Dice la Constitución en su artículo 25.2 que “las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados”.
Además, que el condenado deberá tener “acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad”.
Como en este momento hay 755 presos de ETA, 600 en España y 155 en Francia, al menos los de España deberán reeducarse para que cuando obtengan la libertad no deseen volver a asesinar o cooperar con los asesinos, y que además se conviertan en personas ejemplares para la sociedad.
Las autoridades penitenciarias, de acuerdo con las judiciales, deberán decirle a un preso al que, por ejemplo, le quedan por cumplir 15 años de prisión:
“La constitución nos obliga a darle acceso a la cultura y a facilitarle el desarrollo integral de la personalidad. Como somos nosotros quienes determinamos si está usted preparado o no para ser un buen ciudadano cuando salga, le impondremos unos deberes, un programa de estudios para esos 15 años que le quedan aquí”.
“No vamos a exigirle que lea el Nuevo Testamento, que se haga muy religioso, que llore de dolor por el dolor causado como su compañero Álvarez-Santacristina, Txelis, aunque le vendría muy bien”.
“Pero tendrá que estudiar la vida y obra de grandes humanistas, uno cada año: Platón, Petrarca, Crisoloras, Alonso de Palencia, los hermanos Valdés, Erasmo, Tomás Moro, Francisco de Vitoria, Leibniz, Benzham, Rousseau, Saint-Simon, León Tolstoi, Ghandi y Luther King”.
“Lo examinaremos al finalizar cada año. Así saldrá usted hecho un sabio y una buena persona, incluso lo admiraremos todos”.
“Porque ese es el objetivo constitucional, y hasta que se cumpla no debemos aceptar ni proponer libertades que no se hayan ganado de acuerdo con esa ley”.
-----------
SALAS