La reforma educativa propuesta por el presidente de la república Enrique Peña Nieto es tan necesaria como si de ello dependiera la salvación del país. Miles de maestros comisionados que cobran como si trabajaran sin estar o haber estado nunca frente a un salón de clases, siempre en la brega sindical o política ascienden rápidamente alcanzando sueldos estratosféricos; para muestra un botón con la denuncia del gobernador de Guerrero, Ángel Eladio Aguirre Rivero, quien pone de manifiesta sobre cientos de maestros de enseñanza en el estado suriano de Guerrero, quienes cobran cincuenta mil pesos al mes sin trabajar, sin desquitar el sueldo. Educativamente México está por los suelos, las pruebas y el nivel académico lo demuestran, grandes contrastes educativos y económicos se reflejan a lo ancho y largo del país, los únicos estudiantes con posibilidades, son aquellos que de por si son de alto coeficientes, aquellos medianos y bajos intelectos carecen de oportunidad en un sistema educativo que tiende a ser purgativo y selecto y que no cuenta con programas que permitan incentivar la investigación y a los alumnos de medio pelo. Los buenos alumnos, los inteligentes, incluso no necesitan, incluso de aulas, el alto intelecto les permite sobresalir y aprender con rapidez.
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