La principal y notable diferencia es el marco donde operan ambas normas, puesto que una es internacional y reconocida por lo tanto a nivel global, mientras que la otra, es únicamente a nivel del continente europeo donde encuentra su reconocimiento. La norma ISO 14001:2015 de sistemas de gestión ambiental y el reglamento europeo EMAS, o sistema comunitario de gestión y auditorias medioambientales, procedente esta de sus siglas en inglés de Eco-Management and Audit Scheme, son las dos principales referentes internacionales para la implantación de sistemas de gestión medioambiental en las organizaciones.
La implantación de la Norma ISO 14001: 2015 permite la optimización y mejora de la gestión de recursos (fuentes de energía, materias primas, agua, etc.) mediante el uso correcto de los mismos, logrando así reducir de manera significativa los riesgos ambientales. La Norma gira en torno al método PDCA (Plan, Do, Check, Act) o ciclo Deming. Del mismo modo que otros certificados ISO, como el de calidad, la 14001:2015, presenta una estructura de alto nivel (por sus siglas en ingles HLE) de alto nivel, y comporta el disponer de un marco con estructuras, conceptos y términos comunes para garantizar el compromiso y la gestión sostenible de las empresas.
El reglamento europeo, EMAS, define una estrategia de gestión medioambiental para empresas de todos los sectores de actividad y tamaños. Se basa en la norma ISO 14001 y ofrece a las compañías una estrategia eficaz para la gestión de los riesgos medioambientales, estableciendo una serie de inicadores para analizar y evaluar el uso eficiente de los recursos desde la perspectiva del ciclo de vida.
Como comenté en la introducción ambas certificaciones presentan algunos puntos coincidentes pues tratan sobre las necesidades y requisitos que toda compañía ha de satisfacer en su gestión medio ambiental.
Dentro de los puntos en común entre ISO 14001: 2015 y EMAS, se destaca su ámbito de aplicación. En los orígenes, la gestión ambiental estaba reservada al sector industrial pues pareciese el que más impacto generaba en los procesos y mayores inputs requerían en cuanto a materias primas y requerimientos energéticos. Pero ambos modelos han salido de las fábricas para pasar a ser aplicables a cualquier tipo de organización dentro de cualquier sector.
Ambas hacen referencia a la necesidad de las organizaciones de controlar todas las fases de los procesos con el principal objetivo de minimizar el impacto ambiental. El requisito en este sentido es el mismo, en tanto que para acceder a EMAS se pide que la organización cuente con un sistema de gestión y se cita, a modo de ejemplo, ISO 14001.
Pero ambas certificaciones, también se encuentran algunas diferencias. Podría decirse que ambos son similares y las ventajas derivadas de su implantación también lo son, de cara a mejorar el desempeño ambiental, sin embargo, hay puntos que son importantes resaltar en cuanto a las diferencias.
La norma ISO 14001 es un estándar internacional, que como apunté anteriormente, dispone de una validez en todo el mundo, mientras que el reglamento EMAS tiene validez únicamente en empresas de Estados miembros dentro del marco de la Unión Europea.
Para obtener la certificación ISO 14001:2015, las empresas deben someterse a un proceso de auditoría externa, llevada a cabo por un organismo certificador independiente, con el fin de obtener la certificación. Mientras que en EMAS, las organizaciones se inscriben en el registro de la Unión Europea tras una previa verificación por una empresa independiente similar.
La norma ISO 14001:2015, envuelve el cumplimiento de la legislación ambiental, como uno de los principales objetivos del sistema de gestión. La diferencia más notable es que la EMAS es un modelo público, basado en un registro en el que no pueden entrar las organizaciones que no estén al día con la legislación ambiental. Se trata, en el caso del Reglamento de una verificación, llevado a cabo por empresa externa.
El Reglamento EMAS, establece la obligación de llevar a cabo una declaración de su impacto ambiental (DIA), con información completa acerca de su sistema de gestión medioambiental, su comportamiento, sus objetivos y sus metes, puesta a disposición del público y validada por un verificador externo, mientras que para la ISO 14001 no se trata de una exigencia. Por lo tanto en el caso de la norma ISO, la información medio ambiental no tendría que ponerse a disposición del ciudadano.
Otra diferencia, es que el Reglamento obliga a hacer en la empresa a pasar por una auditoría interna cada 3 años como máximo, en el caso de certificarse en la ISO, aunque también obliga, no establece la temporalidad de la realización de las mismas.
Ambas suponen, pues, una importante ventaja competitiva frente a competidores y un requisito indispensable para acceder a determinados mercados. Las empresas, que acreditan, por medio de una entidad certificadora ENAC, que cumplen el Reglamento EMAS, pueden certificarse en la ISO 14001:2015, puesto que no partirían de cero.
Otra diferencia notable sería el precio, pues aunque ambas son caras, le reglamento EMAS tendría un coste mayor, puesto que exige un análisis medio ambiental previo y la presentación de la declaración ambiental, además de suponer una auditoría interna periódica. Todo este computo, hace que certificarse en EMAS tenga un coste superior.
En cualquier caso, las dos son un paso indiscutible en el respeto por el medio ambiente, lo cual, en un tiempo en el que la preocupación por el clima y la salud del planeta se ha convertido en un motivo de inquietud, supone una garantía de compromiso firme que será percibido por todas las partes interesadas. Las empresas, evitarían un daño al medio ambiente, puesto que se prevendrían daños por accidentes (por ejemplo vertidos), lo que evitaríamos las temidas sanciones por parte de las administraciones.
A todo lo mencionado, certificarse en cualquiera de las dos, como lo puede ser certificarse en otros sistemas de gestión (ISO 9001, et.), supondrá también una ventaja competitiva en el mercado, al afianzarse la posición de nuestra organización en un entorno cada vez más competitivo y lleno de dificultades puesto que nuestra organización dará una imagen más amigable con el medio ambiente. Certificarse en la ISO 14.001:2015 y luego obtener el registro del Reglamento EMAS sería relativamente sencillo, puesto que ambas comparten puntos en común y lo único que sería necesario es realizar la DIA y cumplir de manera estricta los requisitos legales ambientales. Pero sin duda alguna, el peso de los beneficios que obtendríamos serían mucho mayores que los negativos.
[foto: imagen con CC0 Dominio público]