Revista Coaching

Reflexiones sobre el despliegue de GTD® en las organizaciones

Por Jofoba @jordifortunybad

Como comentaba José Miguel Bolívar en este post, no existe un GTD® colaborativo. Y, efectivamente, confirmo que es una de las preguntas «trending topic» que nos llegan. Creo que —en general— hay como la «moda» de centrarse en el «equipo» y no tanto en las personas como individuos. 

Sin ir más lejos, ahora es tendencia la filosofía «Agile». La gestión ágil de proyectos. Bien, no está nada mal. Pero estamos en el plano del equipo, del grupo. ¿Y las personas?

Hay dos caminos. «Subir» las personas al equipo o «bajar» el equipo a las personas. Yo, siempre elegiré la primera. Sin ir más lejos, uno de mis mantras preferidos es el que mencionó, hace ya mucho tiempo, Covey: «de la victoria privada a la victoria pública».

GTD® trabaja a nivel individual. Te ayuda a desarrollar la competencia de la efectividad personal. Una competencia transversal que te prepara para poder moverte «ágilmente» en tu realidad. Si me lo permites, GTD® te prepara para «lo que te echen».

Imagina que eres una persona que quiere jugar al baloncesto. Llegas a un equipo y te explican las «tácticas» de defensa, ataque o lo que sea; las entiendes, te las sabes de memoria. Pero no eres hábil ni encestando ni botando la pelota. ¿Que va a pasar si juegas un partido sin haber practicado los tiros o el manejo de la pelota? Seguro que vas a estar torpe, torpe.

No puede existir una organización ágil con personas torpes (José Miguel dixit)

😉

¿Cómo es el despliegue de GTD® en las organizaciones?

Esta pregunta está muy relacionada con lo que te contaba en el punto anterior.

En mi experiencia, he podido comprobar que las personas que empiezan a usar GTD®, con sus victorias privadas, son capaces de influir positivamente —mejorando ciertas malas prácticas— en sus grupos más cercanos (llámale equipo o llámale como quieras). 

Siempre lo repito. Pon una persona que usa GTD® en una reunión, y esa reunión no será lo mismo.

¿Oye, me recomiendas que le explique a mi equipo cómo funciona GTD® y lo implantemos? Es habitual que al terminar las formaciones me hagan esta pregunta, las personas ven la metodología tan potente que les surge un impulso «evangelizador». Mi recomendación siempre es la misma. GTD® no se explica en una reunión, te recomiendo que empieces el camino, que cambies comportamientos, y que sea tu entorno el que —al ver los cambios— te pregunte. 

Y a partir de aquí, que se formen bien, y voluntariamente. Como dice Moliní, las personas sólo cambian si quieren cambiar.

El que se formen bien es importante. GTD® no se explica en una píldora de cuatro horas. Y no lo digo para vender la formación GTD® oficial. Lo digo porque está contrastado y lo he vivido en carne propia.

Yo fui el primero que —siendo autodidacta— me vi con el valor de montar un «Powerpoint» y lanzarme a explicar GTD® en mi organización —y a todo mi entorno—. Flaco favor hice. Ahora con la perspectiva que tengo, después de muchas horas de práctica con la metodología, de muchas horas de formarme, y de muchas horas de aula, veo la magnitud de la irresponsabilidad.

Otro ejemplo, una persona, en un curso, en la primera ronda de feedback  me dijo: ¡es el quinto curso de GTD® que hago! como este no sea el bueno, yo ya no sé… Y al terminar, reconoció que los otros cursos que había hecho eran a GTD® lo que un huevo es a una castaña.

Nunca, nunca, me he encontrado una persona que me haya dicho que las doce horas que ha invertido en la formación GTD® le hayan parecido una pérdida de tiempo. Y he tenido altos directivos a los que precisamente, el tiempo, no les sobra.

GTD® es una inversión que vale la pena. Que renta mucho. No busques atajos. Y empieza por el principio, por las personas.

Photo by Markus Spiske on Unsplash


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