Reforma laboral en primera persona

Publicado el 10 mayo 2015 por Bloggermam

Tras más de dos años en el paro he conseguido nuevamente volver a ser parte de la masa que deja de gastar dinero en medicamentos para soportar la incomprensible ausencia de empleo a gastarlo en gasoil para conseguir llegar al trabajo. He dejado de ser invisible a los empresarios, no por mi buena presencia, mi entrega, mi capacidad intelectual o mi experiencia profesional (que ahí están); sino tener más de 45 años.

La reforma laboral parece que me ha beneficiado ¿no? Debería estar agradecido al gobierno por fomentar el despido de trabajadores con experiencia para que sean contratados años después para hacer el mismo trabajo ganando la mitad de dinero. Pero esa no es la única virtud de la reforma laboral que nos va sacar de la crisis para llevarnos a la mayor de las miserias.

De todos modos el hecho de que el paro esté comenzando a descender en una verdad de mentira. Hay más personas contratadas, pero se trabajan menos horas al año. Lo cuál quiere decir que el número de personas contratadas a tiempo parcial ha aumentado. Pero, ¿seguro que los que están contratados por 4 ó 6 horas diarias están cumpliendo ese horario laboral? No, la gran mayoría están trabajando la jornada completa o incluso más por un sueldo mísero que se cobra “bajo cuerda”. ¿Quién no tiene algún conocido o familiar en esta situación? Vale, Rajoy no cuenta, ni como animal de compañía.

Por lo que he podido ver de cerca la idea subyacente de la reforma laboral es disminuir el salario a los trabajadores y hacer que cada trabajador realice más trabajo del que se supone que debe hacer para que los empresarios continúen manteniendo sus márgenes de beneficios. De paso los trabajadores son despedidos más fácilmente aumentando la rotación y amenazando con la inseguridad perpetua. Además cuando éstos van a la cola del paro el importe del subsidio de desempleo va en consonancia con el sueldo, es decir, más ahorro también para el estado. Todos contentos, menos los trabajadores.

Pero no soy derrotista. El hecho de que este país continúe cayendo en picado no me importa mucho. Sólo hay que pensar a dónde ir cuando no se pueda aguantar más. De hecho, aunque no lo parezca estoy contento. Sí, estoy contento por volver a tener trabajo.

En realidad estoy contento porque estoy en camino de volver a sentirme valioso. Es duro tener 45 años y sentirse un inútil total, simplemente por el hecho de tener veinte años de experiencia (algo que en España está mal visto, porque la edad y la experiencia son sinónimos de no tragarse las “patrañas exóticas” que se inventan las grandes empresas para engañar a sus trabajadores).

Estoy contento, aunque ahora gracias a la reforma laboral gano un 60% menos que cuando me despidieron. Estoy contento, aunque tenga que hacer todos los días 130 kilómetros por una autovía repleta de curvas, con más de 8 kilómetros de radar de tramo a 80Km/h y otra decena más de estos aparatos demoníacos (fijos y móviles según va cantando mi radardroid ) . -Si fuera un mal pensado diría que el hecho de que hayan desmontado los radares de la autopista de peaje de Las Pedrizas para montarlos en la autovía gratuita es una maniobra para obligar a la gente a decidir entre perder el tiempo o perder el dinero en el peaje-. Como decía, estoy contento, aunque ahora en lugar de trabajar de 9 a 5 con horario flexible, trabaje de 9 a 8 con horario partido, teniendo que perder varias horas en el limbo porque no puedo regresar a comer a mi casa. Estoy contento, aunque ahora la empresa no me paga un seguro médico. Estoy contento, aunque ahora no tenga ni tickets de comedor o de guardería. Estoy contento, de verdad, estoy contento.

Estoy contento porque acabo de llegar a mi casa, cansado por estar más de 12 horas fuera de mi casa y me ha recibido la sonrisa de mi hija de 10 meses y juro por mis muertos que ella no tendrá que pasar por lo mismo que yo. O cambio este país, o cambio de país.

Málaga, 5 de mayo de 2.105 cuarto de hora después de la media noche.