez más complicada para casi todos, dados los tiempos que vivimos de recortes brutales en partidas para Educación y Universidades. Por ello, cuando uno, por fin, logra entrar en la universidad se merece lo mejor. Lo mejor. Y lo mejor no es un docente que echa pestes de ciertos aspectos de la labor enfermera... por mucho conocimiento en la materia que tenga.
Esta es mi opinión.Y, por ahora, nada más.
DEDICADO A MARÍA

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