Es probable que la percepción que puedas tener del tiempo que te ocupan determinadas tareas sea muy distinta de lo que realmente es. Seguramente descubrirás que durante el día haces cosas que ni tan solo eres consciente que haces y además te ocupan un alto porcentaje de tiempo, mientras tu piensas que su peso es realmente pequeño (por ejemplo las llamadas por teléfono…).
Así que, conviértete durante una semana en un registrador metódico de tu propio tiempo, lleva contigo una libreta, registra la duración de todo lo que hagas y agrúpalo por categorías generales.
Una vez hecho, analízalo fríamente, probablemente habrá cosas que te sorprenderán y esto te ayudará a cambiar algunos hábitos que tienes adquiridos.
Algunos ejemplos que pueden emerger durante este ejercicio, es el valor real del tiempo que te ocupan las interrupciones (llamadas), o de las distracciones (Whatsapp), o del café de media mañana o también de los lapsos de tiempo en los que tienes que esperar a un cliente, o si una reunión se retrasa…
De esta manera, siendo consciente de todo esto, podrás gestionarlo, verás que si agrupas las llamadas en un determinado momento eres mas efectivo, verás que si cierras las notificaciones de Whatsapp el mundo sigue dando vueltas igual, o también, otra cosa muy útil… verás que llevar siempre encima un ‘kit’ para tiempos muertos (artículos para leer, documentos para corregir…) te ayudará a hacer productivos estos minutos que hasta el momento eran solo tiempo perdido.
No es necesario que cada mes lleves el registro durante una semana, es solo un ejercicio para tomar consciencia de lo efectivo que eres con tu tiempo, así que haciéndolo una vez a año es suficiente…se trata de ir conociéndote poco a poco e ir ajustando tu productividad.