Intento ser muy cuidadoso a la hora de juzgar en mi blog ciertos movimientos sociales y políticos que no coinciden con mi postura para evitar el sectarismo, el partidismo o moverme por la reflexión fácil e inmediata.
Hace ya semanas que se realizó la consulta por la independencia en un porcentaje pequeño pero significativo de pueblos y ciudades de Catalunya. Se han vertido toneladas de opiniones y de análisis, pero una vez pasada la tormenta me atrevo a hacer mi propia aportación.
El debate de la participación: un desastre como consulta un éxito como movilización
Que la participación ha sido baja es algo indiscutible. No entraré ahora en disquisiciones numéricas. Un 27,4% es eso, no un 30% o 1/3 como se hace creer. Está más cerca de 1/4 que de 1/3. Un 27,4% en las zonas más “soberanistas” y donde la participación no llega de lejos a la suma de votos de los partidos que apoyaban la convocatoria y donde además se permitía votar a gente que no estaba en el censo y a los menores de 18 años, y a los inmigrantes e incluso a gente que no vive estrictamente en la localidad, bueno, pues que el resultado de participación en cuanto consulta: un desastre.
Ahora bien, es innegable que la consulta como tal es un verdadero desastre hay que ponerlo en su justa medida. Como movilización social sí que ha sido un éxito. Si normalmente en Catalunya las manifestaciones independentistas mueven un máximo de unas pocas decenas de miles de manifestantes reales (si nos creemos nuestras propias cifras inchadas de las manifestaciones vamos mal), que casi 200.000 personas hayan participado de esta consulta se puede considerar un éxito. En este sentido como demócrata valoro positivamente el éxito de esta movilización, coincida o no con su postura, el gesto no es despreciable.
No sé si en un referéndum vinculante, serio, donde la pregunta no tuviera la trampa y el cartón que tiene esta (donde se proponía si queríamos ser como hasta ahora pero sin España, no con las verdaderas consecuencias de ser un estado independiente y que tuviera que hacerse valer en la esfera internacional de cero y con los problemas comerciales e industriales que eso significa por citar alguno sólo: la independencia no será todo “flors i violes”), y todo el mundo se lo tomara en serio y todas las opciones salieran a la palestra tendría tan baja participación. Seguramente algunos independentistas no participaron a causa de que se dieron cuenta que era una boutade o por lo esperpéntico de algunos de sus líderes mediáticos.
El resultado real de la consulta fué tan malo que no creo que se atrevan a convocarla en lugares donde el voto soberanista es más bajo. Lo cuál indica que por el momento y tal como ha expresado el pueblo de Catalunya lo que ahora indica un cierto consenso político y social es el nuevo Estatut.
TV3 la “seva” o unos criterios periodísticosmás que cuestionables.
Algo que lleva tiempo haciendo TV3 es que es la televisión de unos cuantos catalanes (¿los 200.000 de la consulta? ¿el 27,4% de las zonas más soberanistas y un porcentaje inferior en las zonas más pobladas?) y no de todos o de la mayoría. TV3 hizo un seguimiento de la jornada electoral de las elecciones europeas realmente patético, lamentable, obtuso. Parecía que votaran en Bostwana porqué el seguimiento durante todo el día fué prácticamente nulo. En cambio para TV3 la consulta centró centenares de horas de programación, un seguimiento diario en el cuál sabíamos el voto de cada habitante del pueblo menos poblado de Catalunya.
Y aquí viene la cosa, a mí no me parece mal que TV3 se dedique a informar de eseta movilización social. Lo chulo estaría también que diera seguimiento a otras votaciones y movilizaciones que tienen una repercusión real en la vida de las personas y los catalanes en particular mucho más importantes. El Parlamento Europeo decide cosas como el límite máximo de la jornada laboral europea, puede cargarse las fiestas con pirotecnia en la calle (si no que les pregunten a las collas de Diables), influye en que tipo de garantías tienen los alimentos que entran en Europa, el tipo de relaciones laborales que se pueden implantar, los límites a la fiscalidad, etc… Hace directivas que más tarde o temprano afectan como ciudadanos. Por otro lado, en su vida TV3 destina tanto esfuerzo informativo a las elecciones sindicales o a las movilizaciones laborales, QUE ESTAMOS EN CRISI!!!, y las horas destinadas a informar de las manifestaciones de trabajadores afectados por ERE han sido menos que para este tema. En Catalunya hay 500.000 parados, y TV3 ha destinado menos horas a las manifestaciones contra los ERE, o a informar de las políticas que hacen los Gobiernos o las que proponen la oposición, o a escuchar la voz de empresarios, autónomos o sindicatos que alrededor de la gran consulta que no tendrá una afectación más que simbólica en la vida de la gente (no por ello despreciable, pero sí que hay que ponerla en su justa medida).
El independentismo catalán es un mundo lleno de claroscuros
Los voluntarios que se volcaron a organizar las consultas de este diciembre han mostrado una gran dedicación y esfuerzo. Las entidades independentistas que por una vez se han puesto hombro con hombro por un objetivo común han mostrado una clara dedicación a un objetivo que teóricamente buscaba el bien común (evidentemente desde su perspectiva política personal). Todo ese esfuerzo muestra un movimiento independentista más maduro, que es capaz de superar en ocasiones el habitual enfrentamiento cainita, basado en el purismo, que más que un movimiento político parece el congreso del Partido Comunista y su muestra de a ver quien es el más puro e inmaculado. Si el movimiento independentista pretende algún día salir de la marginalidad y el autismo al que él mismo se ha volcado para tener alguna seria opción de ser un movimiento con más apoyo social, es trabajando de esta manera.
A pesar de ello, el movimiento independentista sigue teniendo bastantes oscuros. Ha sido acabar la consulta y comenzar las broncas internas, a volver a los esencialismos que fracturan el movimiento y que ponen quien tiene la senyera más grande, o con la estrella más azul o colorada. Actitudes como se pueden ver en los foros de Racó Català con unos debates que parecen surgidos de la película “La vida de Brian” de los Monty Python entre quien es el más independentista o poniendo los datos de personas que han votado que NO en la consulta, es algo que me hace ver que esa seriedad que seguramente tienen una parte importante de los independentistas está lejos de ser la norma o que las excepciones son muy sonoras.
Por no hablar de los “líderes” de todo esto, aquellos que en actitud mesiánica han visto en la consulta la oportunidad de salir en los medios. Desde Laporta, pasando por Uriel Bertran y como no el alcalde de Arenys de Munt. Todos convertidos en un mesianismo como si fueran Macià. Personajes esperpénticos, egopáticos y con un concepto de sí mismo muy alto, que se ven liderando un pueblo catalán que sólo existe en su imaginario hacia la independencia.
Podrían convencerme de la necesidad de la independencia de Catalunya pero no en manos de estos personajes, sólo verles al frente del movimiento me produce ciertos escalofríos.
Y ¿yo que votaría en una consulta en Barcelona?
Lo primero de todo es que lo más seguro es que no fuera a votar. No me gustan los plebiscitos, ni tampoco voy a las manifestaciones de cosas que por el momento no comparto. Igual que no iría a la manifestación independentista del 11 de septiembre, tampoco pasaría por esta movilización independentista en forma de consulta. Si esa es la forma que los independentistas han decidido de reivindicar y también de “contarse”, pues bienvenida sea, pero no es mi película.
Pero en el caso de que fuera un referéndum y una consulta, por el momento votaría no. Mi opción actual es el Estatut ya que yo soy independentista o unionista sociológico. Para mí la pertenencia a un estado o a otro a nivel de sentimiento nacional me es igual. Yo sé lo que soy y como me siento, mi identidad nacional no se basa en el carnet que tenga en el bolsillo o la bandera que enarbolen las instituciones, o el plasta que haga el discurso de navidad en la tele, total no lo veo. Sé que el problema de fiscalidad no es un problema del estado al que pertenezcamos y que a la larga la fiscalidad española no puede seguir machacando tanto a Catalunya después que el resto de comunidades hayan recuperado el tiempo perdido y se han desarrollado y que los motores económicos también requieren engrasamiento. Esto hasta el PP, por mucho que diga, también lo sabe. Y sé también que yo quiero que mientras en el territorio donde viva tenga más oportunidades que el de al lado quiero que la fiscalidad también redistribuya territorialmente, sea de Barcelona al Pallars Jussà, como de Catalunya a Extremadura. Mis opciones personales y racionales no dependen del estado en el que esté. Por tanto todo se trata de que opción es la que genera más paz social, consenso y más equilibrio en la comunidad política de Catalunya, y ahora por ahora el pseudofederalismo que se impulsa con el nou Estatut.
Otra cosa es que el independentismo catalán fuera el sentimiento mayoritario de la comunidad política en la que me encuentro, que realmente no haya opciones, y por tanto al final una comunidad política que se autodetermina (sea en un referéndum o en las votaciones al Parlament) como independentista dia sí, dia también al final lo será, diga lo que diga el resto de la comunidad política española, el Tribunal Constitucional o los diarios y los políticos. No sería sencillo, pero entonces yo sería independentista no por mis propios sentimientos que en este caso no tienen valor (seré igual de español o catalán en un estado independiente) sinó como compromiso a la comunidad política en la que estoy, en posicionarme realmente por la comunidad política que en ese momento estaría oprimida, cosa que no es así ya que la mayoría de catalanes deseamos “otra cosa” a la que hay ahora pero no buscamos por el momento la independencia.
Me atrevo a hacer una interpretación de la subida del independentismo demoscópico (que no político) surgido en las encuestas más recientes, a mi entender es un independentismo reactivo, no político, en base a una sentencia del Tribunal Constitucional que aún no ha salido pero que amenaza serios recortes al Estatut. En este aspecto hasta yo respondería en una encuesta telefónica no vinculante mi crecimiento del sentimiento independentista, el aquello de no entender que un Tribunal Constitucional, si no puede demostrar fehacientemente que se violan derechos fundamentales, decida recortar el Estatut porqué políticamente no le parece bien.
Las editoriales del odio y el anticatalanismo
Lo de los editoriales de algunos medios de derechas españolistas es de traca y está al nivel de Racó Català, pero en el otro sentido, con el delito que estos, a menos, lo hacen individuos no medios de comunicación de masas. La verdad, es que existe el anticatalanismo, que da réditos económicos (vende, que le vamos a hacer) y alimenta a un sector social español que explica porqué en Catalunya los símbolos nacionales españoles provocan tanto rechazo, incluso en personas, que como yo, no tenemos ningún problema con el que nos digan españoles.