Nadie me puede negar que Marty McFly es todo un hito de los años ochenta y noventa. Las tres películas que acompañan sus aventuras junto con Doc son de obligatorio visionario para todo amante del cine, de las películas futurísticas y de aventuras.
Seguramente muchos de vosotros las habéis visto alguna vez puesto que suelen emitirlas en televisión a menudo. Yo soy una de esas personas que las vio cuando era pequeña, o al menos eso creo, lo que sí estoy segura es que he visto la mayoría de las escenas. Sin embargo, me apetecía mucho verlas ahora así que cuando una amiga me las prestó vi la oportunidad de cumplirlo.
La historia de Marty Mcfly y los viajes en el tiempo comienza en Regreso al futuro. Marty es un adolescente que tiene como mejor amigo al científico Emmet Brown, conocido como Doc, al que consideran el loco del pueblo. Cuando Doc crea una máquina para viajar en el tiempo fabricada a partir de un automóvil DeLorean decide enseñársela a Marty. Pero por un error fortuito, Marty viaja a 1955, año en el que sus futuros padres eran unos adolescentes y aún no se habían conocido.
A partir de ese primer viaje, las películas Regreso al futuro II y Regreso al futuro III siguen la misma estructura que la primera pero en otros tiempos. Mientras que en la segunda viajan al 2015 con consecuencias inesperadas que podrían cambiar la vida de Marty, en la tercera será el propio Doc el que se encuentre en peligro durante su viaje a 1885. En las tres historias, Doc y Marty deberán enfrascarse en una carrera contrarreloj si quieren regresar a su tiempo.
Qué considerada la trilogía como las películas que se acercaban a ser las mejores del 2012 tiene su porqué, y es que me lo he pasado en grande viéndolas. He disfrutado como una enana gritándole a la televisión ¡Vamos, McFly! y A mí nadie me llama gallina se ha convertido en una de mis frases de cabecera.
Ya desde los primeros minutos de Regreso al futuro sabía que no me iba a dejar indiferente. En ella nos presenta una idea muy atractiva y que en aquel tiempo era bastante original: volver a la época en la
Sobre lo que pasa más adelante y en las dos siguientes películas no voy a decir nada por si hay alguien que no las ha visto o no las recuerda y le estoy animando a verlas. Lo único que voy a comentar es que las consecuencias de la primera película quedan reflejadas en sus últimos segundos marcando un final sorprendente y que deja con unas terribles ganas de ver Regreso al futuro II. Lo mismo sucede con el final de la segunda película. En realidad, las tres podrían convertirse en una sola marcada por los viajes en el tiempo y sus consecuencias. La trama de la segunda es, en cierta manera, similar a la primera pero desde otra perspectiva lo que la hace mucho más entretenida y llena de giros totalmente
De las tres la que más me gustó fue la primera porque no recordaba apenas lo que sucedía así que ha sido como verla por primera vez. Los viajes en el tiempo siempre me han parecido muy atractivos puesto que abren un abanico de aventuras fuera de lo común, y Regreso al futuro crea una historia divertidísima, con un ritmo absolutamente trepidante: en numerosas escenas conseguía ponerme los nervios a flor de pie preguntándome si conseguirían regresar a casa. Desde el primer viaje Marty no para y eso hace que nosotros nos sintamos parte de esta aventura y la vivamos con la misma intensidad. ¿Se pierde la magia de la primera en las siguientes? Para nada, sí que es cierto que la última es la que más se aleja pero hay diferentes guiños y escenas que recuerdan a las anteriores.
Marty McFly no sería como es si no fuera interpretado por Michael J. Fox, igual que no hay mejor Doc que Christopher Lloyd. Ambos interpretan a personajes tan diferentes entre ellos que sabes que en cuanto aparecen en escena cualquier cosa puede pasar. Un reconocimiento también a
La trilogía Regreso al futuro ha marcado no sólo a varias generaciones sino también a la historia del cine fantástico y de ciencia ficción. Como en el caso de Los Goonies, son unas películas que evocan una sensación melancólica para todos los que hemos vivido aquellos años y que de vez en cuando echamos de menos al niño/a que un día se plantó delante de la televisión dispuesto/a a viajar en el tiempo… o a correr cualquier otra aventura.