Se ha dado un nuevo paso para regenerar el tejido cardiaco lesionado tras un infarto de miocardio al conseguir que el tejido cicatricial formado tras el fallo cardíaco en ratones se puede trasformar en células cardiacas funcionales, utilizando tres genes que participan en en el desarrollo embrionario del corazón. A los tres meses del trasplante los corazones lesionados latían normalmente y bombeaban sangre. Si estas experiencias pudieran trasladarse a la clínica humana podrían abrir una nueva posibilidad terapéutica en el caso de la medicina regenerativa y reparadora.