RELÁMPAGO SOBRE EL AGUA (Lighting over Water, 1979)
Por Juan Carlos VinuesaFICHA TÉCNICA:Título original: Lightning Over Water Año: 1980Duración: 91 min.País: República Federal Alemana (RFA)Director:Wim Wenders y Nicholas RayGuión: Wim Wenders, Nicholas RayMúsica: Ronee BlakleyFotografía: Edward Lachman (AKA Ed Lachman) & Martin SchäferReparto:Nicholas Ray, Wim Wenders, Susan Ray, Tim Ray, Gerry Bamman, Ronee BlakleyProductora: Coproducción Alemania-Suecia.
Para Neus Manzanera y su saber cinéfilo
Wim Wenders conoce a Nicholas Ray en 1976, con motivo del rodaje de El amigo Americano, película en la que Ray interpretaba el personaje del pintor Derwatt. Con tal motivo se hacen amigos y hablan de sus respectivos proyectos cinematográficos. En 1978 Nicholas Ray sufre tras varias intervenciones quirúrgicas, debido a un cáncer de pulmón, primero y de cerebro, después. Wenders le visita en el hospital, y de las conversaciones que tienen surge la idea de hacer una película juntos.
“Un día, partiendo de la nada, sin guión y casi sin dinero, comentamos el film, acompañando a Nick al colegio de Vassar a dar una conferencia. Lo que rodamos era puramente documental. Sólo al día siguiente decidimos hacer una película juntos, cony sobre cada uno de nosotros. Volvimos a Vassar y rodamos no la conferencia, sino las circunstancias que la primera vez rodearon a este hecho. Así es como empezó todo. Al final ha resultado ser una película sobre la realización de una película, a medio camino entre todos los géneros y, debido a la rápida desaparición de las fuerzas de Nick, una película sobre “un hombre que quiere volverse a encontrar a si mismo y recuperar su propio respeto antes de morir”, como manifiesta Nick en el film, y un film sobre otro hombre, yo, que cada vez está más confuso y horrorizado por su papel, sintiendo que el otro desea y necesita que la película le ayude a morir, incluso que le mate[1].
Fallecido Nicholas Ray, el 16 de junio de 1979, Wenders entrega todo el material rodado a Peter Przygodda, el montador de todas sus películas, para dedicarse él a la preparación y rodaje de Hammet. El montaje realizado por Przygodda se proyecta en el Festival de Cannes de 1980 “donde la vi por primera vez, con el público. Me produjo un choque. No la reconocí. Conocía todas las imágenes, pero me pareció que introducían y reflejaban una imagen distinta, que dependía de por dónde se mirasen. Un barco a la deriva, que yo había abandonado demasiado pronto y en aguas turbulentas. Una cosa era segura: el film no estaba acabado, así que no descansaba en paz si lo conservaba en el estado en que estaba. Pero no se podía culpar a nadie más que a mí mismo. Alquilé, pues otra sala de montaje, me encerré en ella con todo lo que habíamos rodado y afronte a Nick y a mí mismo durante otros meses,para salir con un film diferente del anterior. Me pareció que estaba tan próximo como era posible al film que Nick y yo habíamos rodado[2].
El resultado de todo este proceso que abarca desde marzo de 1979 hasta octubre de 1980, es una película excepcional, debiéndose entender esta palabra en su acepción de suceso que ocurre rara vez. Efectivamente, es excepcional que un director de cine a pocos días de su sabida y aceptada muerte decida filmar una película sobre esos días y esa muerte. Que, a caballo entre la ficción y la realidad, entre el documental y la recreación, se nos muestra ese declinar físico y sus relaciones con las personas que lo rodean, personas que a su vez son realmente las que están haciendo dicha película. Sin duda algunas Nicholas Ray sí sabía lo que quería y, en la medida de las posibilidades que la evolución de su enfermedad le permitían, supo llevarlo a cabo. Sin embargo, la figura de Wenders queda mucho más ambigua. Unas veces parece caer en la tentación de querer utilizar las terribles imágenes para elaborar una teoría sobre la puesta en escena; otras, parece que, asustado por el juego en el que está metido, buscase desesperadamente una escapatoria del mismo. Bien parece el protagonismo de Ray, y lo pretende equilibrar con anodinos planos suyos; bien parece confiar en lo que está rodando, poniendo la imagen a disposición de la figura indiscutible de la película, Nicholas Ray.
Todas estas contradicciones y tensiones dan como resultado un film desigual y extraño, que por momentos se nos presenta difícil de comprender y desagradable de mirar, pero que la vez nos mantiene en una suerte de estado que oscila entre la tensión y la fascinación. Evidentemente el centro de la película es Nicholas Ray y su terrible agonía. Por eso mientras él está en pantalla las imágenes captan la atención del espectador, pero cuando su figura desaparece, el deleznable “epílogo”, la película deja de interesar.
Al margen de sus aciertos y errores, de sus altibajos y desigualdades, al margen de lo que vemos en pantalla y de las personas y cosas que allí están, Relámpago sobre el agua se presenta como una obra que puede provocar la reflexión sobre diversos aspectos del cine. La realización de las escenas de ficción que a la vez son verdaderas, la alternancia de imágenes cinematográficas y de video y la introducción de las segundas tras su “legitimación” por las primeras (se ve en la imagen cinematográfica a Tom Farrell rodando con la cámara de videoy después es cuando se ven dichas imágenes de video); la paternidad de la película firmada por Ray y Wenders, con un segundo montaje por parte de éste, etc.
Han pasado ya treinta y cinco años en que este film se estrenó y a pesar de este tiempo transcurrido, aun me queda que Relámpago sobre el agua exige más de una visión para que se puedan desvelar aspectos inéditos.
[1] Wim Wenders: Texto de presentación en el Festival de Cannes.
[2] Win Wenders: Texto de presentación en el Festival de Venecia 1980