Regalos del destino

Por Rocastrillo @roabremeloya

     Adonis volvió del Olimpo convertido en hombre para poseerla...

     Ayer pasé toda la mañana en ascuas. Esperaba que mi amiga Katty Lloyd me telefoneara para contarme cómo le había ido con su flamante conquistaUNA MUJER, UN ORDENADOR Y UN SUEÑO  La llamada no se produjo hasta bien entrada la tarde. Por el tono de voz, la encontré más que satisfecha: exactamente, pletórica.

                                            

     -Físicamente no vale nada, fue lo primero que me dijo.

     -¿Entonces?

     -Me parece un tipo agradable, educado y estupendo. Voy a seguir viéndolo, concluyó.

     -¿Hubo sexo o no? Me tienes intrigada.

    -No. Fuimos al cine a ver “The artist” y después tomamos un par de copas en un local cercano.

     -¿Y dónde está la gracia de tu nuevo galán? ¿En la cartera?, le pregunté riendo.

   -Supongo que ahí también, pero sobre todo, en su persona. Nos encontrábamos tan a gusto charlando que cuando nos dimos cuenta eran las 4 de la mañana. Me aseguró que tenía una reunión importante de negocios a primera hora y necesitaba descansar un rato. En honor a la verdad, me quedé un poco cortada. Salí con ganas de sexo y no me apetecía volver a casa de manos vacías...

     -Pero volviste...

     -No. El destino me había guardado un regalo estupendo, reveló pletórica.

  -¿Cóooomo?, le pregunté tan emocionada que di un salto de la silla y el teléfono inalámbrico que sujetaba entre mis manos se cayó al suelo y se cortó la comunicación. Tuve que esperar un rato para volver a contactar con mi amiga.

     Cuando reanudamos nuestra charla, Katty me contó que su acompañante vivía al lado del cine donde habían quedado. Como pensaba volver a casa andando, la acompañó a coger un taxi camino de la suya. Se besaron en los labios y el galán le pidió una cita para el próximo fin de semana. Ella, no por falta de ganas sino con la intención de hacerse la interesante, le contestó con un lacónico “es probable”, que dejó en el aire un abanico de posibilidades. El hombre le sonrió mientras le abría, caballeroso, la puerta del taxi.

     Llegó a su destino, abrió el portal del edificio donde residía y tomó el ascensor. Al llegar a la planta donde se ubicaba su vivienda le sorprendió escuchar música a un volumen más alto de lo normal y una algarabía de voces que provenían del ático situado en la planta superior. Nunca había escuchado ruidos arriba y estaba segura de que nadie vivía allí. Como no tenía sueño, decidió subir por las escaleras y comprobar si algún fantasma estaba celebrando una fiesta.

     Nunca pensó que aquella ocurrencia iba a terminar arrastrándola a los brazos de su nuevo vecino: un moreno de verde luna y mirada felina que celebraba lainauguración de la vivienda que acababa de alquilar. Se quedó de piedra cuando llamó con el pretexto de protestar por el ruido y aquel Adonis la invitó amablemente a pasar y se congratuló de tenerla como vecina. Poco después disminuyó el ruido y los escasos invitados que quedaban en la fiesta empezaron a marcharse. Katty hizo amago de despedirse también, pero Adonis, alegando que acababa de llegar y aún tenía la copa llena, la convenció para que se quedara escuchando música y charlando con él. Pocos minutos después, ni conversación ni música. Solo el eco de los gemidos acompasados. Sus lenguas enredadas, sus cuerpos desnudos y abrazados en el sofá y la ropa de ambos desperdigada por el suelo del salón. La física y la química hicieron su trabajo y Katty no pudo resistirse a la belleza tentadora de Adonis, aldeseo que emanaba de su mirada felina ni a las caricias de sus manos expertas.Su cuerpo se abrió para recibir el regalo que el destino le estaba ofreciendo aquella noche: Adonis había vuelto del Olimpo convertido en hombre para poseerla y calmar su sed.