La historia de Víctor, un pequeño doctor Frankenstein, que intenta revivir a su perro muerto, da vía libre a la imaginación de este brillante realizador para recordarnos que sigue creando pequeños tesoros cinematográficos. Un homenaje al cine de terror clásico, con el que creció y se refugió de pequeño, al igual que lo hace el personaje de esta historia eligiendo la ciencia como refugio a su soledad e inquietudes por no parecer “normal” a los demás.
“Frankenweenie” nos habla de cómo afrontar la pérdida de un ser querido a una temprana edad. Víctor, ha perdido a su perro Sparky y cuando ve la posibilidad de revivirlo lo intenta sin pensarlo dos veces. Una historia triste, bonita y melancólica, cargada de sentido del humor, protagonizada por personajes disparatados, cargados de espíritu que parecen que acompañan a Burton en cada una de sus películas. La cuidada estética gótica que le caracteriza, con los grandes y tristes ojos que dan vida a sus personajes nos hacen sentir de nuevo la chispeante y vibrante emoción burtoniana.
Ésta, su última película, una versión ampliada de uno de sus cortos de los 80, que le valió su despido en la factoría Disney por ser una apuesta demasiado arriesgada y tenebrosa para el público infantil, es hoy el que le vale para retomar su esencia y deslumbrarnos de nuevo. No obstante resulta curioso que sea la propia Disney, treinta años después la que asuma la financiación de este trabajo.
Este hecho, hace patente el cambio que la sociedad ha experimentado y con ella el cine. Puede que parte de la genialidad de Burton recaiga en esto, en querer acercar, compartir su cine con un mayor público, regalar su brillantez. Su inimitable manera de sentir el cine.
Isabel L. Marrupe
Estudiante de periodismo inconformista y algo soñadora. Construyo un mundo con pequeños detalles, donde la fotografía y las letras son los grandes protagonistas.
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