Vaya por delante que yo no me creo un dios sino un trozo de carne que no sabe siquiera por qué ni para qué está aquí, al que la vida ha tratado muy duramente desde que unos padres lo suficientemente inconscientes lo arrojaron al mundo.El concepto que tengo de mí mismo no es muy halagüeño: desde el punto de vista moral, soy, como ya dije en mi 1ª aparición por el chat de Saco, un hijo de puta, y, desde el punto de vista intelectual, una puñetera mierda que no sabe muy bien lo que hace.Pero no creo que a nadie le interesen demasiado estas confesiones de un hijo del siglo (82 años), si acaso, la visión que una tan larga vida le ha provocado de sí misma.No estoy muy satisfecho con la vida que me ha tocado vivir, no he conseguido nada de lo que quería y, ahora, al final, me encuentro con que no soy ni mucho menos lo que deseaba.Pero no soy sino lo que la capacidad de pensar y de sentir han ido construyendo allí, en esa parte de mi cerebro en la que reside la memoria. Una memoria demasiado difusa pero que está ahí rigiendo lo que soy, que no es sino lo que pienso y lo que siento.He pasado toda mi vida sufriendo muchísimo para apenas tener lo suficiente para sobrevivir y, ahora, en la etapa de las reflexiones, me pregunto si ha valido la pena y la conclusión, la terrible conclusión es que no.No ha valido la pena hacer casi tantas putadas como las que yo he sufrido. No ha valido la pena pasar por un montón de experiencias que, ahora, compruebo que no me sirven para nada puesto que lo que pienso es terminantemente rechazado por esas pocas personas que leen lo que escribo.Ayer, 1 de enero de 2.011, a las 4 de la mañana, la jodida manía que tengo de pensar me tiró de la cama y me puso a escribir una serie de reflexiones que se me estaban ocurriendo y en las que no hacía sino profundizar un poco en una serie de artículos que venía escribiendo en este blog, sobre la situación política de este país en el que tengo la desgracia de vivir y escribo así porque hacerlo en cualquier otro que mire, a mi alrededor, me parece más llevadero.Cuando acabé el trabajo, a las 8 de la mañana, volví a la cama y dormí de un tirón hasta las 12 ‘ 15, pero, luego, el sistema informático se me descompuso y no pude colgar mi trabajo en internet y, cuando, al fin, pude entrar de nuevo en el blog comprobé que la reacción de los pocos que siguen lo escribo era completamente adversa a lo que yo pienso sobre el tema que yo acababa de perfilar un poco más, de modo que yo ahora, herido profundamente en mi seguridad personal, me debato entre callar, como he hecho otras muchas veces, o sacar lo que escribí la mañana de ayer a pesar de todo.Y esto es lo que voy a hacer si me deja el sistema que, ahora, mismo, 8 ‘15 de la mañana del 2-1-11, tampoco logra conectarse a la Red.
Vaya por delante que yo no me creo un dios sino un trozo de carne que no sabe siquiera por qué ni para qué está aquí, al que la vida ha tratado muy duramente desde que unos padres lo suficientemente inconscientes lo arrojaron al mundo.El concepto que tengo de mí mismo no es muy halagüeño: desde el punto de vista moral, soy, como ya dije en mi 1ª aparición por el chat de Saco, un hijo de puta, y, desde el punto de vista intelectual, una puñetera mierda que no sabe muy bien lo que hace.Pero no creo que a nadie le interesen demasiado estas confesiones de un hijo del siglo (82 años), si acaso, la visión que una tan larga vida le ha provocado de sí misma.No estoy muy satisfecho con la vida que me ha tocado vivir, no he conseguido nada de lo que quería y, ahora, al final, me encuentro con que no soy ni mucho menos lo que deseaba.Pero no soy sino lo que la capacidad de pensar y de sentir han ido construyendo allí, en esa parte de mi cerebro en la que reside la memoria. Una memoria demasiado difusa pero que está ahí rigiendo lo que soy, que no es sino lo que pienso y lo que siento.He pasado toda mi vida sufriendo muchísimo para apenas tener lo suficiente para sobrevivir y, ahora, en la etapa de las reflexiones, me pregunto si ha valido la pena y la conclusión, la terrible conclusión es que no.No ha valido la pena hacer casi tantas putadas como las que yo he sufrido. No ha valido la pena pasar por un montón de experiencias que, ahora, compruebo que no me sirven para nada puesto que lo que pienso es terminantemente rechazado por esas pocas personas que leen lo que escribo.Ayer, 1 de enero de 2.011, a las 4 de la mañana, la jodida manía que tengo de pensar me tiró de la cama y me puso a escribir una serie de reflexiones que se me estaban ocurriendo y en las que no hacía sino profundizar un poco en una serie de artículos que venía escribiendo en este blog, sobre la situación política de este país en el que tengo la desgracia de vivir y escribo así porque hacerlo en cualquier otro que mire, a mi alrededor, me parece más llevadero.Cuando acabé el trabajo, a las 8 de la mañana, volví a la cama y dormí de un tirón hasta las 12 ‘ 15, pero, luego, el sistema informático se me descompuso y no pude colgar mi trabajo en internet y, cuando, al fin, pude entrar de nuevo en el blog comprobé que la reacción de los pocos que siguen lo escribo era completamente adversa a lo que yo pienso sobre el tema que yo acababa de perfilar un poco más, de modo que yo ahora, herido profundamente en mi seguridad personal, me debato entre callar, como he hecho otras muchas veces, o sacar lo que escribí la mañana de ayer a pesar de todo.Y esto es lo que voy a hacer si me deja el sistema que, ahora, mismo, 8 ‘15 de la mañana del 2-1-11, tampoco logra conectarse a la Red.