Reflexiones sobre el Capitalismo (II) - Revolución industrial e industria militar.

Publicado el 13 abril 2017 por Matapuces



Esta vorágine productivista implentada por el Capitalismo no se puede entender bien del todo si no tenemos en cuenta el periodo que emergió con el cientificismo y la Revolución industrial creada a partir de los avances técnicos y tecnológicos que dieron lugar a la fabricación de armas y tecnología militar para poder hacer la guerra y apoderarse de los recursos naturales de otros países y regiones menos avanzadas tecnicamente, de esta manera se conseguia subyugar a la población y definir un modelo de organización social basada en la acumulación de Capital. 

La Revolución industrial es una consecuencia de la industria de guerra para fabricar armas y no un proceso de desarrollo, progreso y modernización de las fuerzas productivas sociales que ponen en marcha los productores de mercancias autónomos e interdependientes.

La Revolución industrial nace con la industria militar para abacar todas las actividades de producción humanas y destinarlas a la creación de un aparato técnico y tecnológico de control total basado en el dominio de la Naturaleza y el ser humano para someterlo a los designios de quienes controlan la Máquina (Estado) y configuran el sistema de dominación total.

La aceptación y adoración de los líderes, jefes y gurús de todo tipo por las masas es sinónimo de subordinación, y el reflejo de la decadencia y degradación del individuo y la sociedad que necesita ser inexorablemente gobernada y manipulada por una élite de Poder igualmente decadente y degradada que ve en su súbdito al irresponsable e insensato que debe ser dirigido y utilizado en todo momento de su vida.Y por lo tanto también controlado como a un ser menor infantilizado e incapacitdado para tomar sus propias decisiones. De manera que en estas circunstancias el gobernante perverso y ávido de más Poder sea la figura paterna que lo pueda manipular, explotar y matar cuando más le convenga para su interés y beneficio.

Si la supervivencia o en último término la vida está supeditada a la obediencia como forma de conciencia y ésta fomenta la servidumbre, aquella acabará determinando ésta, decidiendo inexorablemente la voluntad del individuo y de la sociedad por unas fuerzas que le son ajenas (hasta cierto punto incomprensibles para una inmensa mayoría) debido a que las condiciones materiales que imponen una conducta de convivencia ya han sido en mayor o menor medida planificadas por esos agentes externos que determinan en general las formas de producción social.

Efectivamente, si la explotación engendra violencia, cuando aquella se legitima y normaliza por la sociedad (a través de sus mecanismos de producción y organización; Capital y Estado), ésta también lo hará para convertirse en forma de convivencia social aceptada y gestionada por los mismos mecanismos que la pusieron en marcha, es decir, el Estado y el Capital.

El constante ambiente de pánico y terror sistemático creado por los medios de comunicación de masas refleja en buena medida la velada declaración de guerra que ha llevado a cabo durante siglos la clase dirigente (gobernantes) contra la clase popular (gobernados) para consolidar y perpetuar la jerarquización como forma de organización social. De manera que la coacción e imposición como fuerza de dominio ejercida por la élite de Poder a sus ciudadanos o súbditos se camufle y normalice en la medida que sea posible con los diferentes grados de voluntad de poder que se dan entre sus miembros.