Relación entre leche de soja y la enfermedad de Crohn

Por Cooliflower

Dolores abdominales, diarrea, fatiga… Dicen que tomar leche de soja lleva a padecer la enfermedad de crohn. Ingerir este alimento, cada vez más extendido por el crecimiento de la intolerancia a la lactosa, produciría molestias intestinales que degenerarían en una dolencia crónica. Así lo afirma el último estudio realizado en la universidad UC Sunnydale. La interacción de ciertas proteínas vegetales con la flora intestinal estimularía el funcionamiento anómalo de las células.

Asimismo, por el conocido efecto coriolis-schweinsteiger, los consumidores de leche de soja exudarían partículas de baja radiación; las moléculas entrarían en contacto, mayormente en la zona axilar, con el aluminio encontrado en numerosas marcas de desodorante. Las frecuencias hertzianas resultantes interferirían directamente el campo electromagnético.

Y este conjunto de interacciones, según la reputada doctora Marie Brizard, es el motivo por el que, además de sufrir la enfermedad de crohn, a los consumidores de leche de soja se les pixela teledeporte y nadie los llama los sábados por la tarde.

Eso dicen.

Bueno, alguien lo dice. Dicen, dicen… Ah, ¿quién lo dice? ¿Qué importa, qué más da? El pensamiento se guasapea, mensajea, se lanza sin mirar fuentes ni datos. Las palabras se rumian y se vuelven a mascar. El primero que lanza la piedra, es el primero en esconder la mano. ¿Te estabas creyendo algo de lo anteriormente escrito? ¿Estabas a punto de tirar la leche de soja por el fregadero? No lo hagas, al menos hasta que alguien (dicen) se invente algo absurdo, pero convincente.

Mira esta información enviada por WWF (otrora amigos de Juancar Cazalefantes). Esto sí es real, y parece mentira:

“El 86% de la población mundial vive en países que demandan más de lo que sus ecosistemas pueden renovar. Es decir, entre todos contribuimos a crear una huella ecológica que el planeta es incapaz de regenerar. De hecho, actualmente estamos consumiendo el equivalente a 1 Planeta y medio y, si mantenemos esta tendencia, para 2050 necesitaremos casi 3 planetas para satisfacer nuestra demanda de recursos naturales. ¿Es posible frenar esta tendencia? Sí, más de la mitad de la huella ecológica corresponde a las emisiones de C02 . Por lo tanto, es esencial apostar por un modelo energético renovable y unos hábitos de consumo más sostenibles. Elegir productos certifcados con los sellos FSC (derivados de madera) o MSC (pescado o marisco) para garantizar su origen sostenible y respetuoso con el medio ambiente.”