Regresar a Hellville De Luxe es un paso al frente
Publicado el 28 julio 2015 por Portman918
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Una mirada a uno de los discos imprescindibles de Enrique Bunbury
[Ricardo Portmán] @ecosdelviniloEn medio de la resaca de una serie de nuevos trabajos consecutivos del maño en relativamente poco tiempo (Palosanto. Hijos del Pueblo. Madrid, Área 51) que gratificante es poder mirar hacia atrás y poner sobre la mesa un disco capital: Hellville De Luxe del 2008. La trayectoria de Enrique Bunbury a partir del 2004, con el lanzamiento de El Viaje A Ninguna Parte, se movió por diversos derroteros que le mantuvieron más cerca de la dinámica que de la extática contemplación individual. En una rápida sucesión el nombre de Bunbury se imprimió en el Freak Show, Los Chulis, El Tiempo De Las Cerezas (hombro a hombro con Nacho Vegas) y la gira de diez fechas de Héroes del Silencio en el 2007. Lo cierto es que, más allá de la calidad indudable de su obra compartida, pasaron cuatro años sin disco de Enrique en solitario.
La semilla de Hellville de Luxe podría verse sobre las tablas del Liceu de Barcelona, el 30 de noviembre de 2006, en la puesta en escena de El Tiempo De Las Cerezas, cuando dos de los músicos de acompañamiento trabajaban por primera vez con Bunbury: Álvaro Suite y Jorge Rebenaque, quiénes sumados al fiel Ramón Gacías formarían el núcleo inicial de Los Santos Inocentes. Enrique es el artífice total de su obra, pero siempre ha sabido inspirarse y nutrir su creatividad con músicos que sepan entenderle; por esto es que podemos decir que el sonido de Bunbury terminó orientándose hacia otras frecuencias con estos nuevos colaboradores.Una vez tomada la decisión de volver al estudio el maño decidió volver a trabajar con el productor que mejor le comprende y más respeta: Phil Manzanera. El británico es de los pocos con la autoridad y confianza para decirle a Bunbury la verdad descarnada sobre lo que se está grabando y eso dice mucho de la profundidad de su relación personal/artística. Hellville De Luxe se grabó en terreno familiar: los estudios Music Lan en Avinyonet de Puigventós (Gerona), donde se enlató Flamingos. Pero de Flamingos ya quedaba poco en la bitácora de Enrique (la idea del ring ya no le atraía), quizás solo los múltiples ganchos de iconografía pugilista en la visual de Hay Muy Poca Gente y nada más. Hellville De Luxe es de los discos pares de Bunbury y eso significa decibelios a todo nivel (en sonidos y palabras). Es un trabajo muy personal pero a la vez muy road movie. Desde el arte de la tapa hasta los ecos fronterizos y blues rock de varios de los cortes, todo huele a carretera, a madera e historias de arrabal. Lamentablemente no faltó la polémica, inoculada por los sospechosos habituales (las plumas del amarillismo), que se ensañaron con la inspiración de varios versos del tema El Hombre Delgado Que No Flaqueará Jamás. Poco conocían al aragonés quienes le atribuían amagos de plagio. Pero dejando de lado estas tribulaciones, si algo caracterizó todo el proceso del Hellville fue la fluidez y las ganas conscientes de plasmar un “disco de rock”. Este regreso al volumen inauguró un tiempo de máxima productividad, que tuvo su continuidad lógica en Las Consecuencias: El golpe uno-dos. Después de todo quedó algo de boxeo, aunque solo fuera como una elucubración ideal para el análisis. Cuando Hellville De Luxe se lanzó, el 7 de octubre del 2008, la onda expansiva llevó en volandas no sólo lo nuevo sino también toda la obra anterior de Bunbury. En los créditos se dejaron de lado los agradecimientos de rigor, pero no las dedicatorias: A Jose Girl, la responsable visual de Bunbury y su compañera de vida. Hellville De Luxe es uno de los discos claves para comprender la vida artística del aragonés, siendo este el motivo por el cual el retorno a sus onces pistas debe verse como un paso al frente.
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