Así fue como decidí entrar en una guerra que no me correspondía, que no había creado, pero que me tocaba vivir. Abandoné mi hogar, no hubo remedio, los enemigos bombardeaban la zona donde estaba mi casa, que ahora no es más que un montón de escombros debido a que le tocó una de las zonas más castigadas..
Encontré una pequeña trinchera abandonada y semidestruida, estaba algo escondida. Luche, trabajé y reconstruí, para hacerme un pequeño sitio desde en el que al menos poder defenderme de los numerosos disparos y ataques enemigos. Conseguí una vieja escopeta que aún disparaba y que disponía de algunos cartuchos. Sin lugar a dudas no podía hacer frente a helicópteros, tanques y marines preparados y armados hasta los dientes, pero al menos evitaría que los enemigos entren en mi trinchera sin resistencia.
Así pasó el tiempo, una dura y larga guerra, las muertes iban aumentando, así los difuntos y heridos graves iban trasladandose a casa de sus padres y/o familiares donde se enterraban en una pequeña cripta.
Nuestra organización era mínima, teníamos generales, comandantes y todo ese tipo de engendros que cobran mucho sin hacer nada. Nuestro máximo mandatario era el Generalísimo Caudillo Juan Carlitos, seguido por el ilustrísimo Peta Zeta y el ingenioso hidalgo don Rajoy de las andanzas. De ellos dependía nuestra resistencía, pero no teníamos orden de actuar debido a que todos habían cogido vacaciones al mismo tiempo y de hecho llevaban años así.
El enemigo suele actuar en la última quincena de cada mes. Al acercarse la fecha, doblábamos los turnos. Ya venía una nueva embestida y llegaban en masa.
Venían disparos en forma de factura del coche. Pium, pium, respondí con mi vieja escopeta.
Me lanzaron una granada llamada alquiler del piso. Pium, pium, la esquivo tropezando y saliendo indemne de casualidad.
Desde el aire un helicóptero nos masacra con una lluvia de metralla, de luz, agua, comida, seguro del coche... Pium, Pium me defiendo disparando como puedo, ante un ataque así lo mejor es refugiarse.
Pium, una embestida más, el seguro del autónomo, pium,
Así es esta difícil guerra llamada crisis, y cómo no me voy a dar por vencido, no hay de otra que defenderme a base de tirar piedras, lanzar platos y cacerolas y atacar con tenedores.Rubén Jiménez Triguero