Son incontables los rótulos de las estanterías de tiendas de discos que intentan atraparte con la magia y el atractivo que siempre supone lo desconocido. Pero os seré sincero, a mí hace tiempo que esas cosas dejaron de seducirme. Directamente paso de largo porque sé qué tipo de cosas me encontraré en esas cajoneras tan modernas. Es más, de hecho no me corto ni un pelo a la hora de meter el hocico y husmear entre los viejos cajones de las rebajas, series medias o saldos en busca de cositas buenas. Si las señoras lo hacen por unas simples bragas, ¿qué hay de malo en hacerlo por un posible discazo, verdad?
Por regla general intento estar al tanto de los grupos y bandas actuales que van saliendo, pero de todas formas sigo y seguiré tirando hacia lo de toda la vida, que no falla. En muchas ocasiones me he topado con álbumes que no entendía cómo podían estar ahí, en esos cajones de deshechos: discos de Lynyrd Skynyrd con sus bonus tracks, Velvet Underground, Eduardo Bort, Nick Drake,... La lista es interminable.
Pero como únicamente de "clásicos", "oldies" o "reediciones" no vive el hombre, también va creciendo la lista de grupos más actuales y no tan conocidos que tienen que poner sus discos a precios razonables si quieren entrar en contacto con la audiencia y llevarse sus merecidas ganancias, sin menoscabar y sangrar el bolsillo del ciudadano (algo que en estos años por lo que hemos visto no ha supuesto muchos problemas para determinados artistillas).
Todavía me acuerdo de la época de bonanza en la que se podía (otra cosa que fuera normal) pagar "dosmilypicopelas" por un simple disco. En aquél tiempo además no existía Internet y servidor, como supongo que os sucedió a muchos de vosotros, tuvo una larga y negativa racha en la que adquirir verdaderas mierdas sonoras era el pan nuestro de cada día... Pero ahora con esto de la crisis, el cuento ha cambiado. O aprendes o aprendes. No queda otra. Hemos desarrollado y agudizado el sentido del oído de una forma fina y asombrosa gracias a que con esto de la Red ya podemos hacer comparaciones, catas y ver qué queremos escuchar y comprarnos.
Ya no nos la cuela nadie. Afortunadamente.
Pues como intentaba decir, una de mis últimas y económicas adquisiciones ha sido “Our Love Will Change The World”, el séptimo disco de Outrageous Cherry, un grupo de Detroit encabezado por el compositor, cantante y guitarrista Matthew Smith.
Quizás estas señas así de básicas no os digan mucho. A mí en su momento tampoco, pero indagando y tecleando me enteré de un par de cosas:
La primera de ellas es que tras el anodino nombre de Mr. Smith se esconde, como no podía ser de otra forma, un tipo verdaderamente común y vulgar. Un tipo de andar por casa. Vamos, de esas personas que llevan gafas de pasta y patillas que te encuentras por las calles a diario y que no destacan por nada especial o no te sugieren que sean unos musicazos. Y es que lo dicho: ni va rodeado de gorilas, ni lleva mechas o gomina en el pelo (básicamente porque no puede), ni es una víctima de la moda o un ser superior... Nada. Así que simplemente por el esfuerzo que hoy día supone ser una persona normal en el mundillo de la música ya me cae bien.
El segundo dato que hizo que se apuntara otro tanto positivo es que según tengo entendido y no me equivoco, Matthew Smith es un melómano, consumado coleccionista de música y amante del sonido sesentero... ¡Y qué queréis que os diga! Ahí ya es que con esto me ganó para su causa.
Pero este tío no se quedó simplemente ahí. Además resulta que tenía buen sentido musical y una notable capacidad para tocar (“multi-talented genius” dicen por ahí los angloparlantes), por lo que un buen día decidió que lo de poner y escuchar los discos de sus ídolos o escribir sobre la música que a él le gustaba no era suficiente, que necesitaba algo más, algo como componer su propio mundo sonoro y tocar sobre un escenario...
Mr. Smith empezó a reclutar amigos y músicos a mediados de los 90 para crear y liderar un proyecto musical personal y empezaron a grabar hasta hoy día, cuando llevan unos 10 discos aproximadamente a sus espaldas.
De primeras se nota que la propuesta musical de La Cereza Escandalosa está profundamente enraizada en el Pop y Rock de mediados de la década de los 60, y que la impronta o carácter de su ciudad, Detroit, ruge por todos lados.
En ellos nada es blanco o negro, todo está lleno de matices; nada es plano, todo es poliédrico… Nombres, todos los que se os ocurran y más. En un principio destaca la alargada sombra de la Velvet Underground en esa sección rítmica tan sintética que emplean a menudo, la crudeza garajera acuñada por primitivos estupendos como The Troggs en composiciones como “Pretty Girls Go Insane”, las rabiosas descargas eléctricas y los viajes psicodélicos a lo The Amboy Dukes y esa sensibilidad Pop para crear estribillos pegadizos provenientes de los Beatles y gente de similar calibre en pequeñas dosis de apenas dos minutos como ocurre con “Why Don´t We Talk About Something Else”. Por lo tanto, la variedad y el entretenimiento están más que asegurados.
Como he dicho, entre su discografía se haya el álbum “Our Love Will Change The World”, que es como las cosas que de verdad merecen la pena en esta vida: esas a las que poquito a poco se le va sacando todo el jugo, toda la gracia. Si no me creéis, la canción que da título al disco servirá para corroborar todo lo anterior:
Vamos, que quien diga que ya no se hace nada de música como la de antes, que se lo piense un poco más, que relativice, matice las cosas, se ponga los trabajos de Matthew Smith y luego nos cuente cómo le ha ido la experiencia.
Por ahora, me parece que no hay mejor idea que acabar con otro de los grandes temas incluídos en este disco, un tema cargado a partes iguales de languidez y tensión titulado “You´ve Been Unkind” :