La clave está en el «uso de una molécula conocida como ABCB5, que actúa como un marcador para las ‘escurridizas’ células madre del limbo». Los resultados que se publican hoy en «Nature» constituyen una ‘promesa real’ para aquellas personas que han sido víctimas con lesiones oculares.
Las células madre del limbo residen en el epitelio limbar basal del ojo o limbo y ayudan a mantener y regenerar el tejido corneal. Su pérdida debido a una lesión o enfermedad es una de las principales causas de ceguera. En el pasado, los trasplantes de tejidos o células se han utilizado para ayudar en la regeneración de la córnea, pero no se sabía si había células madre limbares en los injertos o si las había, cuál era su número.
Las células madre no están en la córnea, sino en el limbo, una fina circunferencia entre la córnea y la conjuntiva. Allí las células se dividen, se especializan en el epitelio corneal y migran hacia la córnea, pero hasta ahora no había marcadores para identificarlas estas células madre: «Se sabía que estabann, pero no se había obtenido el marcador para identificarlas».
Se abre una puerta a la esperanza de tantos pacientes, con problemas en la córnea. Y hablo, desgraciadamente, por experiencia propia.