Reflexiones frente a una página en blanco

Publicado el 24 junio 2019 por Carlosgu82

Todos hemos oído hablar sobre el problema del escritor que se enfrenta a la hoja en blanco. En realidad, no es algo que les sea propio de ellos. Ocurre con quienes escriben música, crean una obra artística, a todo aquel que esta en el proceso de creación.

Para aquellos que queremos dedicarnos a la escritura en cualquiera de sus formas, el momento de bloqueo inicial esta en el primer enfrentamiento. Se le observa por unos momentos. Si uno decide que quiere escribir algo sin partir de una idea clara puede ser que termine por quedarse más tiempo pensando en algún tema que le convenza. Podrá estar frente a la hoja en silencio, dudando de la pertinencia sobre lo escrito o si ha cometido un error al querer arrojarse a la creación sin algo más allá que la intención. Si se cuenta con un tema con el que se quiera o deba trabajar, uno se plantea la manera en que se abordara. Puede que incluso se cuente con una noción de lo que se quiere decir. Pero apenas se pone la pluma en el papel, o empieza a presionar en el teclado, ocurre que uno comienza a dudar. El comienzo, como se sabe, debe de ser seductor, que atrape al lector de tal manera que es este sin darse cuenta se encuentre a la mitad de la obra buscando saber más allá de lo que uno está narrando, preguntándose lo que puede estar en la continuación.

Y esa idea causa miedo cuando uno esta iniciando su relato, su ensayo o su cuento. Tener las palabras que llamen, que no sean exageradas ni parcas, que surjan naturalmente.  Así que se vuelve al silencio, a decidir si lo primero que se pone es el título, con el fin de centrarse en aquello que se piensa relatar, o en el inicio, en esas primeras palabras con las que el lector se enfrentará.

Frente a esta disyuntiva, para Günter Grass surgen dos tipos de escritores, los poetas eventuales y los de laboratorio. Aunque el se centra en los poetas, esto también puede aplicar para cualquier escritor. Están aquellos que están esperando la inspiración para comenzar su obra, aquello que aparece en los sueños y que les revela la manera en que deben de realizar su trabajo para crear algo extraordinario. Por el otro están los que, día a día, se sientan frente a la hoja en blanco y deciden transgredirla escribiendo lo primero que se les ocurra. Los que diseccionan y crean a sabiendas de que lo que están creando no será el resultado final, solo serán experimentos hasta que se acerquen al texto buscado.

Es ahí donde uno debe decidir cómo enfrentarse a la página en blanco, que tipo de escritor va a ser uno. Esto nos devuelve al silencio, a tomar la hoja en blanco y, una vez resuelto el dilema, por fin poner la primera palabra.