Regalar galletas pintadas (por un tubo)

Por Biscayenne
Recta final prenavideña, y la casa sin barrer. O con muchas galletas aún por hacer.
Este año las fiestas me han pillado con el pie izquierdo en el aire y, por poner un ejemplo, no he puesto todavía ningún adorno en casa. Las promesas de "voy a hacer panettone, y mazapanes, y esto y lo otro y lo de más allá" se me han amontonado y sólo quedan 4 días para cumplirlas, me temo que con escaso éxito.
Seguro que vosotros sois más previsores, o igual tenéis más tiempo que yo y lo tenéis todo preparado: el árbol, los turrones, los regalos, el agua para los camellos... Si os falta algún detalle, o buscáis una idea para hacer un regalo especial, barato y bonito, yo os obsequio una: regalar galletas caseras, hechas con nuestras primorosas manos, y guardadas en un paquete original.

La ilusión que mostrará el afortunado "regalado" es proporcional al orgullo que siente el "regalante" cuando todo el mundo exclama oh... ahhhhh.... ¿lo has hecho tú?
La base: unas ricas galletas artesanas, preferentemente de forma redonda. Si queréis algo fácil, rápido, y que no requiera glasa, ni adornos, podéis hacer las brownie cookies, las galletas de dos chocolates, o unas ricas shortbreads de mantequilla.
Si os apetece deslumbrar con un dibujo en glasa, aquí tenéis unas sencillas instrucciones de cómo hacerlo, usando además colorantes naturales.
Yo para este regalo usé galletas de jengibre y cacao, típicas de adviento y que son muy sencillas de hacer. Pinté el tubo que servía como envoltorio y pinté las galletas ¿? Aquí viene el tutorial:
Material necesario:

Para el tubo:
- un tubo vacío y limpio de Pringles (lo cual implica comérselas antes, vaya por dios...)
- pintura acrílica blanca
- pincel plano grande
- acuarelas o pintura acrílica de colores
- pinceles variados
- (papel decorado o de regalo)
Para las galletas:
- galletas redondas
- glasa real (una clara de huevo, una cucharada de zumo de limón, azúcar glas)
- colorante (en polvo o en gel, o natural, en mi caso: té verde matcha)
- vodka
- pincel fino



GALLETAS:
Preparar la glasa batiendo la clara hasta que espume, añadir el zumo de limón y después el azúcar glas poco a poco, probando la consistencia. Cuando metáis la punta de un cuchillo y la glasa tarde en recuperar su alisado unos 10 segundos, está lista. (Harán falta unos 200 gr. de azúcar glas, más o menos dependiendo del tamaño de la clara)
Con esta regla de los 10 segundos, que ya expliqué en esta entrada, no tendréis que usar glasa de delineado y de relleno, sino sólo una: cogemos la galleta, hacemos una línea alrededor del borde y unos segundos después ya se puede rellenar la parte interior, teniendo en cuenta que no hay echar demasiada glasa porque se expandirá una miaja e igual se nos desborda. Cuando falten algunos resquicios por rellenar, hay que mover con cuidado la galleta horizontalmente, para que se reparte bien la cobertura y quede lisa.
Si veis que se nota alguna burbuja de aire en la glasa, podéis pincharla con un alfiler o la punta de un palillo. Dejarlas secar hasta el día siguiente

Preparamos la pintura comestible con colorante y un poco de vodka (u otro licor transparente). No os preocupéis que el licor se evaporará y no dejará ningún sabor. 
Podéis usar colorante en polvo o en gel. Yo utilicé té verde matcha, tamizado y mezclado con el vodka: es completamente natural y deja un bonito color verde.
Tan sólo tenéis que elegir un pincel suave y fino, mojarlo en la pintura y empezar a pintar sobre la glasa. Ésta no se reblandecerá ni nada, sirve de lienzo para destacar el color. Puede ser que parte del vodka se evapore a la de un rato, si pasa esto, sólo hay que añadir unas gotitas más para que la pintura vuelva a ser líquida. 
Podéis pintar un motivo navideño sencillo, como he hecho yo, árboles, estrellas, copos de nieve, o incluso escribir con el pincel vuestros buenos deseos.









































TUBO :
Con el tubo bien limpio y seco por dentro, debemos empezar a pintarlo con pintura blanca, dando varias manos para tapar del todo el fondo, y dejando secar al aire entre las distintas capas. Cuando esté blanco del todo, podéis optar por dos cosas: si tenéis buena mano, pintarlo con un motivo sencillo, o pegar encima papel decorado, pegatinas, adornos, etc, barnizándolo después. Si vais a pintarlo, lo mejor es que con un lápiz o pintura de palo, bosquejéis suavemente el motivo que habéis elegido encima de la pintura blanca, para luego no equivocaros demasiado.


Ahora, con acuarelas o pintura acrílica y un pincel fino, pintar sobre los trazos del dibujo. Hacerlo con el tubo de pie es un poco complicado, así que colocadlo sobre un papel con cuidado de no emborronar las partes que ya estén terminadas.

Si queréis que el tubo dure en óptimas condiciones por toda la eternidad, podéis terminar barnizándolo o usando un spray de acabado para manualidades. Después, envolver las galletas en papel de cebolla colocándolas en una pila vertical, y cerrar el paquete como si fuera un caramelo, con unos lazos en cada extremo. Meter las galletas envueltas dentro del tubo, y ¡poner la tapa!
Aquí podéis ver cómo quedó el famoso tubo de Pringles tuneado: