Tánger, 2014 expatriadaxcojones.blogspot.com
Tomé esta fotografía, ayer, con el móvil mientras conducía de regreso a casa.
A pesar de que la ley marroquí prohíbe el empleo de menores de quince años, en Tánger es muy común ver a niños trabajando. Ayudan en los talleres, atienden en los badulaques, sirven en los bares o venden pañuelos en los semáforos.
La situación de las chicas es menos visible pero más trágica. Según un estudio reciente más de ochenta mil niñas menores trabajan como empleadas domésticas. Tienen una media de doce años y abandonaron el colegio o simplemente nunca fueron. Lo peor es que la mayoría de las familias que las emplean conocen esta realidad y las siguen explotando sin manías. A muchas, incluso, las golpean.
Porque el problema de estos niños no es solo que trabajen, sino que lo hacen en unas condiciones infrahumanas. Con horarios extenuantes, sin días de descanso y por un sueldo ínfimo.
El gobierno dice que las cifras han disminuido notablemente estos últimos años pero la realidad constata que éste es un problema que todavía está muy lejos de resolverse.