Título original: Back to the Future País: Estados Unidos Duración: 116 min. Género: Comedia, Aventuras, Ciencia ficción Calificación: Apta para todos los públicos Reparto: Michael J. Fox (Marty McFly), Christopher Lloyd (Doc), Lea Thompson (Lorraine Banes), Crispin Glover (George McFly), Thomas F. Wilson (Biff Tannen), Claudia Wells (Jennifer Parker), Marc McClure, Wendie Jo Sperber, Distribuidora: Universal Pictures Productora: Universal Pictures, Amblin Entertainment, U-Drive Productions Efectos especiales: David Wischnack, Kevin Pike, Kimberley Pike, Neil Smith, Richard Chronister, Sam Adams, Steve Suits, William A. Klinger Fotografía: Dean Cundey Guión: Bob Gale, Robert Zemeckis Montaje: Arthur Schmidt, Harry Keramidas
Acción, comedia y entretenimiento para cualquier público, pero con un plus para nostálgicos de los 80’s porque os devolverá de regreso al pasado.
Supongo que es difícil de creer (las han emitido en televisión incontables veces) pero no había visto ninguna película de la saga de “Regreso al futuro” desde que se estrenó la primera. Lo hago con muchas películas que en su día fueron especiales, quizás por supersticioso miedo a que me defrauden y el magnífico recuerdo que tengo de ellas se disipe y esfume. No ha sido el caso.
El 21 de Octubre de 2015 es la fecha en la que Marty y Doc llegan con el Delorian al futuro, así que no hay mejor momento para recuperar la saga que el actual y debo decir que la primera peli la recordaba buena, pero no tanto, me ha hecho pasar un rato entretenidísimo y pienso que está muy bien hecha; pero lo que más me gusta de ella es que para mí (como para toda mi generación) volverla a ver es sentimentalmente una gozada porque en realidad es un “Regreso al pasado”.
Como buen friki tengo apuntada la fecha en que vi la primera entrega, navidades de 1985, por entonces tenía quince años y en mi clase no se hablaba de otra cosa que de la película y, como solía ocurrir en aquellos tiempos, el que no tenía un patinete era poco menos que un pringao. Volverla a ver ha sido como retroceder a aquellos días.
En las primeras escenas vemos la casa de Doc, con un montón de relojes (demostración material de una de sus obsesiones) que la cámara va recorriendo en un suave travelling y también vemos un montaje desastroso con el que el genio loco se prepara automáticamente las tostadas y la comida para su perro. Ese arranque ha sido como la magdalena de Proust, que de repente, te hace sentir lo mismo que sentiste en su día ¿Empieza ya o qué? Y entonces aparecen las piernas de Michael J. Fox, al que aún no se le ve la cara, que conecta su guitarra a un amplificador y sale despedido. En apariencia un comienzo muy normal, pero en él se describen muchas cosas sin necesidad de explicar nada con palabras y ya se ve la mano de Robert Zemeckis, un director que cuida minuciosamente sus proyectos más queridos (véase “Forrest Gump” que gustará más o menos pero es una película con un enorme trabajo tras la cámara).
Y tras la presentación suena “The power of love”, de Huey Lewis and the news, una canción que resuena a lo largo de toda la película y que nos acompañó a todos los que la vimos en su estreno y durante años porque no sólo fue uno de los hits de aquel 1985, sino yo diría de todos los años 80’s. Acompañando a Marty en sus idas y venidas con el monopatín se convierte en épica cinematográfica y todo un icono.
No es de extrañar el éxito infantil y juvenil que tuvo la película, a todo hijo de vecino le hubiera gustado por entonces ser como Marty McFly, un chaval desenvuelto, rebelde y decidido, tan pícaro como para engancharse con su monopatín a los coches (incluso al de la policía) para no llegar tarde a clase, amante del rock and roll y virtuoso tocando la guitarra (como vemos en una de las mejores escenas tocando el “Johnny B.Goode” en el baile)…y por aquel entonces quien no llevaba unos Levis Strauss y calzaba unas zapatillas como las suyas no estaba en la onda. Ahora visto, me produce una nostalgia enorme, pero por suerte esta película es una mezcla entre ciencia-ficción, acción, aventuras y comedia, así que de lágrimas de cocodrilo nada, lo que te hace pasar es un rato muy entretenido.
A menudo solemos minusvalorar las películas cuyo principal objetivo es hacernos pasar un rato agradable. En general se piensa que el entretenimiento tiene un valor secundario, pero yo pienso que también es complicado hacer bien una buena película de evasión. En ésta, además, Robert Zemeckis, plantea un tema fascinante para quienes amamos la ciencia-ficción como son los efectos colaterales provocados por los viajes en el tiempo y a mi juicio en esta ocasión logra ser muy coherente y el guión me parece francamente bueno porque funciona con precisión e incorpora un humor en segundo plano que enriquece muchísimo el visionado.
Mi único pero, que será también el de las continuaciones, es que me parece innecesario convertir algunos personajes en caricaturas (para mi gusto con el padre de Marty se pasaron tres pueblos al confeccionar el guión); pero entiendo que esta apreciación es ya muy subjetiva, porque habrá quien no le parezca esto negativo en una comedia un tanto alocada como es ésta. Yo simplemente hubiera preferido que el personaje “alocado” hubiera sido sólo Doc.
Al margen de ello la película ha vuelto a fascinarme. Resulta imposible no dejarse llevar por el arrebato juvenil de Marty, es una gozada volverla a ver y considero que está francamente bien hecha y que tiene varias escenas espléndidas que forman parte ya de la historia del cine (como aquella en la que prueban si el Delorian viaja en el tiempo, la ya mencionada de Johnny Be Goode, la persecución al monopatín que acaba en el camión de estiércol o ese fascinante crescendo final cuando intentan que el Delorian vuelva al presente aprovechando un rayo).
Una gozada, ya digo, comprobar que una de las películas de tu juventud sigue soportando y de qué manera el paso del tiempo. Ah, y por cierto, treinta años después cabría preguntarse si Marty no fue premonitorio cuando al final de la película le dice a Doc: “¿Qué ocurre en el futuro Doc, nos volvemos gilipollas o algo?” (puro humor negro).